Judith Skog (1944), una visión moderna sobre la evolución de los helechos y de la paleobotánica

Vidas científicas

La destacada paleobotánica estadounidense Judith Ellen Skog utilizó las novedosas técnicas basadas en análisis moleculares con el objeto de estudiar las relaciones evolutivas de los helechos (técnicamente Pteridofitas) procedentes del registro fósil. Su principal objetivo fue establecer los orígenes de los distintos grupos de estas plantas y su participación en los ambientes del pasado; asimismo, analizó con minuciosidad las relaciones de parentesco de esos grupos con los hoy existentes.

Formación de una joven estudiante

Judith Skog. Museum of the Earth.

Judith Ellen Skog fue la segunda de los cuatro hijos nacidos en una familia de agricultores estadounidenses. Tras su educación primaria y secundaria, asistió a la Tufts University en Massachusetts. Muy pronto se interesó por el estudio de los restos fósiles de plantas, esto es, la paleobotánica, según se refleja en la página web del Museo de la Tierra (Museum of the Earth). En esta especialidad, la joven Skog conseguía combinar su afición por la botánica y por la geología. Tras graduarse, se trasladó a la Universidad de Connecticut con el fin de realizar un máster, que terminó en 1968. Posteriormente, ingresó en la Universidad Cornell donde obtuvo su doctorado con notable éxito.

En relación a los prejuicios sexistas aún reinantes en su época estudiantil, Skog ha relatado que, alcanzada la década de 1970, durante una entrevista para ser admitida en la universidad, el coordinador de su tesis doctoral le dijo: «Debes darte cuenta de que si deseas ser aceptada en Cornell necesitarás ser mejor que cualquier chico que quiera acceder», a lo que ella respondió con clara determinación: «No creo que eso sea un problema».

Al respecto, ha rememorado que si bien contó con una red de apoyo de diversas científicas en otros campos de la biología, a menudo fue la única mujer en su carrera, un hecho que generó circunstancias algo absurdas, por ejemplo, durante los desplazamientos geológicos al campo. En la citada página web del museo puede leerse una anécdota en la cual Skog recuerda que «en una excursión al campo de estratigrafía, no tuvimos ni siguiera un descanso para ir al baño hasta la hora del almuerzo. Pregunté a uno de mis compañeros (quien todavía es un buen amigo) cómo podía un profesor mayor aguantar tanto tiempo sin un descanso. Él me confesó que el “profe” iba detrás de las rocas donde se aliviaba». Tras conocer ese hecho, en la siguiente excursión Skog decidió perseguir al profesor constantemente, anotando que «cuando él iba a dar la vuelta a una roca ahí estaba yo, trotando por los alrededores, pero siempre a su vista. ¡Ese día hicimos paradas cada dos horas! Además, todas las excursiones siguientes tuvieron numerosas paradas. Descubrí que hay más de una forma de favorecer a las mujeres».

Forjando una especialidad

Para el proyecto de su tesis doctoral, Judith Skog describió una planta de hace unos 390 millones de años (técnicamente del Devónico medio), llamada Ibyka amphikoma, usando fósiles recuperados en el entorno de Nueva York. En 1973, publicó junto a su tutor Harlan Banks (1913-1998), un destacado artículo describiendo esta nueva especie en la prestigiosa revista American Journal of Botany, tal como se describe en la página web del citado museo.

Después de doctorarse en 1972, Judith Skog ocupó un cargo de docente e investigadora en la George Mason University (GMU) del estado de Virginia, donde permaneció durante el resto de su carrera profesional. Además, también fue profesora visitante de la Universidad de Florida.

Ibyka amphikoma.

Gracias a su sobresaliente currículo, en el año 2005 la nombraron profesora emérita de la universidad, merecido ascenso que no consiguió antes por el hecho de ser mujer, como ella misma ha declarado. Desde esta fecha hasta 2020 trabajó para la National Science Foundation como directora de un proyecto sobre biología y geología (Program Officer in Biology and Geology).

Los originales estudios de Skog estuvieron básicamente enfocados a la estructura, evolución y relaciones entre las plantas vasculares sin semilla, especialmente los helechos. También participó activamente en la elaboración de la nomenclatura botánica, esto es, el proceso de nombrar formalmente a las plantas en la literatura científica.

La página web del museo incluye una descripción realizada por Judith Skog acerca de sus intereses en la investigación: «Mi trabajo se ha enfocado en las relaciones evolutivas de las pteridofitas a partir del registro fósil, empleando análisis moleculares con el fin de documentar la época de aparición de los distintos grupos y el papel de los helechos sobre los ambientes del pasado; también he estudiado las relaciones de parentesco entre las formas existentes y las extinguidas».

Más adelante, la experta continúa relatando que la mayor parte de este proyecto ha sido revisionista, empleando las técnicas más modernas como los análisis a nivel molecular, la microscopía electrónica y los estudios de los caracteres mediante el uso de ordenadores. Avances que le permitieron someter a un metódico escrutinio las prácticas inicialmente empleadas con el propósito de actualizarlas. En este sentido, Skog revela que los nuevos resultados posibilitaron que se acercase a familias de helechos cada vez más primitivas, y al probable papel que éstas desempeñaron sobre la cubierta vegetal de la tierra a lo largo del tiempo. Sus originales datos demostraron que, entre otras cosas, a medida que la antigüedad disminuía la presencia dominante de los helechos en el entorno se volvía cada vez menor.

