Una nueva lectura de las estatuillas paleolíticas

Ciencia y más

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

19 comentarios

  • Acertada tesis sobre la antigüedad probable de la cestería o tejido con fibra vegetal , es notorio el detalle en distintas figurillas.
    De ninguna manera se puede interpretar la pasividad femenina y menos siendo único género esculpido con distintos fines a tan temprana edad.
    Gracias por aportar al conocimiento

    • Hola Marcia, gracias por tu comentario. Ciertametne, es llamativo que las estatuillas se examinaran con tanta meticulosidad, durante décadas y no se reparara en que lucian adornos corporales probablemente hechos de fibras. Y por otra parte, me gusta que subrayes la imposible pasividad de las mujeres: la interpretación sesgada y sexista de la prehistoira ha sido abrumadora. Me encanta el dato, proporcionado por la profesora M. E. Salahuga, que dice: durante más de 20.000 años y desde los Pirineos a Siberia el arte mueble hallado representaba figuras femeninas, ¿dónde queda el varón como representante «completo» del ser humano que defendía Aristóteles?
      Un cordial saludo
      Carolina

  • Interesantísimo artículo!!!. Interesante y desconocida para mi la tesis de la profesora E. Wayland Barber, a la cual descubrí en el apasionante libro » Las momias de Ürümchi», editado en castellano por la editorial Debate. El mundo de los tejidos, y geopolítica de Asia Central, todo en uno!.
    Animo con la página y el gran tema Mujer y Prehistoria… Todo por hacer, descubrir, y reescribir!

    • Hola M8. Me alegra que te interesara el artículo. Y tienes razón con respecto a E. W. Barber, ha escrito trabajos y libros apasionantes sobre las mujeres en la prehistoria. Precisamente una de las cosas por las que me encanta participar en este blog es porque vas descubriendo cada vez más figuras femeninas. Sobre Barber tengo intención de escribir acerca de sus aportaciones sobre lo que ella llama «la revolución de la cuerda» ¿Cuándo inventaron nuestros antepasados sacos, bolsas, mochilas, redes…? ¿Y cuánto participaron las mujeres? En fin, como dices, un tema apasionante.
      Un cordial saludo.

  • Me alegra sobremanera ese esfuerzo monumental de la arqueología de género de rescatar las valiosas contribuciones que hicieron y siguen haciendo las mujeres en el mundo pasado y en el presente. No sé a quíen se le ocurre que la mitad del genero humano, con igual cantidad de neuronas, tenga menos peso que la contraparte masculina. Aun hoy, en pleno siglo XXI, hay que recordarles a muchos lo mucho que le debemos a las mujeres! Exitos y gracias por el artículo.

  • Buenos días, me gustaría aportar algunas ideas a esta entrada.

    En primer lugar, sobre el trabajo con fibras vegetales como materia prima. Está documentado el uso de vegetales como herramientas (incluyendo la elaboración de nidos) por distintos géneros de la familia de los hominoideos (https://www.academia.edu/12903879/Primate_archaeology). Igualmente de herramientas líticas que ha obligado a replantearse la autoría de muchas de las industrias más antiguas. De modo que trabajar con materias vegetales ha formado parte del acervo de conocimientos de la especie humana desde sus orígenes.

    En segundo lugar, sobre el concepto de materias primas que no fosilizan. Repasando las culturas de cazadores recolectores actuales (tomando como base las descripciones más antiguas, para evitar aculturaciones del presente) podemos comprobar que disponen de una amplia variedad de instrumentos y piezas de adorno realizados con madera, fibras vegetales, cuero y otras materias primas de origen animal (intestinos, plumas, tendones, etc.) que no fosilizan (normalmente) y por lo tanto, no aparecen en el registro arqueológico. Cuestiones como el almacenamiento, la transformación de alimentos con fuego (cocinar usando como recipiente un odre) o el transporte (sobre todo si hablamos de sociedades no sedentarias) deben resolverse de manera eficiente y sin generar excesos de carga. Por lo tanto, las fibras vegetales ofrecen una solución eficiente y rápida para gestionar esta cuestión básica. Tal vez el problema haya sido asumir que su ausencia del registro arqueológico implicaba la no existencia de este tipo de industrias.

