Botánicas de Latinoamérica (9). Gloria Montenegro Rizzardini, original investigadora chilena

Vidas científicas

En el año 1998, se creó la primera versión anual del prestigioso Premio Internacional L’Oréal-UNESCO para Mujeres en Ciencia (L’Oréal-UNESCO Awards for Women in Science), con el objetivo de mejorar la visibilidad femenina en la ciencia mediante el reconocimiento de aquellas que han realizado importantes contribuciones al progreso científico. Ese mismo año, la primera latinoamericana galardonada fue la distinguida académica chilena, especialista en botánica, Gloria del Carmen Montenegro Rizzardini, nacida el 16 de junio de 1941.

Gloria Montenegro (2022). Fotografía: Karina Fuenzalida. UCL.

Esta destacada científica es en la actualidad catedrática, investigadora y secretaria académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), donde, «con mucho orgullo», ha trabajado durante más de cincuenta años, tal como se explicita en la página web de esta universidad.

En la citada página, la propia investigadora ha relatado que «nací en Santiago, pero desde siempre me gustó el campo. De niña, vivía en una casa grande […], solía estudiar entre unos naranjos maravillosos y constantemente me preguntaba por el origen de ese olor de aceites esenciales exquisito que emana de aquellos frutales». Gloria Montenegro evoca así el primer recuerdo sobre su afición al estudio de la naturaleza durante una infancia a la que considera feliz. Su madre, viuda desde joven, le legó a ella y sus hermanas la afición por la lectura y la importancia de ir a la universidad. «Mi madre tenía una mente amplia y libre que nos impulsó a esforzarnos; las cuatro somos científicas», recuerda con satisfacción.

Luego de un difícil paso por un colegio de monjas, ya que, confiesa, «yo era muy inquieta y curiosa, las religiosas perdían la paciencia conmigo», cursó el bachillerato en el Liceo N°1 del cual reconoce su excelencia académica. Con posterioridad, ingresó en la PUC sin problemas y rememora haber disfrutado notablemente de su vida universitaria. A los 23 años, en 1964, se graduó en Biología y Ciencias Naturales por la Universidad Pontificia.

Gloria Montenegro Rizzardini se casó con su profesor el Dr. Claudio Barrios, ya fallecido, de quien reconoce haber aprendido mucho. «Él fue mi gran mentor, me exigía, me apoyaba y era el primero que leía mis papers. Comprendía la importancia de mi trabajo, las largas jornadas en el laboratorio y los viajes fuera de la ciudad». Juntos fueron a los Estados Unidos y, continúa narrando en la página web, «la experiencia nos ayudó a compartir roles y criar a nuestros dos hijos. Era una época patriarcal, donde los hombres chilenos estaban acostumbrados a que la mujer fuera ama de casa y, por eso, muchas colegas se fueron quedando en el camino».

En una entrevista concedida a Adriana Bastias Barrientos, doctora en Ingeniería Genética Vegetal por la Universidad Austral y presidenta de la Red de Investigadoras de Chile, Gloria Montenegro Rizzardini relata que en los Estados Unidos realizó estancias de especialización en la Universidad de Houston; en el Departamento de Botánica de la Universidad de Texas, en Austin, con un distinguido químico de Productos Naturales, el Dr. Tomas Mabry (1932-2015), y un perfeccionamiento en la misma universidad con el Dr. James Mauseth (1948), autor de uno de los mejores libros sobre anatomía vegetal (Plant Anatomy, 1988).

Al regreso a Chile, continúa rememorando, «me incorporé a la Facultad de Ciencias Biológicas de la PUC, para estudiar la biología de las especies nativas, y más tarde a la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, con el fin de realizar investigación aplicada y trabajar con las comunidades más vulnerables del campo chileno».

Adriana Bastias Barrientos destaca que Gloria Montenegro fue quien impulsó que el primer microscopio electrónico de barrido llegara a la Universidad Pontificia, y al respecto la científica explica que «al retornar a Chile tras mi especialización en Estados Unidos, volví a la universidad y vi la necesidad de contar con este tipo de microscopio, por lo que gestioné personalmente su llegada a través de la Embajada de Japón y afortunadamente conté con el apoyo de las autoridades universitarias».

