Las disciplinas masculinizadas, ¿se perciben como mejores?

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«La gente cree que hay algunas disciplinas que son mejores que otras», dice Alex James, matemático de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, que dirigió uno de los últimos estudios sobre el fenómeno. «Y resulta que las que consideramos un poco basura están llenas de mujeres».

Imagen: Freepik.

El estudio de James y sus coautores, publicado en eLife, encontró que, cuantas más mujeres había en un campo, menor era la tasa general de éxito de las solicitudes de subvención y menos puntos tenía la evaluación de la calidad de los investigadores de esa disciplina. La investigación se basa en otros estudios publicados en la última década que han analizado las diversas formas en que el sexismo y otros prejuicios podrían estar manifestándose en todos los campos.

Datos

James y sus colegas analizaron datos de financiación de varias organizaciones que incluían decenas de miles de investigadores y solicitantes de subvenciones en más de cuarenta disciplinas. También había datos de los tres análisis anteriores del Fondo de Investigación Basado en el Desempeño (PBRF) de Nueva Zelanda, que evalúa la calidad de la investigación de cada académica y de cada académico del país; diez años de datos sobre tasas de éxito de solicitudes de subvenciones del Consejo Australiano de Investigación (ARC); y conjuntos de datos similares de los Institutos Canadienses de Investigación en Salud (CIHR) y el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE) que recopila datos de financiadores gubernamentales de la Unión Europea, el Reino Unido, Turquía e Israel.

En este estudio se analizó la relación entre el equilibrio de género de la disciplina de un investigador y su puntuación PBRF, teniendo en cuenta factores como la edad, la institución y el registro de publicaciones. Con los otros conjuntos de datos, el equipo neozelandés analizó el equilibrio de género de una disciplina junto con las tasas de éxito de la financiación.

Con todo esto se mostró que los investigadores de cualquier género que trabajaban en disciplinas dominadas por mujeres, como enfermería o educación, recibían puntuaciones más bajas en el PBRF que aquellos que trabajaban en disciplinas dominadas por hombres, como la física o la filosofía. Según el modelo, los hombres que trabajaban en disciplinas dominadas por hombres obtenían una media de alrededor de 40 puntos, sobre 700, más que los hombres que trabajaban en disciplinas dominadas por mujeres. Mientras tanto, las mujeres que trabajaban en un campo dominado por hombres obtenían casi 70 puntos más que las mujeres en un campo dominado por mujeres. Además, en la misma disciplina, las mujeres mostraban una tasa de éxito ligeramente mayor en la obtención de subvenciones que los hombres.

Se puso de manifiesto la diferencia en las tasas de éxito entre disciplinas; por ejemplo, la tasa de éxito promedio tanto para hombres como para mujeres en filosofía (dominada por hombres) fue del 22 % al 23 %, pero en enfermería (dominada por mujeres), fue del 17 % al 18 %. Se observaron patrones similares en los datos de CIHR y EIGE.

Los autores no pueden explicar estos patrones, pero sugieren varias razones. Podría ser que las revisoras y los revisores de las solicitudes de subvención estuvieran predispuestos contra las mujeres o las disciplinas dominadas por mujeres o, quizá, a medida que las disciplinas previamente dominadas por hombres comenzaron a atraer a más mujeres, la percepción de la calidad de los campos disminuyó.

Explicaciones y teorías

Hemos visto que, según el estudio de James, el equilibrio de género en una disciplina se correlaciona con las puntuaciones de calidad de la investigación y que también, el equilibrio de género en una disciplina se correlaciona con las tasas de éxito de la financiación de la investigación. No hay ninguna intención de buscar una relación causal en la que el equilibrio de género provoque puntuaciones bajas en la investigación o éxito en la financiación, o viceversa. Sin embargo, se señalan algunas explicaciones, incluso sin establecer una causalidad. Estos hallazgos pareados aportan otra pieza del puzle académico de género.

  • Feminización

Parece que se cumple en muchas ocasiones que a medida que la fuerza laboral se feminiza, los salarios caen. Una vez feminizada esa disciplina, para explorar si la evaluación de la calidad de la investigación también baja, se necesitarían datos longitudinales extensos. En la actualidad, no existen estos datos, pero es posible que como la investigación en disciplinas dominadas por mujeres se evalúe como menos buena que la investigación en disciplinas dominadas por hombres, sea un resultado de la feminización a lo largo del tiempo.

  • Sesgo de género individual

Los revisores y las revisoras (de resultados de investigación en Nueva Zelanda y de propuestas de investigación en Australia, Canadá, la UE y el Reino Unido) pueden tener prejuicios contra las mujeres. De hecho, los efectos de los prejuicios inconscientes en los académicos están ampliamente teorizados. Aunque los datos empíricos son limitados, se ha visto que los sesgos inconscientes pueden afectar métricas y prácticas académicas comunes como el índice h, las citas, la autoría y la revisión por pares, así como la contratación, la retención y el progreso.

Si el PBRF estuviera dominado por el sesgo individual, esto se manifestaría en que educación tendría puntajes promedio más bajos que física, pero una mujer en educación tendría el mismo puntaje que una mujer en física en promedio. Se cumple lo primero, pero no lo segundo. Sin embargo, en todas las disciplinas las mujeres tienen puntuaciones más bajas que los hombres y esto es más pronunciado en las disciplinas dominadas por mujeres, lo que sugiere un sesgo de género. Esto está lejos de ser concluyente debido a la cantidad de variables que se manejan.

