Millones de personas adultas deben las primeras imágenes de fauna africana que vieron en su vida, allá por la década de 1960, a la naturalista y conservacionista Joy Adamson. Joy, que vivió 40 años en Kenia, escribió un libro sobre su vida y su trabajo en las reservas de Kenia: Nacida libre (Born Free), que convirtió a la leona Elsa en un emblema de preservación de la vida silvestre de un continente que estaba siendo vaciado. Ella colaboró, con sus investigaciones y su compromiso, a frenar ese expolio y a concienciar sobre lo que estaba pasando al resto del mundo.
Joy Adamson nació con el nombre de Friederike Victoria Gessner el 20 de enero de 1910 en Troppau, en el seno de una familia adinerada de Austria. Era aún una niña cuando sus padres se divorciaron. De su adolescencia recordaba que le gustaba ir de caza por la finca familiar, hasta el día que mató a un ciervo y aquel impacto le hizo rechazar esa actividad para siempre. Criada por su abuela en la República Checa, quiso ser pianista, pero tenía las manos demasiado pequeñas, así que su curiosidad la llevó a interesarse por la pintura, la escultura, la arquitectura, el psicoanálisis e incluso a empezar la carrera de Medicina, estudios que nunca acabó.
Tenía 25 años cuando se casó con Victor von Klarwill, un judío que decidió mudarse a Kenia para huir de los nazis, que estaban en ascenso. Klarwill envió primero a Joy para que buscara una casa en el país africano, pero en el viaje su joven esposa se enamoró del botánico Peter Bally. Fue tal el ‘flechazo’ que cuando finalmente se reunió con Victor, se divorciaron. En 1938, se casó con el científico y comenzó entonces a viajar con él por lo que era entonces una colonia británica en busca de plantas. Mientras él investigaba la vida vegetal, ella pintaba o dibujaba todos sus hallazgos. Y fue prolífica: realizó a lo largo de su vida hasta 700 obras que publicaría en diferentes libros.
Baba Ya Simba y Elsa
Con Bally la estabilidad conyugal tampoco no duró mucho tiempo: en 1943, Joy se enamoró de un apuesto guardabosques llamado George Adamson, que sería conocido como Baba ya Simba (Padre de leones) y si sería el definitivo en su vida. Junto a George, Joy pasó décadas viajando por el norte de Kenia, una zona semidesértica, muy aislada y no exenta de peligros. Un día de 1956, un suceso vino a cambiar la vida de la pareja: en la búsqueda de un león ‘devorador de hombres’, según algunas versiones, George mató en defensa propia a una leona que se le enfrentó. Tenía tres cachorros protegidos en una grieta. Como solos no podrían sobrevivir, se los llevó a casa, pero no era fácil ocuparse de los tres a la vez, así que optaron por entregar los dos más grandes, Big One y Lustica, al zoológico de Rotterdam (Alemania) que, como todos los zoos, estaba deseoso de contar con más ejemplares. La pareja Adamson se quedó con la cría más pequeña, una hembra a la que bautizaron como Elsa y cuyo nombre aún no se ha olvidado.
A los tres años de convivencia con Elsa, Joy y George empezaron a trabajar con la leona con el objetivo de reintroducirla en su hábitat natural, lo que hasta entonces nunca se había intentado con un felino. En su obra Born Free, Joy narra cómo la entrenaban para que pudiera sobrevivir siguiendo la estrategia de dejarla cada vez más tiempo en libertad. Un día, tras una semana sin verla cerca de la finca, comprobaron que lo habían conseguido: había primado su instinto salvaje y había sido capaz de cazar un antílope. Poco después, la soltaron de forma definitiva y la mejor noticia fue descubrir, unos meses después, que había tenido tres cachorros (Jespah, Gopa y Little Elsa), cuya historia contó la naturalista en otras dos obras: Born Free: Living Free y Forever Free. A estas crías, en un principio los Adamson solo se acercaban para fotografiarlas, sin intención de intervenir en sus vidas.
La historia de esta reintroducción incluso llamó la atención del famoso naturalista británico de la BBC David Attemborough, que viajó a Kenia en 1960 para hacer un reportaje sobre la leona. Ese mismo año, Joy publicaría el primero de sus libros, del que se vendieron cinco millones de ejemplares y que fue traducido a 35 idiomas. Aún hoy se reedita (ed. Capitán Swing).
Por desgracia, a comienzos del año siguiente, la leona Elsa enfermó por la picadura de una garrapata y falleció, tras lo que fue enterrada en la reserva de caza de Meru, hoy un parque nacional. Como le había ocurrido a ella, dejó solos a sus tres cachorros, que los Adamson volvieron a acoger. El problema es que eran demasiado jóvenes y atacaban al ganado de los vecinos, así que acabaron por trasladarlos al actual Parque Nacional Serengueti (Tanzania), mucho mejor opción que el zoo, y no volvieron a verlos más.
