Maria Koepcke, la gran ornitóloga de la «jungla»

Vidas científicas

Casi medio siglo ha tardado el Gobierno de Perú en reconocer la protección del Bosque de Zárate, en las cercanías de Lima, cuya espectacular biodiversidad descubrió al mundo la gran ornitóloga, divulgadora, viajera y fotógrafa que fue Maria Koepcke, fallecida prematuramente en un accidente de avión sobre la selva amazónica. Fruto de su pasión por explorar lo desconocido son las diez especies de aves que descubrió, de las que cuatro llevan su nombre, además de bautizar también una lagartija.

Maria Koepcke. Fuente: Research Gate.

Cuando aún hoy el mundo de la ornitología es mayoritariamente masculino, la figura de una joven Maria recorriendo selvas, viajando en burro o a pie y acampando en lugares inaccesibles, y peligrosos, siempre con el ánimo de dar a conocer la exuberante belleza natural de este planeta, es un referente de la investigación enfocada hacia la conservación que creó escuela en Latinoamérica y en el resto del mundo.

Maria Emilie Anna von Mikulicz-Radecki había nacido en la Alemania de entreguerras de 1924, hace ahora 99 años. Su padre, descendiente de la nobleza polaca, era profesor de ginecología y ella pudo estudiar en las mejores universidades de Europa, consiguiendo doctorarse en Zoología en la Universidad de Christian-Albrechts, de la ciudad de Kiel, a los 25 años. Y lo hizo con un expediente brillante. Fue precisamente en la carrera donde conoció a su futuro esposo, Hans Wilhelm Koepcke, que al poco de terminar sus estudios consiguió trabajo en el Museo de Historia Natural de Lima. Enseguida, la animó a viajar hasta lo que calificaba de “país maravilloso” por su riqueza natural. Hoy, sólo en aves se sabe que hay en Perú al menos 1847 especies distintas, a las que hay que sumar 450 de mamíferos, 365 de reptiles y al menos 315 de anfibios.

Explorando un tesoro natural

Imagen: Biblioteca Cultura (Perú).

A ese espectacular Perú, amenazado ahora por una deforestación galopante, el cambio climático y la explotación mineral y agropecuaria, llegó una entusiasta Maria, quien no tardó en casarse con Hans, adoptando su apellido. Desde entonces, la pareja formó un equipo inseparable en el estudio de la biodiversidad latinoamericana: él se centró en las ecología de los bosques y ella en esos maravillosos descendientes de los dinosaurios que son las aves. Juntos, impulsaron la investigación científica en el país, con publicaciones, conferencias, clases y exposiciones que compaginaban con numerosas expediciones por todas la regiones de Perú para escudriñar y revelar las riquezas que contenía, ya fueran organismos invertebrados, de flora o incluso de restos paleontológicos.

Pequeña de tamaño e inmensa en su actividad, la joven zoóloga alemana compaginaba su pasión por la investigación con la ilustración y la fotografía de todo aquello que se iban encontrando y sus dibujos en tinta a pluma pronto comenzaron a ser parte inseparable de sus publicaciones. Una de las más conocidas fue Las aves del departamento de Lima, pero en total ambos hicieron veintidós trabajos en alemán, inglés y español sobre ornitología y once sobre la fauna y el medio ambiente de Perú, lo que les otorgó un gran prestigio internacional.

Descubriendo la Amazonía

Una fecha clave en su vida fue 1952. En abril de ese año, Maria y Hans exploraron zonas del valle del río Rimac, hoy la fuente hídrica más importante de la capital del país, y descubrieron lo que ocultaba el Bosque de Zárate. En los doce años siguientes, los Koepcke hicieron hasta catorce viajes al lugar, primero solos, ayudados por campesinos de las cercanías que les prestaban burros y les facilitaban apoyo para adentrarse por ese valle ignoto para la ciencia; luego con su pequeña hija Juliane y, más tarde, con científicos del país y del extranjero a los que querían mostrar su belleza. En aquellos años, descubrieron y describieron varias especies de aves y otros vertebrados. Tal era la biodiversidad que encontraban que, ya en 1964, lanzaron una propuesta para que el bosque fuera una zona de especial conservación natural, aunque tardaría décadas en cumplirse su deseo, en 2010.

Estas expediciones de reconocimiento, Maria las compaginaba con su trabajo como docente de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima y con su puesto en la sección de Aves y Mamíferos del Museo de Historia Natural, de la que fue nombrada jefa en 1958. También fue miembro de la Unión Ornitológica Estadounidense y de la Asociación Ornitológica de la Plata de Argentina, así como miembro activo del Comité Nacional de Protección a la Naturaleza del Perú. Su presencia como representante del país en foros internacionales sobre biodiversidad era frecuente.

Serie de sellos (1972) con acuarelas de Maria Koepcke.

A finales de la década de 1960, los Koepcke decidieron cambiar de zona de estudio e irse a investigar un área remota de Perú amazónico sobre el río Yuyapichis (o Llullapichis), en la cuenca del Ucayali, que se considera una de las fuentes del Amazonas. Maria estaba entusiasmada por trabajar de nuevo en lo que llamaba “la jungla” con Hans, con el que montó un pequeño centro de investigación al que bautizaron Panguana (nombre de una perdiz de la región). Hoy la zona, en la alta cuenta amazónica, es una reserva natural privada en la que se sigue haciendo ciencia y conservación, y ahora también proyectos sociales. Lo dirige su hija Juliane, ya en mejores condiciones que cuando llegaron, apenas unas chozas de ramas y hojas de palmera.

El 24 de diciembre de 1971, cuando Maria y Juliane se dirigían hacia este lugar para pasar las Navidades con Hans, un funesto accidente de aviación en mitad de una tormenta acabó con la vida de la científica. Se da la circunstancia de que, en aquel siniestro en el que murieron 91 personas, sólo sobrevivió Juliane, que contaba 17 años. Al parecer, la salvó caer sobre las copas de los árboles. Durante once días sobrevivió sola en la selva, hasta que encontró una cabaña y fue rescatada, una historia que no ha publicado hasta 2011. El cuerpo de Maria fue localizado entre los restos del avión.

Aún hoy, cuando se envían cartas en Perú hay cinco sellos aéreos que representan aves del país que ella descubrió. Fueron presentados poco antes de su muerte.

Referencias

Sobre la autora

Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.

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