Floy Agnes Lee, la técnica hematóloga que ganaba al tenis a Enrico Fermi sin saber quién era

Vidas científicas

Floy Agnes Lee trabajó en el proyecto Manhattan, pero no la busquen en la reciente película Oppenheimer porque no sale. Lee era técnica hematóloga. Su función era realizar análisis de sangre a los otros científicos que trabajaban en el proyecto para controlar sus índices de radiación. Es cierto que por lo tanto su aportación al desarrollo de la bomba atómica fue más bien secundaria si no tangencial (aunque otras mujeres que contribuyeron más directamente tampoco salen en la película).

Floy Agnes Lee (2017). Captura pantalla AHF.

Floy Agnes Naranjo, el nombre con el que nació, era mitad blanca y mitad nativa americana, algo que ella nunca olvidaría. Su padre era miembro de Pueblo de Santa Clara y su madre era germanoamericana, ambos profesores en un colegio de Nuevo México. Lee nació el 23 de julio de 1922 en Albuquerque, Nuevo México, Estados Unido, fue la cuarta de cinco hermanos.

Estudió en un colegio femenino católico y se graduó en el Instituto de Albuquerque. Antes de dedicarse a la ciencia, su intención era formar parte de la Fuerza Aérea de Mujeres Pilotos del Servicio (WASP por sus siglas en inglés, que a su vez forman la palabra “avispa”). Trabajaba en una tienda de comestibles para pagarse las lecciones de vuelo, y solo le faltaba una para estar cualificada y presentarse a las pruebas cuando el grupo se desmanteló.

Se graduó en Biología en la Universidad de Nuevo México en 1945, y mientras estudiaba trabajó junto a un profesor de la universidad aplicando distintas soluciones y experimentos a diferentes plantas para ver cómo eso afectaba a su crecimiento. Ese mismo año, el jefe del Departamento de Biología de la universidad, Edward Castetter, le pidió que colaborase con él en una investigación que estaba llevando a cabo, recabando información sobre qué comían los pueblos indígenas de Nuevo México antes de la colonización de los europeos. Mientras ella llevaba a cabo la recogida de los datos, Castetter recibió una llamada desde el Laboratorio Nacional de Los Álamos, pidiéndole que les recomendase a un estudiante de Biología para trabajar en el laboratorio de hematología.

Así es como Lee pasó a formar parte del Proyecto Manhattan, que terminaría desarrollando la primera bomba atómica. Se trataba de una carrera armamentística sin igual hasta ese momento que Estados Unidos libraba contra la Alemania nazi y que finalmente ganaría, creando el arma más destructiva de la historia hasta entonces y que terminaría lanzando dos veces sobre Japón en 1945, poniendo un dramático fin a la Segunda Guerra Mundial.

Análisis de sangre para evaluar la salud de los padres de la bomba atómica

Ella aceptó el puesto en 1945. Su trabajo dentro del proyecto era recoger y analizar muestras de sangre para controlar los niveles de radiación de los científicos que manejaban materiales radiactivos con el objetivo de desarrollar la bomba atómica. Lee contaría que allí aprendió a sacar sangre, a hacer recuentos de glóbulos rojos y a identificar distintos grupos sanguíneos, pero que una vez aprendidas esas tareas básicas, sus capacidades iban más allá. Le fueron asignados algunos científicos en concreto, entre ellos el propio Fermi.

Floy Agnes Lee. Wikimedia Commons.

Llegó a conocerle bien y a entablar una estrecha amistad, a pesar de que no le conocía por su nombre sino por el número que constaba en su ficha. Hablaban de sus intereses comunes y llegaron al tenis: solían jugar y ella era la que solía ganar. En una entrevista más adelante contaría que le dejó ganar una vez, al final del proyecto, cuando descubrió que el hombre bajito y con un sombrero curioso a quien acostumbraba a ganar era en realidad uno de los científicos más importantes de aquellas instalaciones, poseedor de un Premio Nobel.

Como técnica trataría también a Louis Slotin, otro de los físicos participantes en el proyecto que se vio expuesto a altas dosis de radiación durante un experimento en mayo de 1946, muriendo como resultado nueve días después.

La relación entre la radiación, los cromosomas y el cáncer

Tras la Segunda Guerra Mundial, animada por Fermi, se mudó a Chicago, donde obtuvo un puesto en el Laboratorio Nacional Argonne, investigando la relación entre el cáncer, la radiación y sus efectos sobre las células. Se matriculó en la Universidad de Chicago y terminó doctorándose en Zoología. Sus investigaciones se centraron en los efectos de la radiación y la rama de la citogenética, que analiza la relación entre los cromosomas y el comportamiento celular. Se especializó en el área del cáncer, del análisis cromosómico y el cultivo de tejidos en el laboratorio. En los años 60 fue pionera en el desarrollo de un método informático para el análisis de cromosomas.

Tras la guerra, además de en el Laboratorio Nacional Argonne, en Illinois, trabajó entre otros sitios en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA en Pasadena. Fue miembro fundadora de la Sociedad Indígena Americana de Ciencia e Ingeniería y miembro de la Sociedad Internacional de Biología Celular, entre otras sociedades científicas. Fue también miembro activo de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer.

Murió en 2018 a los 95 años.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

2 comentarios

  • Hola.

    Se ha ‘colado’ una errata.
    En el texto se indica que las dos bombas atómicas (de Hiroshima y Nagasaki) se lanzaron «en 1946, poniendo un dramático fin a la Segunda Guerra Mundial».
    Sin embargo, las fechas en las que se lanzaron «little boy» y «fat man» fueron el 6 (seis) y el 9 (nueve) de agosto de 1945 (como bien se indica en la entrada en inglés de la wikipedia que se cita en las referencias).
    Opino que, dada la trascendencia para la historia de la humanidad de estas dos fechas, todos los seres humanos deberíamos tenerlas grabadas a fuego en nuestra memoria.
    Saludos cordiales.

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