Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville: una polímata en el Siglo de las Luces

Ciencia y más

Marie Geneviève Charlotte Darlus (1735).

Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville nació en París el 17 de octubre de 1720. Era hija de André-Guillaume Darlus, un fermier général –perteneciente a la Ferme générale, una compañía privilegiada encargada de la recaudación de impuestos en Francia desde el siglo XVII– y de Françoise Geneviève Gaudicher, que falleció cuando su hija sólo tenía cuatro años.

Creció junto a su hermana menor. Ambas fueron educadas, como obligaban las normas de la época para niñas acomodadas, insistiendo en su formación artística: Marie-Geneviève-Charlotte no aprendió a escribir hasta los ocho años.

Con solo catorce años, la casaron con Louis-Lazare Thiroux d’Arconville (1712-1789), asesor del Parlamento de París y más tarde presidente de una de las cámaras. El matrimonio tuvo tres hijos: Louis Thiroux de Crosne (1736-1794), André-Claude Thiroux de Gervilliers (1737-1810) y Alexandre-Louis Thiroux de Montdésir (1739-1822).

Con estos antecedentes –hija de la nobleza financiera y parlamentaria y casada tan joven– nada hacía presagiar su posterior pasión por la física, la química, la medicina, la botánica, la literatura, la moral, las lenguas y la historia. A pesar de su pasión por el arte, el teatro y la ópera, renunció a la vida en sociedad para dedicarse al estudio. Probablemente, la viruela que contrajo con veintitrés años y las secuelas físicas que sufrió, la ayudaron a retirarse de la vida mundana.

Aunque publicó guardando su anonimato, las razones precisas de esta decisión no se conocen. ¿Quizás fue su situación como esposa de un personaje público la que la llevó a ser prudente? ¿Quizás el temor a la crítica hacia las mujeres científicas la preocupaba? Al contrario de lo que hicieron otras, como Marie Meurdrac, sus escritos no iban dirigidos a otras mujeres. Sin embargo, su posición es ambigua, ya que ‘salpicaba’ sus textos de pistas que permitían reconocerla.

Falleció el 23 de diciembre de 1805. Su sobrino, el médico y botánico Pierre Bodard de la Jacopière (), la recordaba en esa época con estas palabras: «Con 85 años, su espíritu había conservado toda su amabilidad, todo su fuego, y su imaginación no había perdido nada de la frescura y los encantos de la juventud. Casi al final de sus días, todavía escribió sus Souvenirs, de los cuales existe una anatología de trece volúmenes manuscritos.»

Su trabajo científico

Su primera obra científica publicada fue la traducción de un tratado de osteología del médico británico Alexander Monro (1697-1767) –Osteology, A treatise on the anatomy of the human bones with An account of the reciprocal motions of the heart and A description of the human lacteal sac and duct–. En su versión –y en contra de la opinión de Monro, que sostenía que la única manera de aprender era trabajar directamente con cadáveres– Geneviève añadió una treintena de tablas de esqueletos, entre ellas una de las primeras representaciones de un esqueleto femenino.

Las tablas anatómicas bien hechas, es decir, copiadas fielmente de la Naturaleza, pueden ser muy útiles en algunos casos. […] Las imágenes ayudan a superar la repugnancia que se siente naturalmente al estudiar objetos espantosos como los esqueletos.

Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville
Esqueleto de mujer en el Traité d’ostéologie.

También añadió una tabla de materias para visualizar el orden de la obra –orden que ella modificó–, una dedicatoria a Alexander Monro, un largo prefacio, notas explicativas y comentarios. El libro no se publicó ajo su autoría, deseaba mantener su anonimato debido probablemente a las críticas que recibían las mujeres científicas en aquella época. Finalizada en 1759, tras un largo proceso, la traducción se publicó bajo el nombre de Jean-Joseph Sue (1710-1792), el anatomista que realizó los treinta y un dibujos de la obra.

Entre 1755 y 1763, Marie-Geneviève-Charlotte se dedicó al estudio de la putrefacción, que consideraba como la llave de todas las ciencias físicas y la base de la historia natural. Estudió la conservación de los alimentos y, además, inició un estudio sobre la transformación de la materia.

Realizó varios centenares de experimentos sobre la conservación de sustancias putrescibles –carnes, pescados, huevos, leche, etc.– siguiendo un riguroso protocolo: anotaba cada día el estado de degradación de sus muestras junto a las condiciones exteriores –humedad, calor, etc.–.

La principal conclusión de sus trabajos fue que el ‘poder conservador’ se encontraba en la protección del ‘contacto con el aire exterior’. Sus investigaciones también probaban el valor de la quina como antiséptico capaz de ralentizar el proceso de putrefacción, conclusión que coincidía con las deducciones del médico John Pringle (1707-1782), cuyos trabajos tradujo en 1755. Sin embargo, los experimentos de Marie-Geneviève-Charlotte no confirmaban los supuestos beneficios de la camomila a los que aludía el médico escocés.

También introdujo el cloruro de mercurio como agente susceptible de luchar contra la putrefaccción. Recopilando los resultados de sus experimentos, publicó en 1766 su Essai pour servir à l’histoire de la putréfaction.

Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville
(1950).

Sus trabajos fueron citados por el químico francés Antoine-François Fourcroy –el primero en reconocer su trabajo y compararla con Stephen Hales, John Pringle o Antoine Baumé por sus trabajos experimentales sobre la putrefacción–, el químico francés Pierre-Joseph Macquer –en su Dictionnaire de chymie (1766)– o el químico irlandés William Higgins entre otros. Tras su muerte, también la mencionaban en algunos manuales de química médica y medicina legal, hasta descubrirse el papel de los microorganismos de la mano de Louis Pasteur (1822-1895).

Además de estos documentos científicos, Marie-Geneviève-Charlotte escribió novela, ensayo, textos de historia y tradujo varios textos del inglés.

El temor a parecer ignorante es el mayor obstáculo para dejar de serlo.

Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville. Pensées et réflexions morales (1760).

Desde luego, la ignorancia no era uno de los defectos de Marie-Geneviève-Charlotte Thiroux d’Arconville…

Referencias

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

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