Botánicas de Latinoamérica (6): Maevia Correa, explorando y catalogando la flora de la recóndita Patagonia

Vidas científicas

Maevia N. Correa. Scielo.

A finales de la década de 1960, se inició en la lejana Patagonia, República Argentina, un magno proyecto de investigación que tenía como fin explorar esta región casi desconocida desde el punto de vista botánico. Fue un estudio en el que participaron especialistas de diversas áreas de conocimiento procedentes de centros nacionales y extranjeros. El trabajo, titulado Flora Patagónica, duró 30 años y dio como resultado la publicación de ocho excelentes volúmenes y extraordinarias colecciones de plantas que fueron depositadas en herbarios locales y del exterior. La directora y editora de tan amplio proyecto fue la doctora en botánica Maevia Noemi Correa.

Maevia Noemi Correa nació en Buenos Aires el 14 de febrero de 1914. Sus padres dieron el nombre de Maevia que, según ha relatado la reconocida investigadora del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), Renée H. Fortunato, «en latín significa «mi camino, mi guía», y tal vez por eso fue camino y guía de muchos».

Maevia, continúa Renée Fortunato, «se casó muy joven [con el botánico Osvaldo Boelke (1920-1990)] y, siendo madre de dos hijos (Marcial y Mario) comenzó a estudiar en la Universidad Nacional de La Plata. Si bien en un principio pensó seguir la carrera de Geología, luego de cursar [la asignatura de] Botánica […], cambió su orientación por Biología. Responsable de esta seducción fue la Dra. Genoveva Dawson (1918-2012), Profesora de Botánica de muchos «botánicos», con quien, a pesar del paso del tiempo […], mantuvo una profunda amistad que perduró para siempre».

Según la página web JSTOR Global Plants, mientras estudiaba la carrera, en 1947 fue alumna ayudante de la Cátedra de Fanerógamas (plantas con flores); después de graduarse fue profesora ayudante de la Cátedra de Anatomía y Fisiología Vegetal. En 1953, se doctoró con una tesis centrada en las orquídeas, las llamadas reinas del mundo vegetal, plantas que se convertirían en la pasión botánica de toda su vida. Este trabajo de investigación estuvo dirigido por el destacado botánico argentino, nacido en Madrid, el Dr. Ángel L. Cabrera (1908-1999).

En el año 1956, Maevia Correa obtuvo una beca externa otorgada por la American Association of University Women, para realizar estudios en el Departamento de Botánica de la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos. Poco después empezó a colaborar como Técnica Investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), un centro argentino de investigación de vanguardia en el desarrollo agro-tecnológico creado en 1958.

En sus comienzos en el INTA, Maevia se incorporó a un equipo de trabajo que tenía como fin una revisión florística de la zona árida de la Patagonia. Poco después, los prometedores resultados dieron origen a un macro proyecto llamado Flora Patagónica, que oficialmente comenzó en 1963. Como ha destacado el ingeniero agrónomo y botánico, Fidel Antonio Roig (1922-2008), este amplio proyecto abarcaba un área continental con más de 787 000 km2, el 29 % de la superficie total del país.

Al respecto, Roig ha advertido con precisión y en diversas ocasiones, que cuando se habla de flora no se está haciendo referencia a una obra individual sino colectiva, que requiere el esfuerzo conjunto de un equipo compuesto por especialistas en diversas áreas como botánica, ecología o geología, junto al personal de apoyo dedicado a las tareas de dibujo o a las actividades del herbario. Flora Patagónica constituyó, por lo tanto, un complicado proceso, un trabajo integrado y conjunto de distintas áreas del conocimiento, cuya dirección se acordó que estuviese bajo la responsabilidad de Maevia Correa.

La científica, por su parte, ha añadido que «una flora es un esfuerzo considerable si se tiene en cuenta que es necesario revisar materiales de herbario dispersos en numerosas instituciones del país y del extranjero, resolver en ocasiones intrincados problemas taxonómicos, y alternar el trabajo de laboratorio con expediciones a zonas escasamente exploradas».

