Maria Sibylla Merian, una valiente entomóloga

Vidas científicas

Debes decidir si en la vida quieres actuar o mantenerte al margen y hacer de espectador.

Rita Dove

En los siglos XVI y XVII, cuando comenzó a forjarse la Revolución Científica que dio origen a la ciencia moderna, las mujeres fueron excluidas de los centros de mayor actividad, las universidades y las academias. Tal circunstancia, sin embargo, no logró impedir por completo su participación en la agitada vida científica que estaba naciendo. Si bien su número, en comparación con el de hombres, no parece muy elevado, hubo algunas que lograron, aunque fuera de manera minoritaria, imponer su presencia al menos en ciertos ámbitos. Por ejemplo, hubo grandes coleccionistas, destacadas entomólogas e importantes botánicas.

Dos ilustraciones de Maria Sybilla Merian
Dos ilustraciones de Maria Sibylla Merian

Entre las múltiples razones que llevaron a la marginación femenina, destaca una cuestión que no puede considerarse menor: los viajes exploratorios a países lejanos. Mientras los naturalistas varones tuvieron la oportunidad de desplazarse por todo el mundo, sólo unas pocas mujeres excepcionales emprendieron viajes para explorar la naturaleza. Por ejemplo, la botánica francesa Jeanne Baret (27 de julio de 1740-5 de agosto de 1807) fue la primera mujer en circunnavegar el globo, pero para realizar tal periplo tuvo que ir disfrazada de hombre.

En general, las mujeres que recorrieron el planeta como mercaderes, exploradoras o misioneras fueron sumamente escasas; ninguna de ellas tuvo nunca la oportunidad de trabajar como naturalista en un barco. Irónicamente, según apunta la historiadora de la ciencia Londa Schiebinger, «había quienes dictaminaban que las mujeres podían viajar por todo el mundo pero sólo con su imaginación».

Los varones naturalistas, gracias a los puestos científicos que ocupaban en los barcos de todas las compañías comerciales europeas, y a las grandes expediciones e indagaciones en tierras lejanas, pudieron establecer redes de largo alcance para intercambiar una información que se iba volviendo cada vez más rica y variada. Las mujeres naturalistas, por su parte, no tuvieron ni la menor oportunidad de participar en ninguna de esas redes. Se les impidió viajar a las colonias europeas bajo el argumento de que los climas ásperos y las desagradables condiciones de vida las convertían en lugares muy poco acogedores. Los diarios de viaje estaban repletos de relatos sobre los riesgos sexuales de viajar fuera del entorno habitual.

Dos ilustraciones de Maria Sybilla Merian
Dos ilustraciones de Maria Sibylla Merian

A las mujeres se las prevenía de los peligros médicos que encerraba desplazarse a los trópicos, afirmando, por ejemplo, que las europeas que iban directamente desde sus propios países a los climas muy cálidos sucumbían ante «menstruaciones muy copiosas, que casi siempre en un corto espacio de tiempo terminaban en hemorragias fatales del útero». A todas estas limitaciones hay que sumar que los estudios e investigaciones hechos por mujeres naturalistas, incluso cuando proporcionaban nuevas o creativas interpretaciones, raramente tenían alguna influencia en la comunidad científica de la época, formada exclusivamente por y para los varones; y si tal influencia se producía se olvidaba con rapidez después de la muerte de su autora.

Pese a todo, hubo algunas excepciones muy interesantes y quizás la entre las más notorias destaca la alemana Maria Sibylla Merian, que nació en Frankfort el 2 de abril 1647 y murió en Ámsterdam el 17 de enero de 1717.

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Maria Sibylla Merian

Hija de un conocido artista y grabador, Maria Merian aprendió en el taller de su padre técnicas de dibujo que le permitieron pintar todo tipo de flores, frutos, pájaros y en particular insectos: orugas, moscas, mosquitos y arañas. Este aprendizaje propició la entrada de la joven Merian en el ámbito científico, pues sus dibujos reflejaban una gran capacidad para detectar y plasmar los finos detalles de lo que observaba.

Antes de cumplir veinte años, en 1665, se casó con un pintor y fueron a vivir a Nüremberg, donde ella estableció por sí misma un taller en el que se dedicaba a pintar en lienzos motivos copiados de la naturaleza, que luego vendía. Como maestra artesana reunió a un grupo de jóvenes mujeres a las que enseñaba a observar y dibujar, al tiempo que eran sus ayudantes. Juntas llevaron a cabo diversas innovaciones con las que lograron tratamientos que volvían sus telas más duraderas y sus dibujos más resistentes al lavado.

