Durante cuatro décadas, entre los años cuarenta y los ochenta del siglo pasado, el nombre de Beryl Markham era tan sólo un leve recuerdo de una joven e intrépida mujer que había exprimido su vida al máximo en las hermosas y salvajes tierras de Kenia y había conquistado los cielos convirtiéndose en la primera mujer en atravesar el Atlántico de este a oeste. En 1983, su obra Al oeste con la nocheera rescatada por una editorial de California. Tal fue su belleza, alabada por escritores de la talla de Ernest Hemingway, que algunos creyeron que una mujer como Beryl no podría haberla escrito. Pero lo cierto es que Beryl Markham fue una mujer que rompió con los encorsetamientos a los que estaban condenadas las mujeres y vivió una vida excepcional.
Beryl Clutterbuck nació en Inglaterra el 26 de octubre de 1902 pero seguramente le quedarían pocos recuerdos en su memoria de su lugar de nacimiento porque a los cuatro años su familia se trasladó a vivir a Kenia, por aquel entonces perteneciente al África Oriental Británica. Beryl creció rodeada de animales exóticos, jugando con los niños de la zona y alejada de los formalismos occidentales. Beryl era una «pequeña salvaje» que no echaba de menos las comodidades de su Inglaterra natal.
A los diecisiete años, Beryl había desarrollado una pasión especial por los caballos convirtiéndose en la primera mujer con licencia para entrenar estos hermosos animales en Kenia. Beryl disfrutó y exprimió su juventud al máximo huyendo de cualquier convencionalismo. Tuvo varias relaciones sentimentales, entre ellas un escandaloso romance con Enrique de Gloucester, hijo de Jorge V, se casó tres veces y siempre tomó las riendas de su propia existencia. Beryl Markham congenió con otra mujer excepcional, Karen Blixen, la escritora danesa autora de Memorias de África.
Cuando Beryl conoció al piloto británico Tom Campbell Black, despertó en ella la que se convertiría, junto con los caballos, en su gran pasión: los aviones. Beryl se volcó de lleno en aprender a pilotar hasta conseguir su licencia de piloto. Durante un tiempo se ganó la vida en el servicio postal aéreo y rescatando personas y animales en los safaris keniatas.
El espíritu aventurero de Beryl la llevó a buscar nuevos horizonte y metas con las que probarse a sí misma y, después de realizar un vuelo en solitario entre Nairobi y Londres, tomó la determinación de cruzar el Atlántico de este a oeste. El 4 de septiembre de 1936 inició su aventura aérea que terminó, tras veinte horas de vuelo sin escalas, cuando su avión se estrelló en Nueva Escocia, Canadá. A pesar de no alcanzar su objetivo, aterrizar en Nueva York, se convirtió en la primera mujer en atravesar el Atlántico de este a oeste en un vuelo sin escalas.
En 1942 se publicaron sus memorias bajo el título Al oeste con la noche. Un libro que no tuvo demasiada trayectoria en el mundo editorial. Tras pasar unos años viviendo en los Estados Unidos, Beryl regresó a su hogar en Kenia donde recuperó su otra pasión, la doma de caballos. La memoria de Beryl Markham y su hazaña en el aire cayó en el olvido durante décadas.
En 1983, una editorial norteamericana reeditó el libro después de haber descubierto una carta de Ernest Hemingway en la que alababa la obra de Beryl. Ha escrito tan bien –dijo– tan maravillosamente bien, que me siento avergonzado de mí como escritor. La calidad y belleza de su obra llegó incluso a provocar la sospecha de que Beryl no habría sido la verdadera autora. Fuera o no fuera ella la mano que escribió Al oeste con la noche, la reedición de su obra rescató del olvido a una Beryl anciana que vivía en la pobreza ayudada por algunos amigos. Los beneficios de su obra le permitirían mejorar su existencia los tres últimos años de su vida.
Beryl Markham falleció en Nairobi el 3 de agosto de 1986.
Para leer más sobre ella
Beryl Markham, Al oeste con la noche, Libros del Asteroide, 2012
Sobre el artículo original
El artículo Conquistando el cielo y la tierra, Beryl Markham (1902-1986) se publicó en el blog Mujeres en la Historia de Sandra Ferrer Valero el 3 de diciembre de 2018.
Un especial agradecimiento a la autora del artículo por permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.
Sobre la autora
Sandra Ferrer Valero, periodista y apasionada de la historia, escribe en su blog sobre Mujeres en la Historia.