Botánicas de Latinoamérica (3). Luz María Villarreal de Puga, valorada científica mexicana

Vidas científicas

El 8 de marzo de 1913 nacía en la ciudad de México, dentro de una modesta familia, Luz María Villarreal, hoy incluida entre las botánicas mexicanas más destacadas. Los primeros años de su vida transcurrieron en su ciudad natal, donde realizó estudios primarios, el bachillerato y finalmente, en la década de 1930 se graduó como maestra normal. La propia Luz María ha recordado que desde su infancia sintió gran atracción por la naturaleza, añadiendo que «más adelante, visité el Herbario Nacional de México y trabé amistad con el gran botánico Maximino Martínez (1888-1964)».

Luz María Villarreal de Puga. Act. Bot. Mex.

Según el acreditado botánico y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, Sergio Zamudio Ruiz (n. 1953), gran conocedor de la biografía de Luz María Villarreal, el interés de la joven Luz María por la botánica se definió con claridad durante sus estudios de magisterio, gracias a las enseñanzas y el estímulo que recibió por parte de una de sus profesoras, Irene Baeza, con quien entabló una amistad que sería afectuosa, larga y muy productiva.

La página web de Acta botánica mexicana informa que Villarreal no pudo desarrollar plenamente su inquietud por la botánica hasta que, después de contraer segundas nupcias con el Ingeniero Luis Puga Robles Gil, se mudó a la ciudad de Guadalajara a la edad de 47 años. Con anterioridad, en 1942, había contraído matrimonio con Felipe González Ordorica, de quien se separó unos años más tarde; como fruto de esta unión nació su única hija, Luz María González Villarreal.

Tras instalarse en Guadalajara, María Villarreal de Puga consiguió desarrollar plenamente su interés por la botánica. En primer lugar, optó por cursar la especialidad de Biología en la Escuela Normal Superior «Nueva Galicia», y posteriormente inició sus actividades docentes dando clases de biología, zoología y botánica en centros de la Universidad de Guadalajara; unas tareas que desempeñó entre 1965 y 1972, año en que fue nombrada Maestra a Tiempo Completo en la Escuela de Agricultura de la Universidad de Guadalajara. A partir de entonces sus clases se centraron concretamente en Botánica General y Botánica Sistemática.

Luz María Villarreal de Puga se convirtió en una docente muy apreciada por su alumnado, recibiendo el cariñoso nombre de «Maestra Puga» por el que sería ampliamente conocida. Al respecto, Zamudio Ruiz ha puntualizado que «su labor como maestra fue muy fecunda e influyó en la formación de numerosas generaciones de ingenieros agrónomos. Prueba de ello es que logró motivar a varios de sus alumnos para que siguieran el camino de la botánica».

El despliegue de una valiosa carrera investigadora y docente

Luz María Villareal de Puga vivió muy de cerca el desarrollo del Instituto de Botánica de la Universidad de Guadalajara. Participó en este centro con gran dinamismo, desde sus primeros años de actividad hasta su consolidación como centro universitario de investigación reconocido a nivel nacional e internacional. En 1980, con su habitual entusiasmo asumió la dirección del Instituto, conservando esa responsabilidad hasta 1992, cuando fue nombrada Directora Honorífica Vitalicia del mismo.

Durante su gestión en el Instituto de Botánica impulsó diversos estudios en el estado de Jalisco, que por su situación en el oeste de México y bordeado por el océano Pacífico, ofrece interesantes posibilidades a la universidad de Guadalajara. Luz María Villarreal supo aprovechar muy bien este contexto y, como ha subrayado Zamudio Ruiz, con sus entusiastas proyectos consiguió consolidar el Instituto como un centro importante de investigación dedicado al conocimiento y conservación de los recursos naturales de esa extensa y rica región.

