Nadie mejor que Berenice Abbott para ilustrar este año 2015, declarado por la ONU el Año Internacional de la Luz, pero…
¿Por qué ella? ¿Quién fue Berenice Abbott?
Berenice Abbott nació en Springfield, Ohio, en 1898 pero comenzó su carrera como fotógrafa en el París de los años 20, tras ser contratada como asistente del gran Man Ray.
Me lancé a la fotografía como un pato al agua. Ya nunca he querido hacer otra cosa.
Tras una breve estancia en Berlín, regresó a París donde montó su propio estudio en el que realizó retratos de importantes personalidades artísticas de la época, como Jean Cocteau o James Joyce.
En los años 30 volvió a Estados Unidos y trabajó durante seis años en un proyecto muy ambicioso. Se trataba de documentar la ciudad de Nueva York, sus cambios, sus días, sus noches, los nuevos edificios que se estaban construyendo, las calles, los comercios. Todo este trabajo fue recogido en 1939 en la obra Changing New York.
Evidentemente, en toda esta actividad como fotógrafa Berenice utilizó la luz, se sirvió de ella para los retratos, para mostrar las distintas caras de la ciudad; pero hoy la traemos a Mujeres con Ciencia por su último trabajo.
A finales de los años 50, fue contratada por el MIT para realizar fotografías de las investigaciones en el laboratorio de física que sirvieran después para dar clase.
Berenice Abbott pasó dos años en el MIT realizando nuevas fotografías que documentaran los principios de la ciencia física, principalmente de la mecánica, el electromagnetismo y las ondas. Desarrolló nuevas técnicas para la captación de las imágenes consiguiendo aprehender la magia de los experimentos físicos, las matemáticas y la química en fotografías en blanco y negro muy minimalistas, pero con mucha potencia.
Todas estas fotografías se recogieron en el libro Documenting Science y fueron objeto de una exposición en el MIT en el año 2012.
Creemos que la ciencia se ha alejado de la sociedad en los últimos años, que es una consecuencia de la frivolización de nuestros días, de la prisa y la falta de cultura del esfuerzo, pero en los años 50 Berenice Abbott ya reflexionaba sobre esta desconexión y apostaba porque la fotografía, mediante la creación de imágenes atractivas para el público, consiguiera dotar a la ciencia de una mayor cercanía. Las fotografías de fenómenos científicos asombrosos, documentados en imágenes impactantes y atractivas, llegarían al espectador mejor que las sesudas explicaciones científicas. Con ellas, la sociedad podría acercarse a la ciencia, comprenderla y posteriormente apoyarla.
En este vídeo se puede ver parte de su trabajo y escuchar algunas de sus reflexiones.
Para conseguir que la ciencia tenga un amplio apoyo popular, es necesario que haya un intérprete amigable entre la ciencia y el profano. Creo que la fotografía puede ser ese portavoz, mejor que cualquier otra forma de expresión.
Setenta años después, esta afirmación sigue vigente. Nada como las impresionantes fotografías realizadas con las más sofisticadas técnicas de planetas, cometas, células o átomos para provocar asombro y curiosidad por la ciencia.
En esto, Berenice Abbott fue una pionera.
Sobre la autora
Ana Ribera (Molinos), historiadora con 14 años de experiencia en el mundo de la televisión. Autora de los blogs: Cosas que (me) pasan y Pisando Charcos.
2 comentarios
[…] los años 50, la fotógrafa Berenice Abbott fue contratada por el MIT para documentar la ciencia y las investigaciones que se estaban llevando a cabo en la prestigiosa institución. Abbott opinaba […]
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