Fatoumata Kébé, científica por encima de cualquier otra distinción

Vidas científicas

En junio de 2015, Fatoumata Kébé ofreció una conferencia sobre su campo de trabajo y conocimientos en la edición francesa de la serie de videos We Talk. La astrofísica, quien desde hace años se ha desempeñado en el análisis y estrategias de contención de la basura espacial, ofreció datos, cifras y elementos que aspiraban a crear conciencia acerca de esa problemática.

Fatoumata Kébé (2017). Wikimedia Commons.

Sin embargo, pocos —y en particular los medios de prensa de su país— se centraron en ese asunto luego de que terminara la conferencia. Por el contrario, las referencias y titulares se agruparon en torno a una broma realizada por la científica durante sus explicaciones.

Fatoumata, con orgullo, hizo referencia a que su madre se había desempeñado como empleada doméstica durante gran parte de su vida. “Ahora que lo pienso, yo también soy una mujer de la limpieza, pero en el espacio. ¡Obviamente hay una curva ascendente entre la Tierra y el cosmos!”, expresó entonces la investigadora.

Luego observó, casi sin poder defenderse, cómo un pequeño comentario suyo era usado para definirla ante la opinión pública. Leía constantes referencias a su origen dentro de “una familia modesta”. La experta comenzó a preguntarse: ¿habrían escrito ese detalle si se tratara de una niña con el color de piel blanco?

Sus dudas fueron dilucidadas cuando, poco después, un periódico francés publicó un artículo sobre ella y otra científica dedicada a la astrofísica. Para la colega se usó el epíteto de “exploradora del universo”, mientras que Fatoumata fue bautizada como “la estrella negra de la astronomía”.

La científica tuvo la oportunidad de expresar el rechazo que le provocó ese texto en una entrevista posterior. “Apenas mencionaron mi trabajo y solo hablaron de mi familia humilde y de que yo había nacido en el distrito 93 de París —departamento Sena-Saint Denis, donde vive un elevado número de la población que profesa la fe mahometana en la capital francesa y del cual se han creado muchos estereotipos—”.

Aunque es mujer, negra, musulmana y de un barrio pobre, Fatoumata quiere que los demás olviden todo eso. Tiene el interés de que se preste cuidado a una única cuestión: su trabajo.

La ruta de la ciencia

Con ocho años, descubrió la enciclopedia de Astronomía de su padre. Quedó impresionada por las imágenes de estrellas, nebulosas y planetas. Gracias a ese libro, se juró a sí misma que un día se dedicaría a ese campo del saber humano.

Más de 15 años después, fue posible encontrar a Fatoumata en los salones y laboratorios de la Universidad Pierre y Marie Curie. Ahí consiguió su máster en mecánica de los fluidos y encaminó su doctorado. Para este escalón académico, sus objetivos de investigación se centraron en los desechos espaciales.

Una imagen generada por computadora que representa los desechos espaciales como se puede ver desde la órbita terrestre alta. Los dos campos de escombros principales son el anillo de objetos en la órbita terrestre geosincrónica (GEO) y la nube de objetos en la órbita terrestre baja (LEO). Wikimedia Commons.

El concepto abarca todos aquellos restos de la actividad humana en el cosmos. Se refiere a fragmentos de cohetes, satélites antiguos que formaron parte de misiones terminadas. El número y diversidad de estos remanentes se ha incrementado considerablemente en las últimas décadas. Debido a ello, la ciencia se encuentra ante la problemática de tener que erradicarlos.

La labor de Fatoumata Kébé, y otros científicos, consiste en encontrar la forma de reducir esos desechos en el espacio. La experta trabaja en la modelación de eventos que conducen a la fragmentación de estos objetos, ya sea a través de colisiones o explosiones.

La propia investigadora ha descrito sus objetivos en diversas ocasiones: “La idea es detener la caída de escombros a la Tierra y también evitar que destruya total o parcialmente los satélites operativos. Por encima de todo, nuestro objetivo es preservar el entorno espacial”.

Asimismo, la científica pasó un año en la Universidad de Tokio. Ahí amplió sus conocimientos acerca de ingeniería espacial y confeccionó pequeños satélites por sí misma.

La Luna es otro de los elementos del cosmos que apasionan a Fatoumata. Ella está convencida de que todavía quedan muchas cosas por descubrir respecto al satélite natural de la Tierra. En 2020, publicó El libro de la Luna. Historia, mitos y leyendas; un texto que ofrece respuestas sobre diversos fenómenos astronómicos mientras pone a los lectores frente algunas de las interrogantes que todavía quedan por resolver respecto al astro.

Además, la científica ha asegurado que entre sus metas está el convertirse en la tercera mujer europea que consiga viajar al espacio y la primera que pise la Luna. Incluso, aseguró que se presentaría a las búsquedas de candidatas de la Agencia Espacial Europea (ESA) a finales de 2020.

Educar, la otra meta

De conjunto con sus investigaciones académicas, Fatoumata encuentra el tiempo para dedicarse a otra labor por la que siente gran compromiso. Sus acciones se centran en desarrollar actividades de divulgación científica en barrios marginales de París para atraer a niños y adolescentes.

Así, en 2014, surgió la asociación Éphémérides. A través de esta iniciativa, la experta ha conseguido acudir a colegios de enseñanza media donde dialoga con estudiantes de entre 12 y 15 años sobre el acceso a carreras de Física, y en particular sobre la Astronomía.

Ephérémides.

Ella afirma que uno de los motores de esta labor es la escasa presencia de mujeres en las ciencias básicas. “Después del ingreso a las universidades, el número de mujeres disminuye con el tiempo. Quedamos muy pocas cuando llegas al nivel posdoctoral”, recalcó Fatoumata para hacer énfasis en la necesidad de su proyecto.

La científica también está a cargo de Connected Eco. A través de esta otra iniciativa, la experta ha conseguido desplegar acciones para proteger el medio ambiente con respecto a la agricultura intensiva. Las labor se ha desplegado en Mali donde cuenta con el apoyo de mujeres locales. Las acciones fueron reconocidas con el premio Young Innovators Award de la International Telecommunication Union.

Más allá de los premios o el reconocimiento público a su trabajo, Fatoumata ha encontrado una fuerte motivación propia. Su principal cometido ahora es las nuevas generaciones se acerquen al espacio como fuente de aprendizaje y de una apasionante profesión.

Referencias

Sobre la autora

Claudia Alemañy Castilla es periodista especializada en temas de ciencia y salud. Trabaja en la revista Juventud Técnica.

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