  • ¿Y si las mujeres investigan peor que los hombres?

Los hallazgos del estudio no muestran esto. En 2018, en una materia dominada por hombres como la física, la puntuación promedio de una mujer fue la misma que la de un hombre. De manera similar, una mujer australiana obtenía una tasa de financiación ligeramente más alta que un hombre en la misma disciplina en el ARC. Por lo tanto, hombres y mujeres tienen una calidad de investigación muy similar teniendo en cuenta la disciplina.

Hemos visto que los investigadores, tanto hombres como mujeres, en disciplinas dominadas por mujeres tienen en promedio menos logros en investigación. Esto podría deberse a normas culturales de estas disciplinas o podría ser que las mujeres se sientan atraídas por disciplinas con criterios de publicación menos competitivos.

  • Preasignación y cuotas de financiación

Para los conjuntos de datos sobre financiación de la investigación (ARC, CIHR, EIGE), las cuotas o la preasignación de fondos para ciertos tipos de investigación (por ejemplo, el aumento de la financiación de la salud pública durante la pandemia de COVID-19) podrían explicar alguno de los hallazgos. Pero estas preasignaciones tendrían que dirigirse a disciplinas dominadas por hombres.

La mayoría de las solicitudes de ARC se destinan al fondo del Proyecto Discovery. Aquí, las solicitudes se califican de forma independiente y no hay decisiones previas a la asignación para valorar o financiar una disciplina sobre otra. Las tasas de éxito de las solicitudes en 2023 son similares en los cinco grandes campos de investigación. Esto respalda la afirmación de ARC de que el proceso no preasigna abiertamente por disciplina. Sin embargo, cuando se tienen en cuenta las tasas de éxito de los solicitantes en las 22 disciplinas más detalladas, las disciplinas dominadas por mujeres tienen tasas de éxito más bajas.

Cada país tiene sus propias reglas internas y prioridades para la asignación de fondos. Si la política local prioriza la financiación de la ingeniería y la física, esto podría favorecer las tasas de financiación en estas áreas; aunque también podría pasar que estas áreas tuvieran más investigadores y la tasa de éxito no se viera afectada.

Por el contrario, en el PBRF, este efecto de la preasignación es insignificante o incluso inexistente. Cada individuo se califica de forma independiente. Un exceso de individuos con altas puntuaciones en física no afectaría a las puntuaciones en el campo de educación. En general, la preasignación de fondos no puede explicar los resultados del estudio de James.

  • Elección de trabajo

Este argumento aparece cuando se debate sobre la brecha salarial de género. Las mujeres eligen trabajar en campos laborales que, ¡vaya casualidad!, tienen un menor sueldo. Es posible que la elección de disciplina, a diferencia de la elección de trabajo, esté en juego aquí, donde las mujeres eligen trabajar en disciplinas donde la investigación se considera menos buena. En el mundo académico, las mujeres tienden a elegir áreas de investigación y disciplinas académicas que el sistema educativo infravalora. Además, dentro de una disciplina, las mujeres tienden a elegir temas de investigación que son más interdisciplinarios y más aplicados (menos teóricos). Las percepciones de excelencia pueden corresponderse con una subrepresentación de las mujeres en ciertas disciplinas, lo que influye en la percepción del estatus de genio para ese campo.

  • Sesgo contra las disciplinas dominadas por mujeres

Una explicación simple es que las evaluaciones de la investigación están sesgadas, pero no en contra de los individuos como se había considerado, sino contra las disciplinas de investigación dominadas por mujeres. Como las conclusiones del estudio son correlación y no causalidad, no se puede aceptar o rechazar esta teoría con certeza. En lugar de ello, como se ha visto en otros estudios, se percibe que las disciplinas dominadas por hombres requieren «brillantez» y las disciplinas dominadas por mujeres requieren «trabajo duro». Si esto se extiende a las evaluaciones de las solicitudes de investigación y financiación, podría producirse un sesgo disciplinario basado en el género.

Otra explicación simple es que la investigación en disciplinas dominadas por mujeres es de menor calidad que la investigación en disciplinas dominadas por hombres. Parece que hubiera «ciencias duras» cuantitativas y «ciencias blandas» cualitativas. Pero categorizar los esfuerzos de disciplinas enteras como de menor calidad en lugar de diferentes es demasiado radical. Esta explicación también plantea la cuestión de por qué las disciplinas percibidas como de menor calidad tienen más probabilidades de estar dominadas por mujeres.

Las investigaciones futuras deberían incluir análisis en los que se modularan muchos factores y se manejaran múltiples contextos para disminuir, corregir o compensar los patrones de género. Los datos utilizados tienen limitaciones, no son representativos de toda la academia en todo el mundo. Además, la evaluación de la investigación y el éxito en la financiación de un proyecto no son medidas perfectas de la calidad académica.

Referencias

Sobre la autora

Marta Bueno Saz es licenciada en Física y Graduada en Pedagogía por la Universidad de Salamanca. Actualmente investiga en el ámbito de las neurociencias.

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