Harriette Chick, la nutricionista que desenmascaró la verdadera causa del raquitismo

Vidas científicas

Harriette Chick (1907).
Imagen: Wikimedia Commons.

Hoy en día a nadie que viva en un país desarrollado le causa asombro que al abrir el grifo de la cocina de él brote instantáneamente agua que puede beber sin miedo a una enfermedad que ponga en riesgo su salud. Eso se lo debemos a muchos científicos distintos. Entre ellos se encuentra Harriette Chick, microbióloga y nutricionista de finales del siglo XIX y principios de XX que ayudó a entender cómo el uso de desinfectantes podía utilizarse de forma segura y eficaz para potabilizar el agua. También fue ella la que descubrió que es la desnutrición y no una infección la que causa el raquitismo.

Mucho antes de eso, Chick nació en 1875 en Inglaterra en una familia metodista. Fue la sexta de doce hermanos y una de las siete que sobrevivió más allá de la infancia. Su familia la educó con severidad, debía participar en las oraciones familiares y acudió al Notting Hill High School junto a todas sus hermanas. Se trataba de una escuela femenina con una reputada fama en los estudios de ciencias y, de hecho, tanto ella como sus hermanas siguieron una carrera científica. Chick acudió a la University College de Londres y allí ganó distintas becas y premios, especialmente en el área de botánica.

Una experta en agua contaminada

Entre 1898 y 1901 colaboró con el profesor Max von Gruber del Instituto de Higiene de Viena y con el profesor Rubert Boyce de la University College de Londres, y en 1902 fue elegida como asistente del doctor AC Houston, bacteriólogo jefe de la Comisión Real de Alcantarillado. En esos años obtuvo un premio por su trabajo sobre aguas contaminadas por algas verdes. Su destino científico más importante sería el Lister Institute, donde su condición de mujer le supuso un obstáculo en primer lugar, cuando quiso entrar en 1905, pero donde luego permaneció hasta 1945 y donde realizó sus principales trabajos.

El Lister Institute era un centro dedicado al estudio de las causas, la prevención y el tratamiento de las enfermedades. En aquella época ya se sabía que el cloro podía acabar con los enemigos microscópicos para el ser humano como pueden ser los virus y las bacterias; pero con su investigación allí Chick fue la primera en entender cómo calcular el ratio microbicida de cada desinfectante.

En 1908 publicó una investigación sobre ‘las leyes de la desinfección’ en la que describían esos cálculos. Modificados después por H. E. Watson, su investigación decía que se podía calcular matemáticamente el efecto desinfectante de una operación sabiendo qué tipo de desinfectante se estaba utilizando, su potencia y la cantidad de él que hubiese entrado en contacto con los gérmenes a matar.

El plegamiento de las proteínas

Durante esos años realizó también importantes avances en el conocimiento de la naturaleza y el comportamiento de las proteínas, componentes indispensables de la bioquímica del cuerpo humano y unos de los nutrientes básicos de nuestra alimentación. Entre otras cosas, Chick y Charles James Martin, director del Lister Institute, descubrieron y observaron que las proteínas siguen un proceso diferente cuando se desnaturalizan y cuando se coagulan, lo cual permitió empezar a entender el concepto y los mecanismos tras el plegamiento de las proteínas. Esto es lo que hace que las proteínas adopten su estructura tridimensional, de la que depende que cumplan adecuadamente su función. Entendiendo la desnaturalización y la coagulación de éstas, y aprendiendo más sobre ellas, Chick ayudó a avanzar en el saber básico sobre ellas.

La guerra lo cambia todo

Harriette Chick.
Imagen: National Portrait Gallery.

Cuando en 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, todas las prioridades científicas cambiaron, y Chick fue asignada a una tarea de emergencia: el desarrollo y embotellado de tratamientos y antídotos contra el tétanos que se pudiesen enviar a las tropas británicas en el frente oeste.

Completada esa misión, recibió el encargo de colaborar en la preparación de sueros para el tratamiento del tifus, la disentería y otras enfermedades similares que estaban matando y enfermando a miles de soldados aliados en los distintos frentes que la guerra ya había abierto por todo el mundo. En esta época se fue interesando cada vez más en la investigación sobre vitaminas, lo que dio pie a la publicación de varios estudios y análisis entre 1919 y 1932.

El fin de la guerra no puso fin a sus investigaciones en esa área. Poco después de la firma del armisticio en noviembre de 1918 comenzaron a llegar alarmantes informes sobre la malnutrición de la población de las naciones previamente enemigas, sobre todo Alemania y Austria-Hungría. Se trasladó a Viena para investigar y ayudar a un país al borde de la muerte después de haber pasado cuatro años en continua situación de hambruna.

Aceite de hígado de bacalao y luz UVA contra el raquitismo

En colaboración con otras dos científicas, Margaret Hume y Elsie Dalywell, catalogó una extensa lista de enfermedades causadas por la malnutrición, como el escorbuto, el raquitismo, la xeroftalmia en los niños y la osteomalacia en los ancianos. Junto con el equipo de la Clínica Pediátrica de la Universidad de Viena encabezado por el reputado profesor Clemens von Pirquet, Chick hizo durante los siguientes siete años importantes descubrimientos sobre la relación entre nutrición y enfermedades.

Entre otras cosas, fueron capaces de demostrar de forma concluyente que el raquitismo estaba causado exclusivamente por deficiencias nutricionales y que esas deficiencias podían prevenirse, o sus efectos revertirse, con una ingesta habitual de aceite de hígado de bacalao, que contiene una alta cantidad de las vitaminas necesarias. La exposición periódica a luz ultravioleta, incluso de origen artificial utilizando una lámpara, también podía ser una medida de prevención. Gracias a las convincentes evidencias que recogió pudo convencer de sus descubrimientos a los conservadores médicos vieneses, que estaban convencidos de que el raquitismo se debía a una infección.

Harriette Chick. Imagen: Wikimedia Commons.

En 1922 volvió a Londres, por fin al Instituto Lister, y se convirtió en la directora de la división de nutrición. Dedicó las siguientes dos décadas a profundizar en el valor nutricional de las proteínas y su papel en la salud humana. Recibió muchas distinciones por su trabajo, y también ostentó puestos de honor, como por ejemplo el de secretaria del comité sobre bases fisiológicas de la nutrición en el área de salud de la Sociedad de las Naciones, que ocupó desde 1934 hasta 1937. En 1949 se convirtió en Dama del Imperio Británico.

Chick nunca se casó ni tuvo hijos y se sabe muy poco de su vida personal más allá de la familia en la que nació. Se dedicó a la ciencia hasta sus últimos años. Falleció tras haber cumplido 101 años.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista.

5 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.

Este sitio está protegido por reCaptcha y se aplican la Política de privacidad y los Términos de servicio de Google