Isabel Clifton Cookson (1893-1973) perteneció a la primera generación de mujeres que pudieron participar en la ciencia de manera profesional en Australia. Fue una figura clave en el desarrollo de la paleobotánica y la palinología en su país. A lo largo de su extensa carrera describió más de 600 especies de plantas y palinomorfos. Su trabajo no solo contribuyó a la comprensión de la evolución de las plantas, sino también a la de la historia geológica de Australia y otras regiones del hemisferio sur. A pesar de su capacidad demostrada, no gozó de un reconocimiento equivalente al de sus colegas masculinos y apenas tuvo acceso a puestos de liderazgo.
Isabel Clifton Cookson nació el 25 de diciembre de 1893 en Hawthorn, Melbourne. Era la tercera y última hija del inglés John Cookson, e hija única de su segunda esposa, Elizabeth Somers. Desde joven, Isabel demostró un gran interés por las ciencias naturales –sobresalió en anatomía, fisiología y botánica en sus estudios en la Methodist Ladies’ College, Kew–; también era hábil con el piano y como tenista. Realizó sus estudios superiores en la Universidad de Melbourne, donde destacó en botánica y zoología, graduándose en 1916 con honores.
Isabel se formó en una época en la que las mujeres tenían un acceso muy limitado a las oportunidades profesionales en la ciencia. Ella inició su andadura trabajando durante un breve tiempo en el Museo Nacional de Victoria, donde comenzó a interesarse por las plantas fósiles. Volvió a la universidad para seguir estudiando y, entre 1916 y 1917, recibió una beca del gobierno australiano para investigar la flora del Territorio del Norte. Al tiempo que completaba un Máster en Botánica, Cookson trabajó como profesora de prácticas de laboratorio en la Universidad de Melbourne, y también como profesora de biología en Newman College. Aquellos trabajos, mal remunerados, representarían el comienzo de una larga carrera investigadora que jamás recibió el reconocimiento que merecía.
Los años en Melbourne sirvieron para entablar una fuerte amistad con su compañera Ethel Irene McLennan, quien, con el paso de los años, se convertiría en una micóloga de referencia en Australia. Su pasión por la investigación la llevó también a colaborar con figuras influyentes como Frederick Chapman y Alfred J. Ewart, que la impulsaron a interesarse por la biología vegetal y la paleobotánica.
De la botánica a la paleobotánica
Aunque sus primeras investigaciones se habían centrado en plantas modernas, en la década de 1920 Cookson comenzó a orientarse hacia la paleobotánica –disciplina estudia los restos fósiles de vegetales que vivieron en el pasado para comprender su evolución y la historia de los ecosistemas antiguos–.
En 1922 Isabel perdió su trabajo a tiempo completo en la Universidad de Melbourne, pero continuó allí tiempo parcial hasta que viajó a Europa junto a Ethel para colaborar con el renombrado paleobotánico William H. Lang en la Universidad de Manchester, con quien establecería una larga y productiva relación académica a partir de 1927. Juntos realizaron importantes estudios que fueron claves para entender la evolución de las primeras plantas terrestres en Australia. En 1937, Lang honraría a la científica al nombrar al género fósil Cooksonia en su honor.
Cookson escribió numerosos artículos sobre plantas fósiles, incluyendo plantas vasculares del Silúrico (escala temporal geológica que comenzó hace 444 millones de años y terminó hace 419 millones de años aproximadamente) y del Devónico (hace 419-359 millones de años aproximadamente), ayudando a dar forma a las teorías de la evolución temprana de las plantas en la Tierra. También estudió formaciones más recientes de yacimientos de carbón.
En 1930 fue nombrada profesora de botánica en la Universidad de Melbourne, aunque recibió un salario considerablemente menor al de sus compañeros varones. Su trabajo con los primeros fósiles de plantas terrestres de Victoria y el trabajo de campo con muestras de graptolitos y plantas le permitió obtener un Doctorado en Ciencias por la Universidad de Melbourne en 1932.
Desarrollo de la palinología en Australia
A partir de la década de 1940, Cookson amplió su ámbito de trabajo a la palinología, disciplina de la botánica que se enfoca en el análisis del polen y las esporas. La científica decidió especializarse en el estudio de polen, esporas y fitoplancton fosilizados que, junto con maderas, hojas y frutos fósiles, le permitieron reconstruir antiguas floras y ambientes de Australia. Sus investigaciones sobre el polen del Paleógeno (hace 66-33 millones de años aproximadamente) y Neógeno (hace 23-5 millones de años aproximadamente) proporcionaron pruebas clave sobre la distribución pasada de la flora del hemisferio sur. Su trabajo, pionero en la época, fue reconocido por el Consejo de Investigaciones Científicas e Industriales, por la Comisión Estatal de Electricidad de Victoria y por la Universidad de Melbourne, que estableció en 1949 una unidad de investigación del polen bajo su dirección.
En los años 1950 comenzó a estudiar los palinomorfos marinos –partículas de dimensiones comprendidas entre 5 y 500 μm que se encuentran en los sedimentos marinos y están compuestas de materia orgánica–. En colaboración con destacados expertos europeos como Georges Deflandre y Alfred Eisenack, trabajó para demostrar el valor de los dinoflagelados en la datación relativa de estratos geológicos y la utilidad de los microfósiles vegetales en la correlación geológica y en la exploración petrolera. Su trabajo fue fundamental para comprender los antiguos ecosistemas marinos.
Como muchas mujeres investigadoras de su tiempo, Cookson tuvo que luchar contra la discriminación de género a lo largo de toda su carrera: su acceso a recursos de investigación y financiación fue limitado en comparación con el de sus colegas varones; tuvo que trabajar de manera incansable para ganarse el respeto de un entorno dominado por hombres que frecuentemente desestimaban su labor; y, a pesar de la importancia de sus logros científicos, «solo» fue reconocida como profesora asociada en la universidad, cuando faltaban apenas siete años para su jubilación.
Cookson se retiró oficialmente en 1959, aunque siguió investigando de manera activa. Dada la precariedad laboral a la que se había enfrentado en muchos momentos de su carrera, su pensión de jubilación era baja. La científica, que gracias a su mentalidad previsora había invertido en bolsa cuando su salario universitario aumentó tras la Segunda Guerra Mundial, utilizó las ganancias para financiar su investigación y viajes al extranjero durante la jubilación. Treinta de sus 86 artículos científicos fueron publicados en esta época.
Isabel Clifton Cookson murió el 1 de julio de 1973 en su casa de Hawthorn. Desde 1976, el Premio Isabel Cookson se otorga a la/el estudiante que presenta la mejor contribución en paleobotánica o palinología en la reunión anual de la Sociedad Botánica de Estados Unidos.
Referencias
- James Riding and Mary Dettmann (2014). The first Australian palynologist: Isabel Clifton Cookson (1893–1973) and her scientific work, Alcheringa: An Australasian Journal of Palaeontology, 38 (1), 97-129
- Mary E. Dettmann, Cookson, Isabel Clifton (1893–1973), Australian Dictionary of Biography 13, 1993
- Isabel Clifton Cookson, the first Australian palynologist, Letters from Gondwana, 22 octubre 2013
- Isabel Clifton Cookson, TrowelBlazers
- Robert French, Isabel Cookson: one tough ‘Cookie’, Museums Victoria
- Isabel Clifton Cookson, Wikipedia
Sobre la autora
Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.