Lo glasman se define a sí mismo como cuentacuentos, cantante y músico. Es uno de los impulsores de la compañía teatral Les Passeurs d’Ondes que, desde 2005, explora la ciencia y sus desafíos.
En 2010 tuvo la amabilidad de pasarme el libreto de su obra Le Crâne et la Mécanique (2008) –El cráneo y la mecánica–, una interesante propuesta teatral centrada en la célebre matemática británica Ada Lovelace (1815-1852).
Esta obra, subtitulada como La double vie d’Ada Lovelace –La doble vida de Ada Lovelace– es un espectáculo musical que trata, entre otros temas, sobre la situación de las mujeres en el mundo de la ciencia, las relaciones de poder justificadas por supuestas ‘evidencias científicas’, la fuerza de los estereotipos o la evolución en el conocimiento del funcionamiento del cerebro.
La obra enfrenta a un personaje femenino –la matemática Ada Lovelace– y a uno masculino –el Dr. Deville, ferviente defensor de la frenología–, confronta la ciencia y la pseudociencia, opone el genio creador y la sinrazón.
El cráneo y la mecánica
La acción se desarrolla en dos épocas diferentes, que se entremezclan continuamente: la adolescencia de Ada –enero de 1828, etapa en la que la protagonista se asfixia bajo el yugo de una educación opresiva, e inventa una máquina voladora para ir en búsqueda de su madre, a la que extraña por sus prolongadas ausencias– y el periodo de Ada con el frenólogo –1841, momento en el que Ada no consigue centrarse en su trabajo en colaboración con el matemático Charles Babbage, inventor de una máquina calculadora que ella piensa que es capaz de controlar–.
El personaje de Augusta Ada Byron King es doble: las dos actrices (adolescente y adulta) que interpretan a Ada aparecen por turnos en modo Ada (obediente y conformista) o en modo Augusta (rebelde y reivindicativa); incluso, a veces, las dos identidades aparecen confundidas. Cuando las dos personalidades discuten, Augusta se manifiesta siempre con la mano izquierda; la mano derecha es el baluarte de Ada. En el caso de Ada adulta, el lado izquierdo –el modo Augusta– ya está paralizado: su entorno ha conseguido someterla.
La obra comienza con el Dr. Deville, que presenta un caso sorprendente con el que se enfrentó durante su carrera: el de Ada Augusta Byron King, de la que habla como de una persona con identidad trastornada, con personalidad doble. El Dr. Deville explica que, en aquella época, Ada trabajaba en colaboración con el matemático Charles Babbage y estaba obsesionada ‘con la extraña idea de enseñar a pensar a las máquinas’. El médico comenta que, tras una violenta discusión con Babbage –por un problema de paternidad intelectual–, Ada tuvo una crisis, como las que ya había padecido en su adolescencia… y comienza la obra.
A pesar de las licencias dramáticas introducidas, la personalidad de Ada Lovelace y muchos de los acontecimientos de su vida aparecen convenientemente reflejados; a continuación se describen algunos de los momentos claves de la acción (pueden verse más detalles en [1]).
(1841) Ada está sentada leyendo, manifiestamente disgustada, un manuscrito de Babbage, con la mano izquierda escondida (en conducta sumisa). El matemático quiere añadir un apéndice a su trabajo sobre la máquina calculadora en colaboración con Ada, con lo que ella quedaría en una posición relegada. En un momento dado, la mano izquierda (modo Augusta) comienza a moverse, y lanza –aparentemente sin la intervención de Ada– el manuscrito a otro lado de la escena.
(1828) Ada tiene 14 años, y enfadada, tira juguetes por el suelo; su tutora le riñe… Cuando ésta se va, Ada agarra su mano izquierda (modo Augusta) con su mano derecha (modo Ada) y comienza hablarle.
(1841) Ada explica a su doncella las maravillas de la máquina calculadora en la que está trabajando; su genio obsesivo y su pasión se revelan:
El Dr. Deville se presenta y explica las maravillas de la frenología, según él la verdadera ciencia de la acción nerviosa. Mientras el médico habla, Ada se transforma en Augusta; su mano izquierda, su doble ‘diabólica’, se revuelve contra los disparates que expone el frenólogo.
Ada, se queda sola en escena, y continúa de manera obsesiva:
(1841) Se produce un diálogo entre el médico y Ada, en el que Deville argumenta, humillando a su interlocutora, sobre la escasa capacidad mental de las mujeres:
Mientras el frenólogo observa el cráneo de Ada, sentencia con arrogancia:
(1828) Ada obedece dócilmente a su tutora. Augusta se rebela contra este comportamiento sumiso.
(1841) Deville desaparece de escena para preparar el material para la trepanación de Ada: decide que es la única manera de atajar sus crisis de cólera, sus ataques de furia, su rebeldía.
(1828) Ada y Augusta diseñan una máquina voladora: ambas manos –Ada, la derecha y Augusta, la izquierda– colaboran en armonía. Es la primera vez que la adolescente se siente completa, unificada física y psíquicamente. Abre la ventana –que se transforma en máquina voladora–, separa los brazos y vuela, serena y dichosa, para llegar hasta Ada-adulta (1941), prisionera en su silla, esperando la trepanación del Dr. Deville.
Ada-adulta, se lamenta de haber obedecido toda su vida: a su madre, a Babbage, a su esposo… Ada-adolescente libera a Ada-adulta de la cuerda que la mantiene prisionera a merced del frenólogo: con ella estrangulan a Deville, que cae muerto.
Ada Lovelace
El musical Ada Lovelace (2012) es una revisión de Le crâne et la Mécanique, con diálogos renovados, pero compartiendo una misma línea argumental y muchas de las canciones de la obra estrenada en 2008.
Ada, educada y condicionada por su madre y sus preceptoras para transformarse en una mujer sumisa y respetuosa con orden establecido, desea hacer lo mismo con esa máquina. Pero para programarla deberá rebelarse contra su propio sometimiento…
Referencias
[1] Marta Macho Stadler, Le Crâne et la Mécanique ou La double vie d’Ada Lovelace, de Lo Glasman, DivulgaMAT, Teatro y matemáticas, marzo 2010
[2] Marta Macho Stadler, Ada Lovelace, de Lo Glasman, DivulgaMAT, Teatro y matemáticas, julio 2015
[3] Dossier sobre la obra Ada Lovelace
Sobre la autora
Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
1 comentario
Excelente! Gracias por compartir.