    Por otra parte, ha sido igualmente erróneo (y absurdo) dar por sentado que todo el trabajo de las sociedades paleolíticas recaía en los hombres. Establecer una división veraz de cómo se desarrolló ese trabajo según el género es ya cosa muy distinta. Una construcción mental como ésta, aunque puede que tengamos sus claves en obras de arte rupestres o mobiliares, todavía no está descifrada. Ni siquiera sabemos cuántos roles de géneros contemplaban estas sociedades, entendiendo como género la construcción social y cultural que define las diferentes características emocionales, afectivas, intelectuales, así como los comportamientos que cada sociedad asigna como propios y naturales de hombres/mujeres o si los había más allá de la diferencia biológica.

    Muchas gracias, saludos.

  • Muchas gracias, Cesar, por tu alentador comentario. Es muy cierta tu reflexión sobre el valor de la mitad de la humanidad representado por las mujeres; es realmente incomprensible que se las haya marginado (y que aún se siga haciendo) de una manera tan lamentable. Todas y todos debemos poner nuestro «granito de arena» para corregir tanto error .
    Un cordial saludo,
    Carolina

  • Este artículo tiene un año ya sin embargo acabo de descubrirlo. Muchas gracias por ello, muchas gracias por este blog que acabo de descubrir y va a pasar ya a mis favoritos.
    Como humilde profesora-maestra de personas adultas, a mis alumnos mayores de 65 años, en el curso pasado, les introduje en el mundo de la prehistoria y concretamente, vimos las estatuillas femeninas. Todos y sobre todas, pues la mayoría son mujeres, observamos, a través de fotos, muchas cosas entre ello, las cuerdas, el ropaje como en la de Dama de Lespugue (parte trasera, muy similar a faldas africanas), los peinados – que much@s sugirieron que si eran GORROS y por supuesto no les contradije – ( para mi, las opiniones o observaciones de mis alumnos son muy importantes), las cabezas agachadas de muchas de ellas, mirando al suelo como por reverencia o inmersas en algo importante, etc… Surgieron muchas conclusiones interesantes y entre ellas que ya sabían tejer.
    Me he quedado estupefacta, al leer este artículo. Extrañeza al constatar que ningún especialista varón de ese periodo, se haya planteado desde hace más de un siglo que esos trazos podían ser FIBRAS TRABAJADAS, a pesar de muchos trabajos que apuntan hacia ello, “con notable asombro”. Si sabían pintar como en Altamira, Lascaux, Chauvet… cómo no iban a saber tejer. Una de las estatuillas, la Vestonicka, de la República Checa, es de arcilla cocida y tiene una antigüedad de entre 29 000 y 25 000 años y además en el suelo hay huella de un entramado de mimbre, nombrado en dicho artículo.
    No hay que romper, a la primera, las tesis dominantes pero tampoco decidir hacer de ellas un dogma.
    En fin, es triste que sabiendo lo que le hicieron al descubridor de Altamira se repita a otros niveles. Por supuesto, hay que ir con cautela y analizar con seriedad nuevas tesis, pero un grupo de alumnos sin formación alguna, gente del campo y acostumbrad@s a tejer mimbre, lana, lino, cáñamo, etc.. acostumbrados a las faenas manuales campestres, lo vieron y lo verbalizaron.

  • Hola Marta. Muchas gracias por tu comentario. Es verdad como dices que trabajar con materias vegetales ha sido una parte importante de las actividades humanas, pero también es cierto que este tipo de tarea ha estado relegado a un plano muy secundario. Se ha pretendido adjudicar a los hombres las actividades que tuvieran cierta importancia, y esto ha sesgado al interpretación de nuestro pasado.
    Es uno de los objetivos de este blog recuperar el papel de las mujeres y, dentro de lo posible, derribar la idea de que ellas sólo fueron cuidadoras pasivas y sumisas.
    Un cordial saludo,
    Carolina

  • Me alegra mucho, Paz, que este blog pase a formar parte de tus favoritos. Me encanta tu profesión, siempre me ha gustado la enseñanza a los mayores, son muy agradecidos y su actitud por lo general resulta estimulante y grata. Entiendo tu estupefacción, me sucedió alto parecido: ¿Cómo es posible que durante décadas y décadas de estudios sobre las estatuillas paleolíticas solo se hablase de sus caracteres sexuales (que es verdad, en muchas están muy acentuados) y no se reparase en que lucían adornos tejidos? El sesgo androcéntrico al interpretar nuestra prehistoria ha estado muy marcado. También es cierto que no debemos optar por romper drásticamente con lo establecido, pero sí enriquecerlo con nuevas teorías que en el fondo lo que hacen es enriquecer nuestros conocimientos y ampliarlos.
    Me han gustado mucho tus comentarios.
    Saludos cordiales,
    Carolina

