Kathleen Lonsdale, la cristalógrafa que tuvo que empezar sus estudios en un colegio para niños

Vidas científicas

Kathleen Lonsdale (1971). Imagen: Royal Society.

El de Kathleen Lonsdale no es un nombre muy conocido fuera del campo de la cristalografía, un área científica dedicada a estudiar la estructura química de los elementos, pero sí dentro de ella. Fue la primera mujer que presidió la Unión Internacional de Cristalografía y también, junto a su colega Marjory Stephenson, la primera mujer en ser admitida en la Royal Society británica.

Lonsdale era su nombre de casada. Kathleen nació con el apellido Yardley en la ciudad irlandesa de Newbridge en 1903. Fue la décima hija de Jessie Cameron y Harry Yardley, el cartero de la ciudad, al que le gustaba mucho leer. Ella recordaría años después que fue de él de quien sacó el amor por las cifras y los datos aunque sus recuerdos de él eran agridulces: “Creo que nos quería pero no sabía cómo demostrárnoslo. Me gustaría haberle tenido más cariño”. Eran una familia pobre, a veces mísera, y varios de sus hermanos murieron muy pequeños. Como curiosidad, su hermano Fred fue operario de telégrafos y uno de los que recibió las últimas señales del Titanic antes de hundirse.

Fue una estudiante brillante sobre todo en áreas de ciencia. Estudiaba en el Woodford County High School para chicas, pero se pasó al Ilford County High School masculino porque materias como las matemáticas, la química o la física no se impartían en la institución femenina. También allí fue una estudiante destacada. En 1922, con 19 años, se graduaba en el Bedford College for Women, que formaba parte de la Universidad de Londres, con las notas más altas en física de los diez años anteriores. En 1924 obtenía su máster en ciencias en la propia Universidad de Londres.

Llamó la atención de Bragg, Nobel de Física en 1915

Pasos en el proceso de determinación de la estructura de
una molécula por el método de cristalografía de rayos X.
Imagen: Wikimedia Commons.

Sus calificaciones llamaron la atención de W. H. Bragg, que ya había ganado un premio Nobel de Física en 1915 por el uso de técnicas de rayos X en el campo de la cristalografía. Él la invitó a unirse a sus investigaciones en el University College de Londres. Esta relación científica sería una gran inspiración para ella, que diría después: “Él me inspiraba con su amor por la ciencia pura y su espíritu entusiasta e inquisitivo a la vez que me daba libertad para seguir mi propia línea de investigación”.

Por consejo de Bragg, Yardley comenzó a trabajar estudiando la estructura de cristales orgánicos simples. En 1923 él se trasladó a la Royal Institution de Londres, donde montó un joven equipo de investigación, y ella se fue con él. Fue en ese periodo cuando conoció a Thomas Lonsdale, un estudiante de ingeniería que en 1927 se convertiría en su marido y del que adoptó el apellido por el que es conocida. Él la animaba a continuar con sus investigaciones y, cuando se trasladaron a Leeds por su trabajo, ella siguió estudiando la difracción de los rayos X en el departamento de Física de la Universidad de Leeds.

En ese periodo comenzó a estudiar cristales de hexametilbenceno, y sus resultados mostraron de forma concluyente que el benceno tiene la estructura de un anillo plano, algo que los químicos llevaban discutiendo y tratando de aclarar unos 60 años. Fue un momento importante para la química orgánica.

De la cocina de casa al despacho de Faraday

En 1929 tuvo su primer hijo (seguido por otro en 1931 y un tercero en 1943). Durante años esto le impidió volver a los laboratorios, aunque ella seguía avanzando en su trabajo a base de hacer las cuentas a mano en la cocina de su casa. Hasta que en 1931 Bragg volvió a su vida con una carta en la que celebraba haber recibido una asignación de 200 libras del químico y arqueólogo Sir Robert Mond con la que podría contratar ayuda doméstica para ella, facilitándole así que volviese a trabajar con él. Colaboraron durante quince años más y parte de ese tiempo ella trabajó en el viejo despacho de Michael Faraday.

Durante ese tiempo realizó distintos trabajos relacionados con el uso de rayos X y cristalografía, tanto prácticos como teóricos. En 1945 ella y Marjory Stephenson se convirtieron en las dos primeras mujeres admitidas en la Royal Society. Al año siguiente, Lonsdale, que ya tenía más de 40 años, comenzó su carrera como docente y se convirtió en profesora de cristalografía en el University College de Londres.

En 1949 ascendió a profesora de química y jefa del departamento de cristalografía, convirtiéndose en la primera mujer profesora titular del centro, un puesto que ocupó hasta ser nombrada profesora emérita cuando se jubiló en 1968.

Pacifista convencida y reformadora de prisiones

Folleto escrito por Kathleen Lonsdale sobre
reformas penitenciarias (1943).
Imagen: Wikimedia Commons.

Además de una científica prolífica, Londsdale fue conocida por su activismo pacifista en épocas de guerra, posguerra y Guerra Fría. Aunque había nacido bajo la fe baptista, en 1935 tanto ella como su marido se convirtieron en miembros de la iglesia cuáquera, precisamente por esa defensa de los valores antibélicos que esta religión defiende.

Ese activismo hizo que durante la Segunda Guerra Mundial se negase a registrarse para participar en las labores civiles de defensa, lo que la llevó a pasar un mes en la prisión Holloway, en Londres, que fue la mayor prisión para mujeres de Europa hasta su cierre en 2016. Su experiencia durante ese tiempo la llevó a convertirse también en una activa defensora de las reformas penitenciarias que consideraba necesarias para humanizar las cárceles y su funcionamiento. “No estaba preparada para la locura general de un sistema administrativo en el que se habla de un ideal de reinserción cuando en realidad las probabilidades de pillar una infección son innumerables y las de reeducación son apenas nulas”.

Lonsdale murió en 1971 como resultado de un cáncer anaplásico de tiroides de causa desconocida.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista.

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