Mary Ward, astrónoma e ilustradora, cuyos dibujos permitieron restaurar el telescopio Leviatán de Parsonstown décadas después de su muerte

Vidas científicas

Pasó a la historia como la primera víctima registrada de un accidente de coche con motor, aunque el mérito de la vida de Mary Ward es mucho mayor que el de su trágica muerte. Mary Ward fue astrónoma e ilustradora científica autodidacta, capaz de reflejar con tanto detalle las distintas etapas de construcción de un gran telescopio, que sus dibujos fueron utilizados décadas después de su muerte para reconstruirlo.

Mary Ward.

Mary Ward nació como Mary King el 27 de abril de 1827 en Ferbano, Irlanda. Perteneció a una familia de aristócratas y tuvo dos hermanas y un hermano. Ella y sus hermanas no fueron a la escuela (a diferencia de su hermano, que sí fue en previsión de su posterior entrada en la universidad, algo que no se contemplaba para ellas), sino que recibieron su educación en casa con una institutriz que, como era costumbre, solo les enseñó algunos conocimientos básicos, como a leer y a escribir, aunque también las animaba a observar y recoger muestras de flores y pequeños insectos.

Ward mostró desde muy pequeña un gran interés por las plantas y los animales que rodeaban su casa. Empezó a coleccionar mariposas a los tres años; le gustaba observarlas a través de una lente y, cuando ya era más mayor, dibujarlas con detalle.

Fue siempre una hábil usuaria de microscopios y otros instrumentos de observación, replicando en detalladas ilustraciones las plantas y animales que estudiaba. Aprendió por su cuenta a hacer sus propias láminas de observación a partir de marfil, que era por entonces más fácil de conseguir que el cristal. Sus padres la animaban y apoyaban en sus intereses y le regalaron un microscopio que, gracias al consejo del astrónomo británico Sir James South, fue probablemente el más avanzado que hubo en Irlanda en aquel momento.

El Leviatán de Parsonstown, el telescopio más grande de la época

Durante su juventud, su primo, el también astrónomo William Parsons, estaba construyendo el telescopio Leviatán de Parsonstown, que sería durante décadas el más grande del mundo. Ward documentó con sus precisos dibujos las distintas fases de construcción del telescopio, que de hecho serían utilizados décadas después para restaurarlo, junto con las fotografías tomadas por otra mujer, Mary Rosse.

Dibujo del telescopio Leviatán en Parsonstown.

En 1854 se casó y en los 13 años siguientes tuvo ocho hijos, y se centró en criarlos y mantener las finanzas familiares, mientras que su marido mantenía sus distintos intereses y compromisos sociales.

Cuando tuvo ocasión y la familia se asentó, continuó con sus estudios y dibujos de las plantas y la naturaleza en torno a su hogar. Por entonces las bibliotecas y los laboratorios no estaban abiertos a las mujeres, pero ella fue haciendo su propia colección de libros y artículos científicos, añadiendo ejemplares siempre que tenía ocasión. Intercambiaba cartas con científicos relevantes de la época para pedirles que le hablaran de sus ideas y le enviasen copias de sus trabajos, y así terminó ilustrando varios artículos y libros para David Brewster, físico escocés conocido por haber inventado el caleidoscopio.

Libros y artículos de astronomía para todos

En 1857 decidió publicar su trabajo, algo que le resultó muy difícil, ya que en esa época no era común que las mujeres figurasen como autoras de obras científicas. Por eso su primera publicación “Bocetos con el microscopio” tuvo una edición casera. Sin embargo, la misma obra fue publicada el año siguiente por una editorial bajo el título “Un mundo de maravillas revelado por el microscopio” y tuvo un gran éxito, teniendo dos ediciones posteriores más adelante.

Fuente: Internet Archive.

En 1859 publicó otra de sus obras en la que se veía uno de sus dibujos del Telescopio Leviatán en la portada. Eran obras divulgativas escritas en lenguaje accesible para todo el mundo y tuvieron un éxito notable entre el público general, aunque publicó también artículos en revistas divulgativas del mismo estilo. Dos de sus libros fueron seleccionados para ser exhibidos en la Exposición Universal de Londres de 1862.

En esa época fue incluida en las listas de correo de la Real Sociedad Astronómica inglesa, un privilegio que sólo otras dos mujeres compartían, una de ellas era la Reina Victoria y la otra Mary Somerville, también astrónoma.

Sin embargo, a pesar de sus logros científicos, el motivo por el que más se recuerda a Ward fue la causa de su muerte. El 31 de agosto de 1869 viajaba a bordo de un vehículo impulsado por un motor de vapor cuando salió despedida de su interior al pasar por un bache, cayó delante del coche y fue atropellada, pasándole una de las ruedas por encima. Murió en el acto y se convirtió en víctima del primer accidente de coche jamás registrado.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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