En resumen, la científica finaliza concretando que «el enfoque de los últimos trabajos ha consistido en integrar todos los datos: fósiles, morfológicos y moleculares, con el fin de elucidar la posición e importancia de las familias primitivas de helechos».

Comentarios personales de una valorada científica y su encuentro con Barbara McClintock

La original página web titulada Daring to Dig: Women in American Paleontology, que explora la valentía, logros, aventuras y descubrimientos realizados por audaces mujeres pioneras en la paleontología de Norteamérica, realizó en 2021 una interesante entrevista a Judith Skog. Entre sus valiosas respuestas, la científica revelaría aspectos de su vida profesional que nos parecen de interés incluir aquí. Por ejemplo, al pedirle que compartiera alguna experiencia positiva durante la carrera, respondía que tuvo «numerosas experiencias positivas a lo largo de los años» subrayando en primer lugar la visita a Cornell de la extraordinaria genetista Barbara McClintock (1902-1992), premiada en 1983 con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.

Antes de continuar, recordemos aunque sea brevemente, a esta genetista considerada «la figura más grande de la biología del siglo XX».

La trayectoria profesional de Barbara McClintok fue extraordinaria y muy extensa, aquí solo mencionares su logro más trascendente. Con tal fin, nos remontamos a finales de la década de 1940, cuando salió a la luz su descubrimiento de la transposición, un hallazgo totalmente inesperado para los y las especialistas porque ponía de manifiesto que los genes no siempre ocupan el mismo lugar en los cromosomas, sino que pueden cambiar de posición, del ahí que también se hayan designado como elementos móviles o «genes saltadores». Tras dedicar años de ardua y solitaria investigación con plantas de maíz cultivadas por ella misma, McClintock había logrado descubrir que los elementos móviles representan un mecanismo crucial de enorme importancia para el crecimiento, el desarrollo y la evolución de los organismos vivos.

Pese a su gran trascendencia, este trabajo no fue apreciado ni comprendido por la mayoría de sus colegas, y muchos de ellos lo minusvaloraron y relegaron a un lugar secundario. Finalmente, en 1983, cuando Barbara McClintock tenía ochenta y un años de edad, su descubrimiento fue recuperado y maravilló profundamente a la comunidad especializada. Siguieron una serie de reconocimientos y galardones que terminaron conduciendo a un más que merecido Premio Nobel en Fisiología o Medicina «por sus descubrimientos nuevos y antiguos». El hecho de que tan prestigioso premio hubiese sido otorgado en solitario a una mujer por sus trabajos en torno a las plantas tuvo una gran repercusión en todo el mundo científico y no científico.

Barbara McClintock en su laboratorio.

Retomando el hilo de nuestro relato, Judith Skog ha hecho hincapié en que la visita a Cornell de Barbara McClintock, universidad en la que se había graduado en 1923, «fue muy estimulante para nosotras [la científica y sus alumnas]. Compartir su perseverancia y la lucha que siempre mantuvo nos dio grandes esperanzas. Era maravillosa, empática, y nos deleitó con sus experiencias y todo lo que tuvo que hacer para salvar obstáculos. Desafortunadamente, muchas de nosotras estamos aun enfrentando los mismos desafíos, pero sus éxitos nos impulsaron a todas para continuar. Si ella fue capaz de realizar su trabajo a partir de solo un pequeño lote de tierra en un extremo del campus, a nosotras nos inculcó la seguridad de que también podíamos hacerlo».

En lo que se refiere concretamente a la paleobotánica, Judith Skog ha subrayado que en esta especialidad también existieron mujeres muy inspiradoras para las estudiantes femeninas. Por ejemplo, la belga Suzanne LeClercq (1901-1994), principalmente conocida por sus estudios sobre las plantas del Devónico, esto es, hace en torno a 400 millones de años. Además, llegó a ser presidenta de la Geological Society of Belgium en los años 1953 y 1954, siendo profesora de la University of Liège. Asimismo, la británica Diane Edwards (1941), paleobotánica dedicada al estudio de la colonización terrestre por las plantas y a las interacciones entre éstas fuera del agua.

En esta línea, Skog cita también su encuentro con Florence S. Wagner (1919-2019), una botánica estadounidense que fue presidenta de American Fern Society, «capaz de generar gran entusiasmo entre las y los estudiantes de pteridología» [La pteridología es el estudio de los helechos y otras plantas vasculares sin semillas].

La inclusión de lo digital en los desafíos de la biología contemporánea

El prestigio profesional de Judith Skog ha sido ampliamente reconocido. Citemos, por ejemplo, que fue seleccionada para participar en un innovador proyecto dedicado a los avances de la digitalización sobre la biodiversidad de las colecciones (Advancing Digitization of Biodiversity Collections, ADBC).

Se trata de un proyecto que, en esencia, busca estimular y difundir los datos digitales existentes sobre diversas colecciones biológicas y paleontológicas, con el fin de avanzar en los conocimientos científicos. Es indiscutible que la mejora en el acceso a la información digitalizada proporcionará un punto de partida para investigaciones posteriores sobre la hoy amenazada biodiversidad. Además, y no es una cuestión menor, ofrecen información crítica sobre los vacíos existentes en los conocimientos relacionados con la historia de la vida en la tierra. Según sus fundadores, «este proyecto representa una invalorable herramienta para comprender los temas y desafíos de la biología contemporánea».

Judith Skog ha sido, y aún lo es, una excelente representante de las meritorias aportaciones con que las estudiosas de paleobotánica han enriquecido y enriquecen en la actualidad los espléndidos y prometedores conocimientos acerca de la evolución de la vida en nuestro planeta.

Referencias

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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