Las estancias en diferentes centros son habituales en el mundo de la ciencia. Habrá quien piense que cuando ya se tiene la vida organizada en una ciudad y se conoce la forma de funcionar de un determinado departamento, de un laboratorio e incluso se disfrute de un buen ambiente de trabajo, lo que menos apetece es mudarse. En estos casos, no es extraño que la tesis doctoral termine siendo un desarrollo del trabajo de fin de máster, que ya era un desarrollo del trabajo de fin de grado. Cuando te das cuenta, has estado en el mismo departamento durante diez años, o más, y tu carrera apenas ha comenzado.
Pros y contras de las migraciones en la comunidad científica
Para Maria-Cecília Costa, botánica brasileña, la historia es exactamente lo contrario: se licenció en la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil), hizo el Máster en la Universidad Federal de Lavras (Brasil) y un doctorado en la Universidaçd de Wageningen (Países Bajos). Después se decidió por dos estancias postdoctorales de dos años cada una en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y en la Universidad Técnica de Múnich (Alemania). En la actualidad trabaja en Berlín como editora asociada de Springer. Hasta ahora, estas han sido buenas decisiones y le han permitido construir una red internacional de colaboradores, vivir en varios países y conocer gente de diferentes culturas. Todos estos movimientos le han obligado a mantener la mente abierta a nuevas formas de vivir y trabajar. Ha aprendido que existen muchas vías para resolver problemas muy similares y ninguna de ellas es mejor que otra, aunque algunas son más adecuadas a contextos específicos. También conoce otras perspectivas y aspectos culturales que no habría valorado con una permanencia constante en el mismo lugar de trabajo.
En general, los cambios de institución y país, son más que una experiencia enriquecedora; son movimientos clave para promover colaboraciones, conocer otras maneras de trabajar, contactar con otros investigadores, etc. Por esto, es muy interesante que los estudiantes lo hagan al menos una vez antes de finalizar sus doctorados o para su primer posdoctorado. Desafortunadamente, algunos Ips (investigadoras o investigadores principales) no alientan a sus «mejores» estudiantes a moverse tanto como deberían cuando eso sería lo mejor para ambas partes: para los Ips, aunque es cómodo seguir trabajando con alguien que proporciona resultados confiables en plazos establecidos, arriesgarse a contratar a una nueva investigadora puede ser un impulso fresco al laboratorio y, a menudo, necesario; se abre la posibilidad a nuevas ideas, a diferentes habilidades y a otras herramientas prácticas y analíticas, a contribuciones innovadoras, etc. Para el estudiante siempre está el desafío del crecimiento personal y la ampliación de la red de colaboraciones.
Sin embargo, una mudanza no es fácil: adaptarse a una nueva ciudad, a un nuevo país y a una nueva cultura es un gran reto y es un ejercicio de tolerancia a la soledad (algo que no tiene por qué ser malo); a veces cansa, da pereza, exige una renuncia a muchos privilegios y demanda ciertas habilidades sociales. Encontrar un buen sitio para alojarse, acomodarlo a nuestro gusto, tener la suerte de buenos compañeros para vivir o para trabajar, buscar actividades agradables para hacer en el tiempo de ocio y hasta probar sitios donde comer de acuerdo a nuestras preferencias. Estar lejos de la familia también es difícil, especialmente cuando algo va mal y se necesita un apoyo incondicional. Mantener a distancia una relación estable también puede ser otro reto. Tener hijos le agrega a las mudanzas una capa extra de complejidad y, a menudo, es cuando el movimiento se detiene por completo. Al final, la decisión de viajar durante la formación académica es un gran cambio para seguir aprendiendo y hacer cosas diferentes, incluso fuera de la experiencia del laboratorio. Por otro lado, María Cecilia dice: «Siempre hay que dejar la puerta abierta porque en el futuro se puede presentar una buena oportunidad para volver a casa».
Las mujeres se mueven menos
Como ella, muchos científicos tienden a mudarse de un país a otro para avanzar en sus carreras. Pero una investigación reciente llevada a cabo desde el Centro Leverhulme de Ciencias Demográficas de Oxford y el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania ha mostrado que las investigadoras están subrepresentadas entre los científicos con movilidad internacional. Además de ser menos, lo hacen a menos países y recorren distancias más cortas que sus contrapartes masculinas.