Es interesante apuntar que el microscopio electrónico de barrido es un tipo de microscopio electrónico que, al igual que éste último, aplica un haz de electrones en lugar de un haz de luz para formar una imagen. Sin embargo, el primero «barre» la superficie de la muestra haciendo posible la reconstrucción de una imagen tridimensional.

Al disponer de tan valiosa herramienta, «pude desarrollar mi línea de investigación en el estudio de la biología y adaptaciones de las plantas nativas a factores limitantes del ambiente». Además, añade la científica, «también es importante decir que la preocupación [en aquellos años] por conservar y proteger las plantas autóctonas era muy incipiente»; y subraya molesta que «la postura era “si no sirve para algo, para que nos preocupamos”».

En la página web declara lo mucho que le gusta viajar; que admira la biodiversidad de Costa Rica y sus pioneras leyes de protección ambiental. Ha recorrido Chile de norte a sur y de la cordillera a la costa. Sobre todo, se muestra impresionada por la región más austral de su país, «por su maravilloso bosque templado endémico y su enorme variedad de ecosistemas». De hecho, enfatiza Adriana Bastias Barriento, «gran parte de sus setenta y tantos años los ha dedicado al estudio de la botánica en especial de la conservación y bioprospección de plantas nativas».

Señalemos que la bioprospección es el estudio de la naturaleza dedicado al hallazgo de organismos y sustancias naturales con posibles usos para beneficio del ser humano, y que pueden tener un valor comercial. En este contexto, sobresale una de las más interesantes líneas de trabajo con la que Gloria Montenegro comparte actualmente su pasión por la botánica.

Gloria Montenegro tras los secretos de la miel

Bajo este título publicaba el 2 agosto de 2021 la Pontificia Universidad Católica de Chile un artículo dedicado a la investigación de una de sus profesoras más brillantes, Gloria Montenegro Rizzardine, subrayando que se trata de una botánica experta en las propiedades de las plantas nativas que, además, ha trabajado intensamente en hongos y bacterias.

El artículo consistía en una entrevista realizada por la asesora de Comunicaciones de la Universidad Pontificia con más de veinte años de experiencia, Lucy Bennett, quien preguntaba a la científica sobre su innovadora línea de investigación dedicada al estudio de las propiedades antiinflamatorias y antibacterianas de la miel. Gloria Montenegro relata que «un día, mientras trabajaba en un proyecto financiado por el National Institute of Health, un alumno apicultor me pidió hacer la tesis conmigo sobre el origen floral de sus mieles». La profesora aceptó encantada, y por esta senda empezó una fructífera línea de investigación.

Montenegro postulaba que «una vez detectadas las diversas propiedades medicinales que tienen nuestras plantas nativas, dado que la miel de abejas proviene mayoritariamente del néctar [de un vegetal] que posea propiedades medicinales específicas, lo más probable es que esas propiedades se transmitan a la miel, incluyendo las capacidades antibacterianas». Con el fin de constatarlo, explica que «extraíamos el néctar de una planta medicinal específica y analizábamos cuidadosamente la química y los compuestos bioactivos». Esto es, aquellos componentes que tras su ingesta tienen un efecto beneficioso, como por ejemplo impedir el crecimiento de determinadas bacterias.

Los resultados obtenidos fueron tan prometedores que impulsaron la formación de un equipo interdisciplinar, y juntos emprendieron el análisis cientos de muestras de miel cedidas por numerosos apicultores locales, logrando determinar las propiedades biológicas de aquellas mieles provenientes de plantas nativas con el fin de certificar sus propiedades únicas.

Teniendo en cuenta, advierte Gloria Montenegro, que «no todas las mieles son iguales en términos de origen botánico y propiedades biológicas, es fundamental identificar su composición y sus efectos […]. Nos interesaron principalmente las mieles provenientes de la floración del Ulmo [un árbol originario de Chile y Argentina, también conocido como roble de Chiloé o muermo], el Quillay [árbol endémico de la zona central de Chile] y otras plantas nativas o endémicas».

