Eugenia Sacerdote de Lustig

Entre páginas

51qYS9en8eL._SX310_BO1,204,203,200_Título: Eugenia Sacerdote de Lustig. Si pudiera ver seguiría yendo al laboratorio
Autor: Catriel Etcheverri
Editorial: Capital Intelectual (Colección Pasado en Limpio no. 10)
Páginas: 120
Fecha de publicación: 2008
ISBN: 978-9876141260

Información editorial

Eugenia nació en la aristocrática Turín, pero su infancia está marcada por la guerra y la peste. Y algún recuerdo más grato: la huerta, el bosque y la prueba del gato, quizás el primero de sus experimentos. Luego llegaría un secundario «estúpido» y un encuentro «accidental» con la medicina. Recibida con una tesis «en nombre del emperador de Etiopía», fue médica cuando las mujeres se dedicaban a otros menesteres. Aunque es Sacerdote, Mussolini le recordó su origen con un sello en su documento: «raza judía». Las leyes raciales la obligaron a dejar esa Italia fascista y cruzar el océano hacia Buenos Aires. En esta ciudad sin colinas, mientras cría a sus hijos, a Eugenia le cuesta retomar la actividad científica. Hasta que las células vivas le abren el camino al ámbito universitario, y después el Roffo, el Malbrán, el CONICET y la Facultad de Ciencias Exactas. En medio, algunos hitos inolvidables como la lucha cuerpo a cuerpo contra la terrible epidemia de poliomielitis de los ’50 y los primeros estudios sobre cancerología del país.

Casi centenaria y vital hasta lo increíble, la doctora Lustig no se resigna a su vida fuera del laboratorio: es que la ceguera logró lo que no lograron los militares y las tantas administraciones públicas que boicotearon la ciencia argentina.

1 comentario

  • Hay personas que no debieran envejecer es una crueldad del destino, tener una mente lucida y que las fuerzas te fallen.

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