El estudio pone de manifiesto que la desigualdad de género entre los científicos académicos que se mudan varía entre países y a lo largo del tiempo a escala global, y revela cómo afecta la composición demográfica de la fuerza laboral científica en los países de origen y de destino.
Según el documento, Estados Unidos sigue siendo el destino académico líder en todo el mundo, pero la proporción de flujos académicos tanto femeninos como masculinos en ese país ha disminuido del 25 % al 20 % en parte debido a la creciente relevancia de China.
La autora principal, Xinyi Zhao, agrega: «La literatura actual apunta a la desigualdad de género en la ciencia en todos los países. Pero la falta de datos relevantes sobre la migración de académicos ha hecho que sea difícil responder si los científicos hombres y mujeres migran por igual».
Una de las coautoras del estudio, Ridhi Kashyap, dice: «Aunque las desigualdades de género persisten, nuestros hallazgos respaldan una creciente feminización de los académicos que migran internacionalmente. Sin embargo, las investigadoras todavía tienen restricciones para moverse por todo el mundo y con tanta libertad como sus homólogos masculinos».
Las brechas de género en este aspecto fueron menores en los países de ingresos altos y medios altos y más marcadas en los países de ingresos bajos. Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania fueron los más populares entre los académicos móviles femeninos y masculinos, pero en estos centros globales de ciencia internacional, las brechas de género persistían.
En Portugal, Brasil y Argentina, se observó una igualdad de género entre los investigadores móviles. Otros, como Japón y Corea del Sur, tenían importantes disparidades a favor de los hombres.
La importancia de la medida, y su causa, en cuestiones de género
Aunque han aumentado las oportunidades para que las mujeres avancen en sus carreras académicas a través de la movilidad internacional, se necesita más investigación para comprender los mecanismos subyacentes, incluidos los roles que desempeñan las familias y las políticas científicas en la configuración de las diferencias de género en los resultados de las reubicaciones.
Se utilizaron datos bibliométricos de más de 33 millones de publicaciones científicas de Scopus, una base de datos global de publicaciones académicas, para estimar la migración internacional de investigadores hombres y mujeres en todo el mundo entre 1998 y 2017. Esto permitió documentar y analizar tendencias nacionales de manera sistemática.
Ya hemos visto que la movilidad internacional es una estrategia para que los científicos amplíen sus redes profesionales, y eso podría ayudar a reducir la brecha de género en las carreras, sobre todo en puestos de responsabilidad. El análisis muestra que, mientras las investigadoras continuaron subrepresentadas entre los investigadores con movilidad internacional y migran en distancias más cortas, esta brecha de género se reduce a un ritmo más rápido que la brecha de género en la población de investigadores activos en general. A nivel mundial, los países de origen y de destino de los investigadores móviles femeninos y masculinos se diversificaron cada vez más, lo que sugiere que la migración académica se ha vuelto menos sesgada y más globalizada. Sin embargo, la gama de países de origen y de destino siguió siendo más estrecha para las mujeres que para los hombres.
Promover la diversidad
Otro análisis al respecto se debe a la Fundación Humboldt que ha publicado los resultados de un estudio internacional sobre el statu quo de mujeres científicas en todo el mundo.
El Centro de Excelencia Mujer y Ciencia (CEWS) lo elaboró para esta institución y examinó el acceso, las barreras y el potencial de mujeres académicas y científicas con respecto a la movilidad internacional. Se analizaron datos sobre los sistemas universitarios y de investigación y la participación de las mujeres en ellos en catorce países de todo el mundo, incluidos España, Polonia, Sudáfrica, Nigeria, India, Estados Unidos y Chile. Paralelamente a esto, el estudio examinó aspectos específicos de género de programas seleccionados de la Fundación Humboldt y desarrolló recomendaciones para la acción destinada a atraer a un mayor número de mujeres muy cualificadas para una estancia de investigación en Alemania y para la red de la Fundación.