En el laboratorio, Montenegro y su equipo consiguieron demostrar que las abejas realmente transmiten la propiedad de los compuestos químicos bioactivos del vegetal a través de la miel que producen. En la página web de la PUC la investigadora explica que «son propiedades que provienen de los polifenoles, una sustancia química presente en las plantas […]. De este grupo ha salido la aspirina o distintos antiinflamatorios, por lo que he adaptado la metodología internacional. Lo que hago es probar con varias bacterias y ver si la miel controla su crecimiento. Si lo hace, luego extraigo todo el azúcar para obtener sólo los compuestos bioactivos y estudiar sus propiedades».

Con merecido orgullo, Gloria Montenegro afirma sin dudarlo que el proyecto «fue un éxito». A partir de entonces, el equipo desarrolló un «factor chileno», llamado «Active Patagonia Factor» (APF), una tecnología científica que certifica el poder de una miel nativa de la Patagonia chilena como antibiótico natural. Siguiendo la metodología APF, lograron legitimar el efecto de esta miel sobre Echerichia coli, Staphyllococcus aureus y Salmonella typhi, bacterias que provocan diversas enfermedades gástricas, fiebre tifoidea y otras infecciones. El poder controlador de esta miel sobre el crecimiento bacteriano es tal que ha sido comparado con antibióticos como la estreptomicina y la penicilina.

En el laboratorio, además de demostrar el efecto de la miel sobre bacterias que manifiestan resistencia a medicamentos comunes, consiguieron también evidenciar su papel beneficioso sobre la salud en general de quienes la consumen.

A partir de tan amplio y fructífero trabajo, el equipo desarrolló dos valiosas mieles que han alcanzado repercusión internacional. Así, por ejemplo, fueron premiadas por el reconocido certamen inglés London Honey Award 2021, que promueve los productos de la miel de alta calidad. Las galardonadas mieles chilenas llevan el nombre de Ulmo Rainforest (bronce) y Patagonia Mountain (platino), ambas de la marca Terra Andes.

El éxito del proyecto permitió a Gloria Montenegro reafirmase en la necesidad de compatibilizar las publicaciones científicas con la ciencia aplicada, lo cual, argumenta, «antes era mal visto, era como algo peyorativo. La gente no sabía lo que pasaba en los laboratorios. Afortunadamente, la situación ha ido cambiando, [pues] lo que nosotros hacemos debe ir en beneficio de la comunidad, tenemos la obligación de transferir nuestros conocimientos, con las respectivas patentes que resguarden la investigación».

Actualmente, la premiada científica continúa analizando el potencial bactericida de mieles de diversos orígenes y sobre diferentes bacterias, ampliando así un excelente proyecto basado en las propiedades medicinales de las plantas que pueden transferirse a la miel. Recientemente, ha tenido resultados muy positivos con dos mieles que pueden controlar la bacteria de las caries dentales. «¡Imagínate, hacer una pasta dental con extracto de miel!», comenta entusiasmada a la periodista Lucy Bennett.

Reconocimientos a una mujer con inmensa labor investigadora

La citada Adriana Bastias Barriento ha subrayado que los excelentes aportes a la investigación en Chile de Gloria Montenegro Rizzardini están avalados, entre otros méritos, por más de doscientas publicaciones, por ocho libros, diversos capítulos de libros y diez patentes. Ha sido, además, la primera presidenta de la Sociedad Botánica de Chile, secretaria de la Academia Chilena de Ciencias Agronómicas, Miembro de la Academia de Ciencias Latinoamericana (ACAL) o Miembro de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS).

Tan excelente currículo, continúa Bastias Barrientos, se ha visto reconocido con el citado premio de L’Oreal Unesco de 1998 y, además, Gloria Montenegro fue invitada a formar parte del jurado del concurso del año siguiente. Asimismo, ha sido elegida presidenta del jurado Premio L’Oréal Chile – UNESCO, y enfatiza que «mi gran interés hoy día es que más chilenas ganen este premio ya que se trata de un reconocimiento mundial a la excelencia académica».

