Cuando la ciencia llega a casa

Ciencia y más

Trabajar en investigación es apasionante, pero también genera cierta frustración a veces. Quienes nos dedicamos a ello, especialmente en el ámbito en salud, convivimos con una sensación contradictoria: por un lado, la motivación de estar desarrollando soluciones que podrían mejorar la vida de muchas personas; por otro, la realidad de que esos avances tardan en llegar a la práctica clínica o al paciente.

Karen López-Linares. Imagen: Vicomtech.

Formo parte del área de Salud Digital y Tecnologías Biomédicas de Vicomtech, una fundación sin ánimo de lucro especializada en inteligencia artificial (IA) y computación visual del País Vasco. Dentro del área investigamos y desarrollamos tecnología para avanzar hacia una medicina más personalizada y preventiva, y dar apoyo al personal sanitario. Sin embargo, no es raro que, pese a tener buenos resultados en el laboratorio, la implementación real se vea frenada por procesos largos, validaciones, o simplemente por las dificultades de integrar tecnología en entornos clínicos complejos. Y esto se vive con cierta frustración. Sabemos que el trabajo que hacemos puede marcar una diferencia, pero los tiempos son largos, los procesos complejos y los resultados tardan en llegar.

Aun así, hay momentos –no tan frecuentes como nos gustaría, pero profundamente significativos– en los que el ciclo se cierra y todo nuestro trabajo cobra sentido, en los que el esfuerzo compartido entre ciencia, tecnología y medicina da sus frutos. Y cuando eso ocurre, el impacto se vuelve tangible. A veces, incluso, personal.

El proyecto LUCIA: mejorando el entendimiento de los factores de riesgo del cáncer de pulmón

Desde hace más de tres años participo en el proyecto europeo LUCIA, cuyo objetivo es mejorar el entendimiento de los factores de riesgo que contribuyen al cáncer de pulmón, como base para mejorar su detección, por ejemplo, con nuevos programas de cribado, y la gestión de los pacientes. El proyecto, que cuenta con veinte socios, combina investigación clínica con el desarrollo de modelos de IA que ayudan, por un lado, a identificar a personas con mayor riesgo para apoyar un cribado más eficaz, y por otro, modelos que analizan imágenes médicas para apoyar en la caracterización de nódulos. En Vicomtech contribuimos con el desarrollo de estas herramientas, colaborando estrechamente con los socios clínicos, quienes están llevando a cabo un estudio prospectivo en varios centros sanitarios europeos, entre ellos, Osakidetza. Están reclutando personas voluntarias a las que realizar una serie de pruebas, como un estudio de imagen aplicable en un contexto de cribado, lo que permitirá validar nuestras herramientas tecnológicas y extraer conocimiento y conclusiones significativas sobre factores de riesgo, entre otros.

Un estudio con un impacto real, vidas que se salvan

Y ha sido precisamente en este contexto donde he vivido una experiencia que me ha tocado muy de cerca. Uno de los voluntarios del estudio fue mi aita. Gracias a la prueba de imagen, le detectaron un nódulo en su pulmón derecho, aunque él no presentaba ningún tipo de síntoma. Tras seguir todo el proceso diagnóstico habitual, nos confirmaron que era cáncer. Fue un palo, pero a su vez usa suerte ya que, gracias a este proyecto, se le ha diagnosticado en una fase muy temprana, hace una semana le han extirpado el lóbulo superior del pulmón y, hoy, se encuentra recuperándose favorablemente.

Sé que no todos los casos terminan así. Y también sé que muchas veces no llegamos a ver el impacto real de nuestro trabajo. Pero esta vez yo sí que lo he visto, lo he vivido en primera persona y ha sido una sacudida. Una confirmación de que todo ese esfuerzo, a veces invisible, tiene su merecido. Que cada modelo, cada análisis, cada colaboración, puede marcar una diferencia crucial en la vida de alguien. En este caso, en la vida de mi padre, y en la mía. Y ojalá lo que logremos descubrir en LUCIA –con los modelos desarrollados y los datos que estamos recogiendo en los estudios clínicos– ayude a identificar a más personas en estadios tempranos, como ha ocurrido con mi aita. Porque eso significaría que, más allá de lo personal, estamos contribuyendo a algo que realmente importa.

La investigación en salud no siempre es rápida ni fácil. Pero cuando los resultados llegan, todo cobra sentido. Si alguna vez has sentido que tu trabajo como investigadora no tiene impacto, que se queda a medio camino o que no se valora lo suficiente, te entiendo. Pero también quiero decirte que a veces sí llegamos. A veces sí marcamos la diferencia. Y cuando eso pasa, todo merece la pena.

Sobre la autora

Karen López-Linares es Investigadora Senior en Salud Digital y Tecnologías Biomédicas en Vicomtech.

Sobre el BRTA

Basque Research & Technology Alliance (BRTA) es un consorcio que se anticipa a los retos socioeconómicos futuros globales y de Euskadi y que responde a los mismos mediante la investigación y el desarrollo tecnológico, proyectándose internacionalmente. Los centros de BRTA colaboran en la generación de conocimiento y su transferencia a la sociedad e industria vascas para que sean más innovadoras y competitivas. BRTA es una alianza de 17 centros tecnológicos y centros de investigación cooperativa y cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco, SPRI y las Diputaciones Forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

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