Merian tuvo dos hijas, a las que también entrenó cuidadosamente en el arte de observar y dibujar la naturaleza; con el tiempo, se convirtieron en sus más estrechas colaboradoras. En 1685 se divorció de su marido y se trasladó a vivir por su cuenta en Ámsterdam. Instaló un nuevo taller, con el que fue capaz de mantenerse a sí misma y a sus hijas gracias a sus trabajos como maestra artesana, y a su capacidad para producir excelentes grabados e ilustraciones científicas. Se reveló así como una mujer decidida e independiente capaz de defender sus propios intereses.

w58La carrera de Maria S. Merian como naturalista respetada comenzó con la publicación en 1679 de un libro, titulado La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación floral, producto de largos años de observación e investigación. Esta obra incluye imágenes preciosas y precisas del ciclo de vida de los insectos, mostrando su evolución desde larva hasta mariposa, pasando por el estado de pupa o crisálida. Simultáneamente, la cuidadosa entomóloga aportaba minuciosos dibujos del tipo de plantas que servían de alimento en cada una de estas etapas. Aunque las mariposas diurnas y nocturnas eran el interés especial de Maria Merian, también llevó a cabo importantes trabajos relacionados con la Botánica. Así, en 1680 vio la luz su segundo libro, tan magníficamente ilustrado como el primero, esta vez con flores copiadas directamente del natural. Estos excelentes dibujos tuvieron además utilidad artesanal, ya que sirvieron como modelos para bordados y pinturas en telas de seda y de lino.

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Metamorfosis de una mariposa (1705)

Con todo, la originalidad de Merian no se limitó a sus excelentes libros. En una época en que la mayoría de las mujeres naturalistas se quedaban en casa clasificando las plantas y los animales de su localidad o aquellos que recibían del extranjero, ella fue capaz de emprender un largo viaje. En 1699, cuando tenía 52 años de edad, se embarcó junto a su hija Dorothea con destino a Surinam, la antigua Guayana Holandesa, con el fin de recolectar y cultivar especímenes de flora y fauna exóticas. Muy bien puede haber sido la única mujer europea de este período que viajase de manera independiente en servicio de la ciencia, debido a que la mayor parte de las mujeres que realizaron trabajos de Historia Natural durante sus viajes en aquella época lo hicieron acompañando a sus padres o maridos a las colonias.

El valor de Maria Merian aumenta si tenemos en cuenta que no estaba entrenada para ir al campo o realizar grandes exploraciones, ni tampoco estaba comisionada para ir a Surinam por una academia científica o una compañía comercial. Durante la mayor parte de su vida financió su propia investigación y proyectos científicos, aunque el alcalde de Ámsterdam corrió con algunos de los gastos de su largo y arriesgado viaje.

cover_insects_surinamDurante los dos años que Merian permaneció en Surinam coleccionó, estudió y dibujó insectos y plantas de la región. Su idea inicial era pasar un largo período de tiempo explorando aquellas regiones, pero en 1701 enfermó de malaria y tuvo que regresar a Europa antes de lo que había previsto. Se instaló en Ámsterdam y recuperada su salud logró convertir, con la colaboración de su hija, los resultados de su viaje en un gran éxito científico: un extraordinario libro titulado Metamorfosis de los insectos de Surinam; fue su principal obra, se publicó simultáneamente en latín y holandés, y muy pronto se tradujo al francés. En sesenta ilustraciones, Merian detallaba el ciclo de vida de orugas, gusanos, polillas, mariposas, escarabajos, abejas y moscas. Tal como señala Margaret Alic (1986), se trata de un importante trabajo cuyas ilustraciones revelaban a los europeos plantas que nunca antes se habían descrito o dibujado.

51iM6IMR3OL._SY344_BO1,204,203,200_Las hijas de Merian fueron activas colaboradoras que participaron en la elaboración de las excelentes ilustraciones coloreadas y en los magníficos grabados de los libros de su madre. La mayor, Johanna, volvió más tarde a Surinam y trajo consigo nuevos ejemplares de insectos y de plantas a partir de los cuales obtuvieron los dibujos y grabados incluidos en la segunda edición de Metamorfosis. Después de la muerte de Maria Merian en 1717, su hija Dorothea ilustró y publicó el tercer volumen de su libro sobre entomología europea.

La Metamorfosis de Merian tuvo gran éxito y recibió múltiples elogios por parte de sus colegas expertos en Historia Natural. Entre 1675 y 1771 sus tres libros aparecieron nada menos que en un total de diecinueve ediciones. Su obra siguió alcanzando grandes cotas de popularidad durante el siglo XVIII y los inicios del XIX. Hasta el célebre escritor alemán Johann W. von Goethe (1749-1832) se maravilló, según han señalado diversas fuentes, ante las pinturas de Maria S. Merian, resaltando su capacidad para desenvolverse entre el arte y la Ciencia.

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Maria Sibylla Merian

La obra de Merian no se limitó, sin embargo, a sus espléndidos libros. La contribución quizás más importante que tan singular mujer hizo a la Entomología fue enriquecer notablemente la base empírica de la disciplina con nuevos descubrimientos; prueba de ello es que nueve mariposas y dos escarabajos, además de un total de seis plantas, fueron bautizados con su nombre. No hay que olvidar que uno de los mayores honores que puede recibir un naturalista es que su nombre se utilice para designar a un nuevo organismo. El trabajo de Maria Sibylla Merian, como reconocen numerosos especialistas actuales, estuvo tan bien realizado, fue tan rico y novedoso, que durante mucho tiempo constituyó un referente fundamental en el campo de la Entomología.

Referencias

  1. Alic, Margaret (1991), El legado de Hipatia, Siglo XXI, Madrid
  2. Schiebinger, Londa (1993), Nature’s Body, Beacon Press, Boston
  3. Reitsma, Ella (2008), Maria Sibylla Merian & Daughters: Women of Art and Science, Getty Publication

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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