  • Hola. No me detenido en todo el artículo, que leeré con la atención que merece. Pero, a bote pronto, quiero comentar que he leído de fuentes fiables que muchas de esas «venus» tienen obesidad propia de la «raza negra» (genéticamente no existen razas, pero para entendernos) y el cabello (en el primer ejemplo parece muy claro) es rizado como el de los africanos. Los datos paleoantropológicos cada vez son más insistentes en que los europeos tuvimos apariencia externa negroide, lo que genéticamente puede sorprender a nadie dado los lapsos temporales de los que estamos hablando. No sé si estos datos han sido descartados por la autora; si es así, estaría bien saber el fundamento. Gracias.

  • Hola Jaime. Gracias por tu comentario. Es cierto que muchas de las estatuillas de mujeres (las mal llamadas «venus») son gordas, pero no todas, ya que son muy variadas. También hay muchas delgadas. Algunas autoras y autores las han comparado con un grupo étnico caracterizado por tener el trasero y los muslos muy desarrollados (esto se llama esteatopigia). No es de extrañar que los humanos paleolíticos fueran negros, ya que nuestra especie se originó en África. En relación al pelo, hoy se piensa que en vez de un peinado tienen un gorro, probablemente tejido con hierbas. También hay estatuillas con brazaletes u otros adornos que muestran un tejido similar.
    Un cordial saludo.
    Carolina

  • Gracias por su respuesta. Por lo que veo, la hipótesis a la que me refiero, que he leído del vehemente erudito africanista Ferrán Iniesta, entre otros autores, no es la más extendida. Y conste que al ver de nuevo varias fotos de «venus» sigo percibiendo con facilidad «rastas», pelos crespos y rizados, y no me cuesta imaginar a una persona de clara ascendencia africana, lo que encaja con las hipótesis más verosímiles sobre la expansión de los primeras H. sapiens por Europa. Por suerte, la ciencia actual, liberada ya de racismo y eugenismo, logrará darnos una respuesta satisfactoria sobre el trayecto y la maravillosa chispa creativa que convirtió a nuestros sufridos antepasados en lo que somos todos y cada uno de los actuales pobladores de la tierra.

  • Hola Jaime, si miras con detalle los adornos de la cabeza de las estatuillas verás que sí tienen aspecto de gorro. En este blog hay más cosas publicadas sobre el tema, por si quieres verlas. Me gusta lo de «la maravillosa chispa creativa», realmente nuestros antepasados tenían una hermosa capacidad artística, también puedes verlo en las pinturas de las cuevas que habitaron.
    Un cordial saludo
    Carolina

  • Hay algunas cosas que no cuadran; los tejidos no son parte del neolítico, sino antes, del mesolítico; y están documentados; y las estatuillas se hacen desde el Paleolítico superior.

    Lo que debería hacerse es clasificar a dichas estatuillas según la datación… Y, por cierto, ya se lo ha hecho (eso hace la arqueología una y otra y otra vez).

    Ahora, que en toda la abundante literatura no hayan reparado en tejidos y peinados….. Es discutible; sí se lo ha hecho; que con la Venus de Willendorf no se ha reparado el peinado, ¡claro que se lo ha hecho! No solo que SÍ se lo ha hecho, incluso, que mire hacia abajo, no solo permite ver su cabello, sino que hay una teoría que la escultora que diseñó dicha figura lo planteó viéndose desde arriba (¿y si lo diseñó un escultor?).

  • Hola Juan Diego. Las estatuillas tienen entre 35.000 y 15.000 años. Lo que inicialmente se interpretó como un peinado muy elaborado hoy mayoritariamente se piensa que se trata de gorros o cofias cuidosamente tejidos, al igual que los adornos corporales. Es muy difícil, si no imposible, saber quien talló las estatuillas; probablemente, en unos casos serían mujeres y en otros hombres. La capacidad de crear arte no depende del sexo. Un saludo.
    Carolina

  • […] Cuando Barber estudió las pequeñas figuras, en vez de dedicar su atención a las tantas veces analizadas y discutidas proporciones del cuerpo, optó por concentrarse en algo que llamó profundamente su atención: los gorros, bandas en la cintura o […]

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