Después de la muerte de Elsa, Joy volcó su interés en otros felinos. De hecho, adoptó una guepardo llamada Pippa que había sido la mascota de un oficial británico. En 1976 también sumó a la familia a un cachorro de leopardo llamado Penny. Su objetivo seguía siendo lograr que estos felinos, ya sacados de su entorno, pudieran regresar a una vida en libertad. Son historias que cuenta en otros libros: The Spotted Sphinx, sobre Pippa, y su obra póstuma Queen of Shaba, dedicada a Penny.
Volcada en divulgar su trabajo de reintroducción y espolear conciencias, en 1962 Joy también hizo una gira mundial para hablar sobre la preservación de la vida silvestre, que dio como resultado la creación al año siguiente de la organización Elsa Conservation Trust, una ONG que sigue en activo con la preservación de la fauna africana. A la pareja también se les relaciona en algunas fuentes con la creación de WWF, nacida en Suiza en 1961. De hecho, todo el dinero ganado con los libros lo invertían en nuevas reservas y en organizaciones conservacionistas. Además, Joy se implicó mucho en el movimiento de boicot a las pieles de animales.
Para finales de los años 60, sus intereses y los de George, que seguía muy volcado en los leones, eran distintos, por lo que acabaron viviendo separados, aunque siguieron colaborando en muchas iniciativas y nunca se divorciaron.
De la selva a Hollywood
A mediados de esa década, el gran éxito editorial de Joy Adamson despertó el interés del mundo del cine y su primer libro acabó en la gran pantalla. La película “Born Free” –protagonizada por Virginia McKenna y Bill Travers y dirigida por James Hill– fue un éxito mundial: obtuvo dos premios Oscar, tres Globos de oro y un Grammy. En 1974 se rodaría también una serie de televisión de 13 capítulos, que fue emitida por TVE. Entre las personas a las que la película marcó, como han reconocido, está el activista Ian Douglas-Hamilton (fundador de Save the Elephants) o el antropólogo Desmond Morris.
En los años siguientes, Joy siguió estudiando y trabajando con animales de otras especies, como elefantes bebés, búfalos o monos colobos. Ciertamente, no siempre tenían un buen resultado: un león que la pareja devolvió a la naturaleza atacó a un niño en 1958 y otro mató a un sirviente de George en 1971, lo que afectó temporalmente a la reputación del programa de reintroducción.
Conviene recordar que la preservación de la fauna salvaje, durante las décadas de 1960 y 1970, no era una prioridad para el nuevo gobierno keniano, como tampoco lo había sido antes para los colonizadores británicos, y la caza furtiva era común incluso en reservas, ya fuera para obtener presas muertas o vivas para zoológicos. Es por ello que durante los años 70, nuestra naturalista y escritora viajaría por todo el mundo dando conferencias para alertar sobre lo que estaba pasando en cuanto foro la daban voz.
El 3 de enero de 1980, mientras estaba en un campamento dentro de la Reserva Nacional Shaba, uno de sus asistentes encontró su cuerpo inerte a unos metros de su tienda de campaña. Primero creyó que había sido atacada por un león, pero la policía descubrió después que había sido un crimen cometido por un exempleado despechado. Faltaban pocas semanas para que cumpliera los 70 años.
Joy Adamson fue incinerada. Sus cenizas, tal como ella quería, fueron repartidas entre las tumbas de Elsa y de Pippa, ambas en el Parque Nacional Meru. Ese mismo año 1980, el gobierno de Kenia cerró el programa de reintroducción al que había dedicado su vida, tras registrarse un nuevo ataque de un león, en este caso a un hermano de George, si bien lo restablecería años después. George también murió asesinado a tiros junto a dos compañeros, en 1989. Este crimen fue atribuido a cazadores furtivos que vagaban por la zona. Siguiendo el ejemplo de su esposa, fue enterrado junto a su león favorito, Boy.
De Joy aún pueden encontrarse los doce libros que escribió sobre su vida en el corazón de África, otros dos con cientos de sus ilustraciones o los cuatro que han dedicado autores como Anne Neimark, Netta Pfeifer, Caroline Cass o Adrian House a su vida. También se pueden visionar las seis películas y series que reflejan su biografía. Pero sobre todo, todavía podemos disfrutar de la fascinante fauna salvaje africana en libertad, como a ella le gustaba, gracias a su pasión por preservar ese tesoro natural que nos enriquece. Y que todavía está en riesgo.
Referencias
- Joy Adamson Biography, Encyclopedia of World
- Elsa’s Legacy: The Born Free Story, PBS, 2012
- Life Of Joy Adamson In Kenya, Safari Center
- Elsa Conservation Trust
- Born Free, Wikipedia
Sobre la autora
Rosa M. Tristán es periodista especializada en la divulgación científica y ambiental desde hace más de 20 años. Colabora de forma habitual en diferentes medios de prensa y radio de difusión nacional.