El proyecto de la mujer barbuda

Ciencia y más

Es posible que mucha gente considere que llamar a una iniciativa para visibilizar a las mujeres en la ciencia El proyecto de la mujer barbuda, es políticamente incorrecto, poco serio o incluso completamente inadecuado.

En mi opinión consigue justamente lo que se propone: visibilizar a las mujeres científicas, especialmente a las paleontólogas.

¿Qué es The Bearded Lady Project?

Es un proyecto ideado por Ellen D. Currano, paleontóloga en la Universidad de Wyoming, Lexi Jamieson Marsh directora y creadora de la idea y Kelsey Vance fotógrafa.

¿Qué pretenden?

En su página web declaran que la intención es doble. Por un lado quieren dar a conocer a un gran número de mujeres que se dedican a la paleontología. Mujeres que piensan, investigan, organizan y planean trabajos de campo que implican excavaciones, en las que ellas por supuesto participan pero que no nos vienen a la cabeza, a la mayoría de nosotros, cuando pensamos en paleontólogos.

Como propósito complementario, The Bearded Lady Project quiere educar al público sobre las desigualdades y prejuicios que existen en el campo de la ciencia, especialmente en las geociencias.

¿Cómo se han propuesto hacerlo?

A través de un largometraje documental y una serie de retratos de distintas paleontólogas que sirvan para proporcionar ejemplos a las nuevas generaciones de niñas. Además, los beneficios que se obtengan de la explotación comercial del largometraje y la exposición fotográfica se dedicarán a la creación de un fondo de becas para apoyar a futuras científicas.

¿Y la barba donde encaja en todo esto?

Confieso que yo tampoco entendía el sentido de visibilizar a todas esas paleontólogas con barbas, bigotes, perillas y enormes patillas mientras realizaban su trabajo.

Según explican en su web, hay una larga tradición de acusar a las mujeres de ser demasiado «masculinas», de ser «marimachos» cuando han intentando salirse de los estereotipos culturales que la sociedad les tenía asignados en su época, fuera ésta la que fuera. Eso es algo que todas las mujeres conocemos. Si te dedicas a una profesión tradicionalmente masculina, si eres ambiciosa y tienes una actitud determinante y decisiva muchas veces te acusan de ser poco femenina. El uso del disfraz con barba sería una manera metafórica de mostrar cómo la «mujer barbuda», las mujeres consideradas diferentes se siguen enfrentando a la indiferencia, cuando no al rechazo por parte de la sociedad o de gran parte de ella.

¿Me parece una buena idea?

Confieso que la justificación que esgrimen para estas caracterizaciones me gusta y me disgusta a la vez. Es evidente que cuando alguien piensa en un paleontólogo piensa en un hombre y que si lo visualizas haciendo su trabajo es muy posible que imagines un hombre sin afeitar, con barba de varios días por haber estado en el campo excavando. A esta idea contribuye además el imaginario popular creado a partir, sobre todo, de las películas y las series. La barba además es considerada un elemento de masculinidad, de hombría. El pelo facial en los hombres es un elemento que casi siempre da prestancia, sabiduría o experiencia mientras que, por el contrario, en las mujeres es un elemento de vergüenza y que hay que eliminar siempre.

Todas estos argumentos son ciertos pero puede que resulten bastante ajenos al espectador, sea adulto o niño que se enfrente al largometraje o las fotografías pero, es indudable que el retrato de mujeres con barbas, perillas y grandes patillas resulta inquietante y por tanto efectivo para conseguir llamar la atención sobre otro campo más de la ciencia en el que la mujer está poco representada: la paleontología.

Como ya hemos dicho muchas veces en este blog el primer paso para corregir la falta de mujeres en ciencia es darnos cuenta de que existe el problema, y El proyecto de la mujer barbuda consigue ese propósito, hacernos pensar en cuántas mujeres paleontólogas conocemos, por qué no vemos a las que sin duda existen y cuál es nuestro propio sesgo al pensar en los geocientíficos y su trabajo de campo.

Sobre la autora

Ana Ribera (Molinos), historiadora con 16 años de experiencia en el mundo de la televisión. Autora de los blogs: Cosas que (me) pasan y Pisando Charcos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.

Este sitio está protegido por reCaptcha y se aplican la Política de privacidad y los Términos de servicio de Google