Casi todos los vegetales que cultivamos para alimentarnos provienen de especímenes que alguna vez crecieron de forma silvestre en bosques y colinas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, desconocemos quién y cuándo seleccionó por primera vez tal o cual semilla con el objetivo de plantarla como alimento y comenzar así su proceso de domesticación. Afortunadamente, ese no es el caso del arándano azul, cuyo cultivo comercial se inició a principios del siglo pasado en Nueva Jersey, EE.UU., gracias a la agricultora Elizabeth Coleman White (1871-1954). Esta mujer transformó la economía de su entorno y creó una industria que se extendería por todo el mundo.
Elizabeth White nació el 5 de octubre de 1871. Fue la mayor de cuatro hijas nacidas en el seno de una familia de agricultores cuáqueros formada por Mary A. Fenwick y Joseph Josiah White. El matrimonio, que había heredado muchas tierras por parte de la familia de ella, se dedicaba al cultivo masivo de arándanos rojos en Whitesbog. Si bien los White lo consideraban su hogar, Whitesbog era una pequeña colonia rural; cerca de cuarenta empleados permanentes y sus familias vivían allí de alquiler. El conjunto de residencias contaba con un colmado, una oficina de correos, una escuela y una oficina de pagos, junto con todos los edificios necesarios para comercializar arándanos rojos: un almacén para el embalaje y almacenamiento, una fábrica de barriles, un almacén de barriles y una torre de agua.
Elizabeth fue la única de sus hermanas que se interesó por el negocio familiar. De niña, nada la hacía más feliz que acompañar a su padre al campo. Cuando creció, quiso eludir el rol y las labores domésticas asignadas a las mujeres de la casa y se mantuvo siempre cerca de su progenitor. En 1893, a sus 22 años, comenzó a trabajar como «bushel (wo)man» en Whitesbog. El puesto, hasta entonces ocupado por hombres –de ahí el nombre–, consistía en contar las fanegas de arándanos que entregaban los recolectores y pagarles en vales canjeables por dinero en efectivo y suministros. Dada su experiencia en el campo y la pasión que sentía por el negocio, Elizabeth White no tardó en convertirse en la principal confidente empresarial de su padre.
Una mujer audaz
Elizabeth se mostraba siempre alerta ante nuevas posibilidades de negocio. Un día se acercó a su padre con una idea que hacía tiempo rondaba su cabeza: ¿por qué no cultivar arándanos azules en las parcelas de tierra no utilizada de las plantaciones de arándanos rojos? Por aquel entonces, los arbustos de arándanos azules que crecían de manera silvestre en la zona se consideraban maleza forestal sin valor comercial, pero Elizabeth sabía que los habitantes locales comían sus pequeñas bayas en verano, y que algunos incluso las vendían en el mercado. Había observado también que los arándanos azules maduraban antes que los rojos, por tanto, la cosecha de los primeros en verano se complementaría muy bien con la producción de los segundos en otoño. A juzgar por la forma en que florecían los arbustos silvestres, las características de la tierra de los bosques de Pine Barrens debían de ser las adecuadas para el cultivo de arándanos azules, labor que el saber popular tachaba de no rentable.
En 1910, a sus 39 años, White se topó con un informe sobre arándanos azules del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). Lo firmaba un experto en botánica llamado Frederick Coville, quien había estado investigando los arándanos azules silvestres que crecían cerca de la casa de veraneo de su familia en Nuevo Hampshire. El científico había descubierto por qué los arándanos silvestres no prosperaban cuando la gente intentaba cultivarlos en sus jardines: sus arbustos, informó, necesitan suelos ácidos, muy diferentes a la de la mayoría de los cultivos destinados a fines alimentarios. El informe sugería que los agricultores podrían utilizar este conocimiento para intentar plantar arándanos azules, dato que no pasó desapercibido ante los ojos de White.
Una mujer con visión
Elizabeth White no tardó en escribir una carta al jefe de Coville en el USDA. Los White se ofrecían a financiar experimentos de campo adicionales en la hacienda familiar poniendo a disposición del USDA el suelo no utilizado de sus plantaciones de arándanos rojos. A cambio, querían ver plantadas allí parcelas experimentales de arándanos azules. El Dr. Coville aportaba sabiduría sobre la ciencia de las plantas; los White, conocimiento sobre cómo labrar aquella tierra y administrar el negocio.
White y Coville consideraron múltiples factores en el proceso de selección de los arbustos de arándanos silvestres que pretendían cultivar, incluido el sabor, el color, la forma y el tiempo de maduración de sus bayas. White reclutó a leñadores locales para que la ayudaran a encontrar arbustos que consideraban aptos. Coville los marcó y creó injertos a partir de ellos. De los cerca de cien ejemplares de arbustos silvestres que muestrearon a lo largo de un periodo de cinco años, sólo dos demostraron cumplir con los estándares de White y Coville; a partir de ellos crearon miles de arbustos híbridos, que plantaron selectivamente para producir arándanos cultivados.
En 1916, White y Coville cultivaron y comercializaron con éxito su primera cosecha de arándanos, que se vendió bajo el nombre de Tru-Blu-Berries –en inglés, este ingenioso juego de palabras que da a entender que se trata de arándanos azules verdaderos–. A Elizabeth se le ocurrió también la idea de envasarlos en celofán, después de haberlo visto utilizado como envoltorio de caramelos. En paralelo, los White crearon un nuevo negocio de venta de arbustos de arándanos azules que dio lugar a una amplia distribución de plantas cultivables en el entorno doméstico.
Una mujer comprometida
El interés de Elizabeth White por la horticultura no se limitaba a las bayas. Estudió las plantas nativas de la zona y promovió su uso en entornos domésticos, invitando a menudo a grupos de personas a recorrer sus jardines en Suningive, la casa que había construido en Whitesbog en 1923. También experimentó con el acebo americano, y se le atribuye el haber ayudado a rescatar esta especie de árbol.
Como fundadora de la Asociación Cooperativa de Productores de Arándanos Azules y la primera mujer miembro y presidenta de la Asociación Estadounidense de Productores de Arándanos Rojos, White trabajó por mejorar las vidas de las personas migrantes del sur de Jersey, de cuyo trabajo dependían los cultivos estacionales. Impulsó mejoras en áreas como la vivienda, la sanidad y el cuidado y educación de menores. En 1931, el presidente Herbert Hoover la invitó a formar parte de su Comité de Vivienda para Trabajadoras y Trabajadores Agrícolas Migrantes.
A medida que las mejoras en la tecnología de recolecta redujeron la necesidad de mano de obra, la población de Whitesbog Village disminuyó. En 1967, el Departamento de Protección Ambiental de Nueva Jersey compró Whitesbog como parte del ahora conocido como Bosque Estatal Brendan T. Byrne.
Elizabeth Coleman White murió de cáncer el 11 de noviembre de 1954, a los 83 años. Sus cenizas fueron esparcidas en los bosques de Pine Barrens que tanto amaba.
Referencias
- Charles Parrott, The Woman Who Cultivated a Billion-Dollar Industry, USDA, 21 febrero 2017
- Dan Charles, How New Jersey Tamed The Wild Blueberry For Global Production, NPR, 4 agosto 2015
- Sandy Levins, Elizabeth Coleman White: Blueberry Queen of the Jersey Pines, WednesdaysWomen, 4 julio 2018
- Jim Minick, The Delicious Origins of the Domesticated Blueberry, JSTOR Daily, 29 junio 2016
- Elizabeth Coleman White, Wikipedia
Sobre la autora
Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.