En 1960, durante una excursión organizada por el Primer Congreso Mexicano de Botánica, la científica empezó una activa labor de recolección en la zona. Posteriormente, a lo largo de numerosas salidas al campo fomentadas por la Sociedad Botánica del Estado de Jalisco, la Maestra Puga y su equipo de trabajo recogieron un creciente número de especímenes de notable interés para el herbario del Instituto de Botánica de la Universidad de Guadalajara. La tarea generó excelentes resultados, alcanzando con el tiempo una colección que superaría los 17 000 ejemplares. Aunque inicialmente el herbario solo contenía plantas de Jalisco, explicita Zamudio Ruiz, luego se fueron añadiendo muchas más procedentes de otros estados de la República Mexicana e incluso del extranjero.

El entusiasmo y dinamismo que María Villarreal de Puga transmitía por el desarrollo y difusión de las ciencias biológicas consiguió, además, motivar a una parte considerable de su alumnado, lo que ha quedado reflejado en sus magníficos logros. Entre los hallazgos más destacados, el equipo consiguió encontrar dos valiosas especies de maíz silvestre: Zea perennis y Zea diploperennis. Valga señalar que su valía es debida a que se trata de dos teosintes, término que hace referencia a cualquier especie del género Zea que represente a los antepasados silvestres del maíz cultivado en la actualidad. La especie Zea mays es una excepción ya que no es un teosinte pues se trata del maíz moderno producto de la domesticación realizada en el México prehispánico.

En las últimas décadas del siglo XX, María Villarreal de Puga también se dedicó con ahínco a potenciar la conservación de los recursos naturales de su país. Tal como ha afirmado Zamudio Ruiz, fue la principal promotora del espacio hoy llamado Reserva de la Biosfera de la Sierra de Manantlán, una extensa y rica área natural (Manantlán significa «lugar de manantiales») situada en el occidente de México, dentro de los estados colindantes de Jalisco y de Colima. Por su extraordinaria riqueza biológica, variadas condiciones ambientales y alta diversidad de hábitats y especies, en 1988 fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. ​

Acceso al centro de investigación biológica de la Universidad de Guadalajara en la Reserva de la Biosfera Sierra Manantlán.

Las inquietudes de María Villarreal de Puga no se centraron solo en el desarrollo de las ciencias biológicas y en conservar los recursos naturales de su país. También participó activamente en la lucha por los derechos de las mujeres e inculcó, sobre todo a su alumnado femenino, la defensa de sus ambiciones profesionales y el afán de superación en sus carreras.

A partir de 1969, la prolífica Maestra Puga publicó numerosos trabajos en revistas nacionales e internacionales. Asimismo, participó con lúcidas ponencias en doce sociedades científicas y asociaciones no gubernamentales, entre las que se encuentran la Sociedad Botánica del Estado de Jalisco, la Sociedad Orquidófila de Guadalajara, la Sociedad Botánica de México y la International Association for Plant Taxonomy.

Por su contribución al estudio de las plantas de México y formar muchas generaciones de alumnos en la Universidad de Guadalajara, el 28 de septiembre de 1990 el Consejo General Universitario decidió otorgarle el título de Maestra Emérita, y el 14 de mayo de 2004 el Doctorado Honoris causa. En esta misma línea, en febrero de 2018 se inauguró el Parque Botánico de la Universidad de Guadalajara con el nombre de la Dra. Luz María Villarreal de Puga.

La gran botánica mexicana del siglo XX, Helia Bravo Hollis, en su libro Memorias de una vida y una profesión (2004), considerado por la comunidad especializada como una «valiosa fuente de información donde el alumnado y el público en general pueden asomarse al pasado de la biología mexicana», menciona afectuosamente a la Maestra Puga, destacando «su empeño, lucha, fe y entusiasmo» por la profesión botánica. Ambas científicas se conocieron en el Herbario Nacional de México y entre ellas surgió una estrecha amistad.

