Física sin fronteras

Ciencia y más

Las barreras que tienen que salvar las científicas de todo el mundo están ahí: equilibrio entre vida personal y laboral, normas culturales, discriminación, salarios, estabilidad, etc. Son escollos bien conocidos para el desarrollo académico y profesional de muchas mujeres. Sin embargo, hay circunstancias específicas en algunos países que se lo ponen más difícil.

Física Sin Fronteras

Kate Shaw y Bobby Acharya, investigadores del ICTP (International Center of Theorical Physics), en concreto, del experimento ATLAS (A Toroidal LHC ApparatuS) del CERN, fundaron en 2012 Física Sin Fronteras (PWF, Physics Without Frontiers). Con esta organización se proponían cerrar la brecha entre las oportunidades para los científicos del Norte Global y aquellos de países más rezagados en ciencia y tecnología.

En la actualidad llevan a cabo programas con científicas y científicos voluntarios a los que se da formación para apoyar las carreras profesionales de física y matemáticas a personas ilusionadas por la ciencia en todo el mundo, pero que tienen alguna dificultad para seguir por ese camino. Ponen en marcha actuaciones adaptadas a las necesidades concretas de cada país. Acompañan con tutorías a estudiantes y les muestran recursos para continuar con sus objetivos. Física sin fronteras ha ayudado a más de 10 000 estudiantes en todo el mundo en cincuenta países diferentes. Se han organizado eventos en África, Asia y América Latina.

Tras las jornadas que tuvieron lugar en el ICTP con motivo del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia 2024, Kate Shaw explica las actuaciones que se llevan a cabo en PWF para abordar el sesgo de género en la ciencia global.

El punto de partida de PWF es considerar que la ciencia, como muchos otros procedimientos humanos, debería ser accesible para cualquier persona, sin importar su género, nacionalidad, situación económica o cualquier otra característica. Todo el mundo debería tener acceso a la información científica; debería tener recursos para adquirir conocimientos científicos, para seguir estudiando después de su decisión de hacerlo y debería tener la posibilidad de progresar en una carrera científica. Pero, como es común en muchos aspectos de nuestra sociedad, esto depende de quién se es. Muchas cosas afectan al derecho a acceder a la ciencia. En PWF quieren derribar barreras en un contexto internacional analizando las desigualdades en ciencia. Cada proyecto se adapta al país.

Son interesantes los programas de Física sin Fronteras en países de América latina: por ejemplo, en Guatemala, en 2015, se inauguró la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas y hacían falta cursos de posgrado, no sólo para formar a las siguientes generaciones, sino para ir abriendo camino en investigación. PWF impartió cursos a demanda de los organizadores y proveyó de herramientas a este país para empezar a crecer en investigación de física y matemáticas.

En muchos países de Occidente se piensa que las ciencias duras son cosa de hombres y, sin embargo, en los países de Oriente Medio se reducen esos sesgos en la elección de estudios universitarios. Son los trabajos los que están muy estereotipados; puede resultar difícil para una mujer trabajar como taxista, ya que allí está fuertemente relacionado con lo masculino. La docencia, en cambio, se considera femenina. En ambientes conservadores, a las mujeres se les permite dedicarse a la enseñanza. De esa manera, tendrán tiempo para cuidar a su familia y llevar a cabo «las labores que les corresponden». Pueden estudiar lo que quieran en la universidad, historia, física, arte, porque luego serán profesoras. Esto simplemente muestra que cuando se elimina la idea sexista de los estudios superiores, las mujeres elegirán sin prejuicios. Las dificultades para decidir profesión pueden venir después.

Kate ha pasado mucho tiempo en Palestina, en Medio Oriente, y una de las mejores cosas de trabajar allí fue encontrarse con un alto nivel de alfabetización. Este nivel tan alto significa que muchas personas se deciden por carreras universitarias: alrededor del 30 %. «Eso es fantástico, ya que no tenemos que convencer ni a chicas ni a chicos para que vayan a la universidad», dice Kate. «Además, el 50 % son mujeres».

Un ejemplo distinto es el de Nepal: «allí hay un problema con la alfabetización. No hay un equilibrio de 50-50 entre mujeres y hombres que vayan a la universidad porque hay muchas dificultades para que las niñas acaben la secundaria». Todo esto implica manejar muchos factores. Educar a las mujeres no forma parte todavía de la conciencia intrínseca de demasiadas sociedades. Una vez más, la desigualdad tiene que ver con la cultura, los roles de género y los estereotipos que asumimos como verdades.