En numerosas entrevistas, Gloria Montenegro ha declarado que, «a mi juicio, el objetivo de este premio es un gran reconocimiento para las mujeres dedicadas a las ciencias aplicadas […]. Por mi parte, estoy empecinada en que se presenten muchas candidatas latinoamericanas». Revelando su postura frente a la discriminación femenina, sostiene «estoy de acuerdo en que exista equidad de género: que las mujeres tengan las mismas oportunidades, cargos y salarios que los hombres. También que éstos compartan las labores del hogar y la crianza. Es necesario seguir ampliando el camino de la valorización del trabajo de la mujer».

Asimismo, hace hincapié en que su generación abrió muchas puertas a las mujeres en Ciencia, Investigación y Desarrollo, y expone con énfasis que «siempre aliento a las investigadoras jóvenes a asumir los desafíos; si algo sale mal, la próxima vez será mejor. Hay que atreverse, de los errores también se aprende».

Gloria Montenegro. UCL.

Al preguntarle Adriana Bastias Barrientos porqué cree que se ha invisibilizado el rol de las mujeres en la investigación y la ciencia, Montenegro responde: «Básicamente, porque por ejemplo a la Academia de Ciencias sólo puedes ingresar si te postulan, es un ambiente donde hay mayoritariamente hombres que tienden a postular a otros hombres. Actualmente pertenezco a la Academia Chilena de Ciencias Agronómicas, soy parte del directorio y la única mujer académica de número […]. Mi tarea es presentar y apoyar mujeres para que logren llegar a ser miembros de nuestras Academias y de las del resto del mundo».

En este contexto insiste, «a las mujeres jóvenes les recomendaría que aprovechen todas las oportunidades que se les presenten, aunque el desafío sea grande […]. Hay que dejar de hablar de la igualdad de género y actuar, para que aquello que queremos vaya ocurriendo en forma dinámica. El respeto se gana. No se da. Por lo tanto, para ganarlo hay que trabajar muy duro, demostrar que somos capaces».

Con relación a compatibilizar con la vida familiar, advierte que «nunca hay que perder el vínculo con la sociedad, porque arriesgas perder el sentido de ser tu misma al desconectarte con lo que ocurre. [A las jóvenes] les diría que se preocupen de ser respetadas, a pesar del machismo que existe en todos los ámbitos. Como mujer, hay que aprender a vivir con la mediocridad que a veces te rodea».

Para terminar, quiero destacar que Gloria Montenegro ha recordado con afecto en diversas ocasiones que «comencé a interesarme por las plantas nativas de Chile, que me gustan mucho, durante las salidas al terreno con Adriana Hoffmann, juntas aprendimos mucho». Ciertamente, Adriana Hoffmann (1940-1922) ha sido también una gran botánica chilena. Infatigable defensora de la conservación de las especies vegetales nativas de su país, fue reconocida en 1997 como una de las veinticinco líderes ambientalistas de la década, por la Organización de las Naciones Unidas.

En este mismo blog podemos encontrar una ilustrativa entrada titulada Adriana Hoffmann, la voz de las plantas nativas de Chile, escrita por la periodista especializada en temas de ciencia y salud, Claudia Alemañy Castilla.

Las botánicas Gloria Montenegro Rizzardini y Adriana Hoffmann, representan dos desacatados ejemplos que confirman los argumentos expresados por Montenegro en relación a la necesaria presencia femenina en instituciones como la Academia Chilena de la Ciencia: «Hay muchas mujeres brillantes en este país que están contribuyendo significativamente al desarrollo de la ciencia y la tecnología».

Referencias

Nota de la editora

Este artículo es el noveno de una serie sobre botánicas latinoamericanas.

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.

Este sitio está protegido por reCaptcha y se aplican la Política de privacidad y los Términos de servicio de Google