Según han confirmado A. Roig y otros especialistas, Maevia Correa cumplió con éxito sus objetivos pues «con su capacidad científica supo solucionar los pequeños y los grandes problemas que se le fueron presentando, a lo que se sumó siempre su espíritu cordial y su entusiasmo contagioso». El citado botánico también ha hecho hincapié en que la obra llevó a su autora y al equipo a un intenso trabajo durante tres décadas. El primer volumen apareció en 1969, y el último 30 años después.

Aunque tan extenso periodo de tiempo pueda considerarse exagerado, Fidel Roig recuerda que «una flora es siempre una obra de gran aliento […], y estos esfuerzos constituyen las grandes misiones del genio botánico e hitos de permanente referencia en el desarrollo de nuestra ciencia amable». Existen muchos ejemplos de esfuerzos de este tipo a nivel internacional y, continua Roig, «en nuestro caso la férrea voluntad de Maevia Correa, el entusiasmo de sus colaboradores y el respaldo permanente del INTA a través de tan largo tiempo, fueron sus motores».

Las investigadoras del Instituto de Botánica Darwinion, Zulma R. de Agrasar y Nélida Bacigalupo, han descrito que «en sus primeras etapas este proyecto implicó la realización de viajes exploratorios, con el fin de enriquecer las colecciones botánicas; para ello el equipo obtuvo financiación de instituciones nacionales y del exterior. Se realizaron cerca de doscientos viajes de recolección a regiones desconocidas desde el punto de vista botánico, a mula o a caballo, logrando colecciones valiosas que fueron depositadas en herbarios nacionales y de otros países».

Algunas portadas de los volúmenes de Flora Patagónica.

El primer volumen, de un total de ocho, se publicó en el año 1969. En los últimos años, ya retirada, Maevia Correa completó la colección de los siete volúmenes restantes de Flora Patagónica y de esta manera quedó documentado el inventario biológico vegetal de una vasta región de la Argentina (Agrasar y Bacigalupo).

«La incomparable y ciclópea Flora Patagónica», considerada según Reneé Fortunato, «un monumental documento de identidad y diferenciación de las especies del sur de Argentina», recibió el 14 de diciembre de 1999 el premio Pro Novo Milenium Causa, en la persona de su directora la Dra. Maevia Noemi Correa; no obstante, el reconocimiento se extendía a la obra en sí y al conjunto de personas que contribuyeron a ella. Este valorado galardón fue otorgado por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

A pesar de la extensión del proyecto Flora Patagónica, con su duro trabajo de campo en áreas remotas y su larga duración, Maevia Correa encontró tiempo para llevar a cabo importantes trabajos administrativos. Estos incluyeron, como han relatado diversos autores, ser vicepresidenta (1973-1975) y presidenta (1975) de la Sociedad Argentina de Botánica. Asimismo, realizó actividades en la organización del comité para la Flora de Chile, dirigió el herbario del INTA entre 1959-1983, y fue coordinadora del Plan Floras Regionales del Instituto de Recursos Biológicos (1981-1990). A partir de su jubilación, el INTA la nombró en 1991 Investigadora adscripta, y el Instituto de Botánica Darwinion la designó en 1997 Investigadora ad honorem.

El trabajo con las orquídeas

La citada Renée Fortunato, ha explicado que, mientras Maevia Correa trabajaba en la flora de la Patagonia «también se tomó tiempo para continuar con el estudio de sus amadas orquídeas». Al respecto, apunta esta científica que «el INTA, si bien sabía que se dedicaba con ahínco a las mismas, nunca le asignó o autorizó su estudio ni siquiera como tema secundario oficial, probablemente por no reconocer el alto valor comercial potencial que representan».

Algunas imágenes de orquídeas.

Recordemos que las orquídeas forman una familia compleja y es la más diversa de las Espermatofitas (las plantas que se reproducen por semilla); comprende en torno a 25 000 especies que se distinguen por la gran variedad y belleza de sus flores. En el Instituto de Botánica Darwinion, Maevia Correa estudió todos los géneros que crecen en el sur de Sudamérica. Como han descrito sus colegas, Zulma R. de Agrasar y Nélida B. Bacigalupo, elaboró «un valioso fichero bibliográfico, minuciosamente delineado, que constituye un legado invalorable para quienes incursionen por el exótico mundo de las especies que integran esta familia de plantas».