Más sesgos, más barreras

Demasiadas mujeres en el mundo sienten que la ciencia, especialmente la física, no es una carrera a la que puedan dedicarse. Todo empieza con los juguetes, rompecabezas y Lego para los niños, y muñecas y maquillaje para las niñas. Según Kate, este es un problema enorme que fija roles de género en muchas culturas actuales y es difícil, aunque no imposible, eliminarlos: los prejuicios sociales se abordan en PWF con publicidad de la ciencia, en concreto de la física y las matemáticas, divulgando, mostrando referentes e insistiendo en la falsedad del mito del genio extravagante. Uno de los programas de PWF en Sudáfrica, implementó una campaña de carteles que mostraba a mujeres sudafricanas en física, reales, investigadoras que habían sido estudiantes como ellas. Las imágenes tienen un gran impacto y pueden cambiar ideas sobre creencias que parecían inmutables, porque motivan y generan autoconfianza para emprender sueños.

Kate Shaw.

Física sin fronteras ofrece tutorías que impulsan la opción de continuar con estudios de doctorado a colectivos en desventaja en todo el mundo. Es difícil para muchas mujeres con familia continuar su carrera investigadora, sobre todo en países del Sur Global. En muchos sitios no existen programas de máster o doctorado. Para preparar una tesis, las estudiantes tienen que abandonar su país.

En general, viajar al extranjero para progresar en lo laboral suele ser más fácil para los hombres. Por eso son más los hombres que las mujeres los que aprovechan las ayudas de PWF para seguir sus estudios de doctorado cuando no pueden hacerlo en su país. Para las mujeres, plantear la noticia en casa de una estancia fuera, puede suponer discusiones muy largas. A veces cuentan con el apoyo de su familia pero otras veces, no. «Te rompe el corazón que estas mujeres tan capaces no puedan seguir adelante en sus carreras debido a las limitaciones de la sociedad y que no cuenten además con la opción de unos estudios flexibles», dice Kate Shaw. Sería bueno ayudar a estos países a desarrollar sus propios cursos de Máster. PWF trata de promoverlo y ha apoyado esta opción en lugares como Afganistán y Palestina, colaborando con las universidades y aportando recursos para nuevos planes de estudio.

Sabemos que en Afganistán las mujeres han sido excluidas de cualquier cuestión educativa. En 2018 y 2019 se realizaban talleres anuales de formación en física, ayudaron a veinte estudiantes, alumnas y alumnos, para que fueran a Irán (no hay Máster en Ciencias en Afganistán), también apoyaron a personas que querían continuar sus estudios en otros países, etc. En la actualidad, en PWF el desaliento es enorme. Kate dice: «es devastador, realmente difícil hablar de ello sin romper a llorar, porque tenían verdadera pasión por la física, por la investigación, incluso en entornos complicados».

Una reflexión profunda

Los voluntarios de PWF son muy conscientes de lo necesario de la diversidad para hacer buena ciencia, están alerta y observan todo desde las lentes de la igualdad; por ejemplo, cuando hablan con una clase de cien estudiantes, los chicos a menudo pueden tener mucha confianza y soltura, participar mucho y hacerse con recursos y beneficios. En muchos países, a las mujeres se les educa para que no hablen; la mujer debe ser tranquila y ser una buena ciudadana. Esto es algo muy arraigado y tiene un efecto fuerte. Por esta razón, puede ser más difícil comunicarse con las alumnas, no porque no tengan la misma capacidad para la ciencia que sus compañeros o el mismo interés en lo que se les ofrece, sino porque piensan que así es como deben comportarse en clase.

Todo esto que está detrás de las preferencias y las conductas de las chicas está presente en la formación de los voluntarios de Física sin fronteras. Es necesario que haya más toma de conciencia, más información y más divulgación en todas partes del mundo; en el ámbito académico sigue habiendo demasiada resistencia cuando las barreras son cuestiones sociales. Muchas personas en este terreno de la docencia y la investigación dicen que eso no es cosa suya. A menudo hay resistencia, pero es que además se ofrece tan poca formación al respecto que simplemente no piensan en ello. Una parte clave de lo que se hace en PWF es insistir en que no se trata de dar a la gente una oportunidad, como una especie de discriminación positiva, sino que, desde tu puesto de poder desde el que se toman decisiones, si quieres hacer buena ciencia tienes que contar con los más comprometidos, con las más comprometidas, independientemente de su origen, sus orientaciones, sus características personales , etc.

Quizá seamos demasiadas personas en la misma cámara de eco y por eso no salimos de nuestros problemas, siempre dentro de los límites marcados. Tenemos que diversificarnos y eso ocurrirá si queremos hacerlo. No es suficiente con salir en la foto del «Día Internacional de …» y seguir contratando a los de casa.

Referencias

Sobre la autora

Marta Bueno Saz es licenciada en Física y Graduada en Pedagogía por la Universidad de Salamanca. Actualmente investiga en el ámbito de las neurociencias.

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