«Promover la diversidad total es uno de nuestros principales objetivos estratégicos», comentó Hans-Christian Pape, presidente de la Fundación Humboldt. «La buena investigación necesita diversidad de perspectivas, lo que significa no solo diversidad de género, sino también diversidad en términos de nacionalidad, cultura, estilo de vida y antecedentes sociales y personales», enfatizó. Conseguir la igualdad de género y la igualdad de oportunidades son elementos cruciales para aumentar la diversidad. El estudio muestra que existen barreras a las que se enfrentan las investigadoras en todos los países analizados, por ejemplo, las de cuidados. Muchas veces las mujeres ni siquiera son consideradas para estancias de investigación internacionales debido al estereotipo anterior (impensable que desatiendan su responsabilidad familiar). Los obstáculos institucionales en los países de origen, como los puestos que tienen menos recursos a su disposición y no están tan bien remunerados como los de los hombres, pueden dificultar la movilidad internacional de las mujeres. Incluso una ausencia temporal podría poner en peligro la propia carrera en el país de origen.
Otro hallazgo del estudio es el patrón acumulado de colaboraciones homosociales: las investigadoras internacionales tienden a ser invitadas por mujeres, mientras que los hombres colaboran con más frecuencia con hombres. Al mismo tiempo, hay muy pocas opciones de carrera dual para el grupo de mujeres investigadoras muy cualificadas y con movilidad internacional que a menudo no tienen hijos ni una «pareja portátil».
«Es importante que ampliemos nuestro enfoque más allá de abordar y promover a las mujeres y mirar las causas estructurales e institucionales y los obstáculos en los sistemas científicos», dijo Andrea Löther, líder del proyecto en CEWS. «Cuando se trata de cuestiones de acceso, los anfitriones también juegan un papel importante: vemos potencial para reclutar a más investigadoras y profesoras de Alemania para ser anfitriones académicos y, al mismo tiempo, para continuar alentando a los hombres a ser más conscientes del valor como socias de las investigadoras internacionales en proyectos colaborativos», señaló Löther.
Podemos hacer una última reflexión enlazando con las dudas de María Cecilia en sus múltiples mudanzas: desafortunadamente aún hay países donde la falta de políticas equitativas no da opción a la diversidad tan necesaria para hacer buena ciencia.
Referencias
- Costa M-C (2018). Should I stay or should I go?. The female Scientist
- Humboldt Foundation (2022). Access, barriers and potential: Study on the international mobility of women scholars and scientists. Press release
- Zhao X, Akbaritabar A, Kashyap R, Zagheni E (2023). A gender perspective on the global migration of scholars. PNAS 120 (10) e2214664120. DOI: 10.1073/pnas.2214664120
Sobre la autora
Marta Bueno Saz es licenciada en Física y Graduada en Pedagogía por la Universidad de Salamanca. Actualmente investiga en el ámbito de las neurociencias.
4 comentarios
Sería interesantísimo cotejar estos datos con los referidos a la maternidad. Quizá hay una relación entre la caída demográfica y el incremento de la movilidad internacional de las científicas.
Sí, Aurora, sería muy interesante. Es mucho más fácil para las investigadoras moverse en estas cuestiones de formación cuando no tienen hijos. Al menos todavía… Gracias por el comentario
Muchas gracias por el artículo. Pienso que hay otros tipos de movilidades (además de la geográfica) que también deberían tenerse en consideración: virtual, interdisciplinar, etc. (según la Carta europea del investigador 2005, debía ser así…, aunque no lo es). Hablo solo desde mi experiencia personal: me ha aportado más otra movilidad que la geográfica (y eso que han sido buenas experiencias), y también he visto estudiantes míos que han estado fuera y a los que no han hecho ni caso… Quiero decir, que «irse fuera» puede que esté algo sobrevalorado: depende de con quien vayas, si te hacen caso o solo buscan personas que trabajen para ellos y firmar… Igual colaborar con alguien de otra disciplina, puede ser más enriquecedor, y es algo que no se valora en los baremos, todo lo contrario. También la virtualidad, te saca del apuro de los cuidados, y es posible trabajar con personas de la otra punta del globo perfectamente, al menos, en algunas disciplinas (lo digo por experiencia también 🙂 .
Hola, Irene. Gracias por el comentario. Completamente de acuerdo en todo lo que dices. Hay muchas circunstancias confluyendo en cada investigadora.
Escribí sobre ello aquí:
https://mujeresconciencia.com/2023/03/14/la-participacion-de-mujeres-sube-hasta-un-253-si-el-evento-es-virtual/
Y la empatía, la sonrisa, la implicación y la acogida del destino, son esenciales.
Un saludo afectuoso