En el año 1979, continúan las autoras, «con una beca otorgada por el CONICET, Maevia realizó estudios sobre las orquídeas de Argentina presentes en el herbario y la biblioteca de dos importantes instituciones, el Real Jardín Botánico de Kew (Royal Botanic Gardens, Kew), de Londres, y en el Museo Nacional de Historia Natural (Muséum National d’Histoire Naturelle), de París».

Las estancias en el extranjero, sumadas al inagotable interés por estas hermosas plantas, dieron como resultado que Maevia Correa alcanzara un destacado lugar como especialista en orquídeas, a las que cultivó, estudió, describió y coleccionó con notable meticulosidad y acierto. De estos trabajos existen numerosos esquemas y dibujos y, como apuntan Agrasar y Bacigalupo, «las ilustraciones, muchas de ellas inéditas, constituyen un patrimonio valiosísimo para el conocimiento de las diversas especies existentes en la América Austral». Además, subrayan estas autoras, por su monografía sobre «un género sudamericano de orquídeas, Chloraea, presente en su mayor parte en los Andes del sur, Maevia recibió el valorado premio Cristóbal M. Hicken, correspondiente al bienio 1969-1970».

Por otra parte, no debe olvidarse que durante su larga carrera profesional esta experta botánica también formó a un amplio alumnado y a profesionales en el estudio de las orquídeas, enseñándoles a caracterizar y diferenciar con rigor las distintas especies, principalmente aquellas procedentes de la flora patagónica.

En 1999, después de finalizado el trabajo de Flora Patagónica, Maevia Correa, continua relatando Renée Fortunato, «se dedicó de lleno a las orquídeas con el objetivo de publicar un libro en que resumiera todo el material reunido a través de los años. En el último tiempo decía: «espero que me quede vida suficiente, porque considero que todavía no he trabajado bastante con ellas…»; pero el 18 de abril [de 2005] el destino marcó su paso, Maevia falleció y no le fue posible terminarlo; no obstante, el manuscrito está hecho, solo esperemos que alguno de sus discípulos pueda concluirlo».

La extensa experiencia y conocimientos sobre las orquídeas del sur de Maevia Correa ha sido reconocida nacional e internacionalmente; por ello fue invitada a participar en numerosos Congresos. A título de ejemplo, cabe destacar el I Congresso Internacional de Orchidaceae, Rio de Janeiro, en 1996; y el I Congreso Argentino de Orquideología y Conservación, celebrado en 2002, que fue declarado en homenaje a Maevia Noemi Correa y contó con su presencia. También ha sido homenajeada en las XXIX Jornadas Argentinas de Botánica – XV Reunión Anual de la Sociedad Botánica de Chile, que tuvo lugar en el año 2003.

Terminemos señalando que las investigaciones de Maevia Correa resultaron esenciales en la obra Flora Patagónica, lo que ha permitido, en palabras del profesor Roig, «abrir un nuevo enfoque en la ciencia botánica, constituyendo una sólida base para los estudios de biodiversidad y para cumplir con las obligaciones propuestas por el Convenio Internacional de la Diversidad Biológica». Las contribuciones de esta botánica, sin embargo, no se quedaron ahí; sus estudios sobre la compleja familia de las orquídeas han impulsado su figura a un reconocimiento nacional e internacional. Un buen ejemplo de tesón y rigor realizado desde el hemisferio sur y en la periferia de los centros de élite del llamado Primer Mundo. También desde ese «arriba», le fue reconocido su valioso aporte a la Botánica universal.

Referencias

Nota de la editora

Este artículo es el sexto de una serie sobre botánicas latinoamericanas.

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.

Este sitio está protegido por reCaptcha y se aplican la Política de privacidad y los Términos de servicio de Google