Louisa Aldrich-Blake, la cirujana que rompió las barreras del quirófano

Vidas científicas

La medicina británica de finales del siglo XIX y principios del XX se regía según jerarquías médicas tradicionales dominadas por hombres. Louisa Aldrich-Blake (1865-1925) fue pionera en desafiar las estrictas normas del sistema y abrir las puertas para que futuras generaciones de médicas pudieran ejercer la profesión. También es recordada por ser una de las primeras mujeres en visibilizar su homosexualidad en un entorno profesional tan conservador como el de su época.

Louisa Aldrich-Blake.

Louisa Aldrich-Blake nació el 15 de agosto de 1865 en Chingford, Essex (Reino Unido) en una familia que la alentó a estudiar, algo poco habitual entre las mujeres de su época. Comenzó su educación en el Cheltenham Ladies’ College; desde joven quiso dedicarse a algo que fuera realmente útil para la sociedad, por lo que se matriculó en la London School of Medicine for Women, uno de los pocos centros de educación médica que admitían a mujeres entonces. Su paso por la facultad fue brillante, graduándose con honores de primera clase en 1894 y obteniendo una medalla de oro en cirugía.

Louisa continuó sus estudios superiores de Medicina y Cirugía en la Universidad de Londres y, en 1895, se convirtió en la primera mujer británica en obtener el título de Máster en Cirugía. Conseguir una distinción académica de prestigio en un campo casi exclusivamente masculino no solo amplió sus propias posibilidades profesionales, sino que representó un hito en la historia de la medicina británica.

Innovación en el quirófano

La trayectoria profesional de Aldrich-Blake fue una sucesión de puestos pioneros en instituciones que ella misma ayudó a transformar. Inició su andadura en el nuevo Hospital para Mujeres y Niños de Londres, un centro atendido solo por mujeres, donde comenzó como asistente y ascendió hasta ser cirujana jefe. También trabajo en el Royal Free Hospital, siendo la primera mujer en desempeñar cargos como registradora quirúrgica y anestesista en ese centro.

Louisa Aldrich-Blake se especializó en operaciones complejas, destacando en tratamientos para el cáncer de cuello uterino y recto. A principios del siglo XX, estos procedimientos eran aún áreas emergentes de la cirugía moderna, y ella se posicionó a la vanguardia de su desarrollo. Sus avances fueron documentados en publicaciones de prestigio, como un artículo de 1903 en el British Medical Journal sobre un nuevo método de escisión abdomino-perineal para el cáncer rectal. También se le reconoce haber adoptado y adaptado la operación de Wertheim para el tratamiento de cáncer uterino. Sus contribuciones no solo mejoraron las posibilidades terapéuticas de muchas pacientes, sino que aportaron conocimientos muy valiosos a la literatura médica de la época.

Desde 1910 fue cirujana senior en el Elizabeth Garrett Anderson Hospital, consolidando así su reputación como profesional de excelencia en un ambiente clínico exigente y competitivo.

Madame la Génerale

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Louisa Aldrich-Blake decidió poner toda su energía y capacidad organizativa al servicio de su país. Ante la reticencia inicial del Ministerio de Guerra para reclutar personal médico femenino, ella tomó la iniciativa de escribir a cada mujer inscrita en el registro médico para animarlas a ofrecerse como voluntarias. Gracias a su determinación, logró organizar a decenas de médicas para servir en lugares como Malta, Egipto y Grecia.

Entre 1914 y 1916, dedicó sus vacaciones a operar en hospitales militares en Francia, destacando su labor en el hospital de campaña de la Cruz Roja. Su trabajo fue tan intenso y comprometido que sus pacientes la apodaron “Madame la Générale”, reflejo tanto del respeto que inspiraba como de la energía con la que asumía sus tareas. Además de operar y salvar vidas, Aldrich-Blake contribuyó a cambiar la percepción pública sobre la capacidad de las médicas en el frente y que se les permitiera alistarse formalmente como personal médico.

Formación de estudiantes

En paralelo a la práctica quirúrgica, Louisa se dedicó a la enseñanza y formación de estudiantes en su alma máter, la London School of Medicine for Women (actualmente la facultad de medicina de la University College de Londres), de la que llegó a ser vicedecana en 1906 y decana en 1914. En esos años previos y durante la Primera Guerra Mundial, su liderazgo cobró un papel crucial: animó a muchas mujeres a unirse a la carrera médica, y consiguió un considerable aumento de estudiantes en esa facultad a pesar de la guerra.

Louisa Aldrich-Blake. Wikimedia Commons.

El reconocimiento a su incansable labor llegó de manera oficial un año antes de su muerte, cuando fue nombrada Dama comendadora de la Orden del Imperio Británico en la lista de honores de 1925. Ese mismo año fue diagnosticada de cáncer, la misma enfermedad contra la que había luchado en tantos pacientes. A pesar de someterse a varias operaciones, Louisa Aldrich-Blake falleció el 28 de diciembre de 1925 en su casa de Welsh Bicknor. Tenía 60 años.

Su legado perdura y está visible en la estatua erigida en su honor en Tavistock Square, Londres, cerca de la sede de la Asociación Médica Británica, y en el Centro de Archivos del Royal Free Hospital.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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