El escritor Sergio Hernández ha relatado que «durante los últimos años y a pesar de su avanzada edad, la Maestra Puga permaneció en todo momento atenta al buen funcionamiento del Herbario del Instituto de Botánica de la universidad», bellamente definido como «refugio histórico de plantas».

Cuando la científica murió en su casa de Guadalajara, el citado Sergio Zamudio Ruiz dejaba escrito: «La muy apreciada Maestra Puga falleció el lunes 11 de noviembre del año 2013, ocho meses después de cumplir 100 años de vida fructífera. Su profundo amor por la naturaleza, su generosidad, su pasión por la enseñanza y su invaluable estímulo en la investigación dejaron una huella profunda en quienes tuvimos el privilegio de ser sus alumnos y/o sus amigos».

Luz María Villarreal de Puga (hacia 1980). Ibugana.

Antes de finalizar, nos parece de interés traer a colación las palabras del mexicano doctor en Ciencias Pablo Carrillo Reyes, coordinador del hoy llamado Herbario Luz María Villarreal de Puga, pronunciadas en una entrevista concedida a la periodista Mariana Recamier el 19 enero 2023. Este experto explica que dicho herbario es el quinto con más ejemplares en México de acuerdo con el Index Herbariorum, una base de datos del Jardín Botánico de Nueva York. En la actualidad, relata Carrillo Reyes, «resguarda 215 mil especímenes de Jalisco y de otros territorios, entre ellos el primero descubierto de Zea diploperennis, pariente silvestre del maíz que mantiene entre sus hojas el ADN que podría ayudar a la conservación de este grano en escenarios críticos por el cambio climático».

El centro, continua Carrillo Reyes, «está entre los dos herbarios más activos de México, pensando en el número de visitantes y el número de estudiantes que lo usan. Al menos hay 15 tesis en curso de licenciaturas y de posgrados. [Una muestra que acredita como] la herencia de la Maestra Puga sigue viva». Más adelante recuerda, «recibí clases de muy buenos maestros que fueron alumnos de ella, me siento nieto académico de la Maestra Puga […]. Sigue habiendo una fuerte tradición en formación de botánicos que se apoya en este herbario».

Finalmente, destacando la importancia del legado de la Maestra Puga, el científico recuerda que «el florecimiento de las grandes culturas de la antigüedad: la egipcia, la maya, la azteca, la china, está estrechamente ligado al conocimiento íntimo de alguna planta y a la posibilidad de modificarla a partir de aprender a cultivarla. Los chinos no serían nada si no hubieran aprendido a domesticar el arroz, los egipcios con el trigo y las culturas mesoamericanas con el maíz, es decir, son plantas que hicieron cultura». Todo un tributo perenne a quien contribuye en estos descubrimientos.

Referencias

Nota de la editora

Este artículo es el tercero de una serie sobre botánicas latinoamericanas.

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

2 comentarios

  • Su largo recorrido que se mezcló entre lo académico, investigativo y la lucha por los derechos de las mujeres son ejes fundamentales de la mujer que luchó por la reivindicación, estas cualidades y características hacen ser muy especiales. En el caso del Ecuador, también existimos mujeres que combinamos los aprendizajes e investigaciones con nuestras mujeres y luchamos por los ejercicios de nuestros derechos en constantes movilizaciones para exigir el respeto y la denuncia de constantes vulneraciones, violaciones marginaciones.

    Gracias, por compartir las percepciones de las mujeres, quisa podamos compartir en presencial o virtual experiencias de las mujeres de Ecuador, de manera particular de la mujer indígena kichwa de la sierra ecuatoriana

    • Buenos días Norma
      Me parece muy interesante que pudiéramos compartir las experiencias de las mujeres de tu país, y también las de otros países latinoamericanos, tantas veces olvidadas. En mi caso, por mi trayectoria profesional trato de colaborar intentando sacar a la luz a las biólogas.
      Un cordial saludo
      Carolina

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