La vida de la geóloga María Fernanda Campa Uranga estuvo marcada por el pasado de México, el país que la vio nacer. Gracias a sus investigaciones fue posible conocer la evolución geológica que tuvo este territorio americano, especialmente en el Cenozoico, hace 65 millones de años, cuando tuvieron su origen gran parte de los yacimientos de petróleo que existen, pero también porque su historia personal está marcada por la llamada “guerra sucia” del poder contra los movimientos sociales y políticos de los que fue una muy reconocida activista. Ciencia y revolución estuvieron de la mano con María Fernanda, la primera mujer ingeniera geológica de su país.
María Fernanda Campa, apodada La Chata, nació un 22 de marzo de 1940 en una familia de escasos recursos y muy singular: Valentín, su padre, era un líder sindical que trabajaba en el ferrocarril y estuvo preso once veces por ello; y su madre, Consuelo, destacó como feminista, sufragista y comunista, lo que la llevó también a la terrible cárcel de Belén. Este ambiente de lucha marcó desde la infancia a esa niña que con 13 años ya leía novelas rusas sobre héroes de la Segunda Guerra Mundial y que acompañaba a Consuelo a sus mítines con obreros.
Tenía los 16 años cuando se matriculó en la Escuela Vocacional número 1 de México DF, un centro adscrito al Instituto Politécnico Nacional (IPN), en busca de una formación gratuita. Ella misma confesó que su elección por la geología fue poco meditada. En algunas entrevistas, contó que pensaba hacer arquitectura, pero que en el último momento no se vio sentada detrás en una mesa diseñando, y decidió probar esa materia que nadie quería. “Yo sí elegí la Geología. Y el primer profesor hizo que todos continuáramos porque era muy bueno”.
Pero eran años convulsos. Los movimientos sociales contra el poder del partido único (el Partido Revolucionario Institucional, PRI) estaban en auge. En 1956, el ejército mexicano ocupó el IPN y La Chata se convirtió en una de las jóvenes que animaban esta efervescencia izquierdista del alumnado; de hecho, con otros compañeros fundó un periódico estudiantil que, en más de una ocasión, como recordaría más tarde, la hizo pasar brevemente por la cárcel. Con su padre como preso político, la joven adolescente tenía muy clara su conciencia de clase, lo que le quitaba tiempo para su formación. Un terremoto que en 1957 destruyó el campus, le permitiría tener más disponibilidad para el activismo político. A los 17 años, ya estaba afiliada al Partido Comunista Mexicano, donde llegó a ser una de sus líderes juveniles más destacadas y por lo que viajó en 1960 a Cuba. Uno de sus recuerdos más preciados era que allí conoció en persona al Che Guevara y a Fidel Castro.
La primera ingeniera geóloga
Pese a toda esta actividad, María Fernanda terminó su carrera entre 1958 y 1962, como era reglamentario, y con buenas calificaciones. Fue la primera mujer en obtener un título en ingeniería geológica en el IPN, tras lo cual se matriculó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para conseguir su máster. Allí también se doctoraría en 1977 en Ciencias y, muchos años después, se convertiría en docente de su disciplina en esa institución, donde estuvo hasta su jubilación.
Volviendo a sus primeros años, nada más terminar su formación, la pionera geóloga fue contratada por la empresa nacional petrolera Pemex, creada tras la expropiación decretada en 1938 por el presidente mexicano Luis Cárdenas. Fue una compañía a la que estuvo ligada varias décadas y donde descubrió que además de la política tenía pasión por las piedras. Se ha dicho que La Chata incluso dio a esta profesión un sentido ideológico, acorde a sus principios, porque siempre destacaba que trabajaba para una entidad estatal y siempre estuvo contra su privatización.
A finales de la década de 1960, justo cuando se implicaba en los movimientos de 1968, tenía lugar otra revolución, pero en la ciencia geológica del planeta. Primero se conoció la teoría de las placas litosféricas y la deriva continental y, poco después, la teoría de los terrenos estratigráficos, que explicaba el origen de territorios como Norteamérica. Aquello fascinó a María Fernanda, quien se volcó en el estudio de los terrenos del sur de México y se convirtió en una reconocida científica por sus trabajos sobre la estructura y la evolución en la era Mesozoica (entre 250 y 66 millones de años) y la siguiente era Cenozoica. Gracias a sus investigaciones, la corteza superior del sur de México se subdividió en cinco terrenos estratigráficos distintos: Oaxaca, Mixteca, Guerrero, Xolapa y Juárez, un modelo que sigue vigente. Más de 200 artículos publicados dan idea de lo prolífica que fue como científica.
«Mujer y comunista tenía que ser»
Colaboradora en la fundación del Instituto Mexicano del Petróleo, su contribución también fue fundamental en la creación dentro del mismo del Laboratorio de Geología de Yacimientos. Sin embargo, esto no impidió que se encontrara con actitudes machistas con las que tuvo que lidiar. Comentarios de sus jefes del tipo “mujer y comunista tenía que ser” formaban parte de su vida laboral cotidiana.
Con los años, se convirtió también en una gran defensora de las riquezas del subsuelo mexicano, especialmente del petróleo, y tuvo un papel clave para que se abriera el Instituto de Investigaciones de Ciencias de la Tierra de México, a la vez que impulsaba que se estableciera la licenciatura en Geología en dos universidades mexicanas, lo que ocurrió en 1985. La Chata fue invitada, en el año 2008, al Congreso Legislativo de su país para hablar de las riquezas del subsuelo mexicano que debían preservar. En su intervención aportó un gran conocimiento del planeta y una defensa a ultranza del patrimonio de los mexicanos. Poco después fue demandada judicialmente por unas declaraciones en las que acusaba al ex rector de su universidad por conflicto de intereses. En otra ocasión, también fue invitada a Moscú a un congreso internacional de geólogos, en el que resultó elegida para inaugurarlo junto con la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova. Valentina desde el espacio y María Fernanda en tierra.
María Fernanda Campa Uranga falleció el 17 de enero de 2019, cuando tenía 78 años de edad. Los diputados de la LXXV legislatura mexicana hicieron un homenaje en su honor y numerosos medios de México recogieron la noticia. Muchos dirían en los obituarios que fue “una mujer comprometida con la historia y su tiempo”.
Referencias
- Raúl A. Rubio Cano, Muere la doctora en geología María Fernanda Campa Uranga, la Chata Campa, activista social, científica comprometida con su tiempo e historia…, Demócrata Norte de México, 22 enero 2019
- Semblanza de la Dra. María Fernanda Campa Uranga (1940 – 2019), Revista Maya de Geociencias, 8-9
- Amelia Rivaud Morayta, Mauricio Sánchez Álvarez, Una mujer de verdad: lectura y militancia de María Fernanda Chata Campa, Antropología no. 96 (2013) 76-89
- María Fernanda Campa Uranga, Wikipedia
Sobre la autora
Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.
1 comentario
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