Margaret Rock, entre las grandes olvidadas de Bletchley Park

Vidas científicas

Hace unos años vi Descifrando Enigma. Entonces conocía al protagonista de la película, él era el gran matemático y fundador de la inteligencia artificial Alan Turing. El film narra la hazaña que Turing y un grupo de personas inteligentes llevaron a cabo durante la Segunda Guerra Mundial. En la película se puede ver cómo el equipo, compuesto sobre todo por hombres, trabajó día y noche con el único objetivo de lograr descifrar los mensajes de los enemigos durante la Segunda Guerra Mundial. En 1940, por fin, lograron su fin, ya que destaparon los códigos ocultos de “Enigma”, una máquina alemana muy extendida entre sus militares, diseñada para cifrar y descifrar mensajes.

Mujeres trabajando en Bletchey Park. Fuente: Wikimedia Commons.

Decidí investigar un poco más acerca de dicha proeza. Y un dato que me sorprendió fue que en Bletchley Park, la mansión en la que Turing y su equipo vivía y trabajaba, estos no fueron los únicos internados en el lugar. Y es que en la mansión trabajaron unas 8000 personas especialistas –criptoanalistas, tecnólogos, matemáticos, lingüistas, etc.– todos ellos a cargo de la Escuela Gubernamental de Códigos y Cifrado (GC&CS). Pero lo más interesante es que en una época en la que los que iban a trabajar fuera de casa eran los hombres, en Bletchley Park el 75 % de las trabajadoras eran mujeres.

Su trabajo fue clasificado por la Ley de Secretos Oficiales de 1938 del Reino Unido y, por tanto, muchas de ellas tuvieron que guardar silencio durante mucho tiempo. Aunque esto no debería ser excusa para su anonimato, ya que después pasada la guerra, su reconocimiento todavía no ha llegado como debiera.

Hoy sabemos que matemáticas, programadoras y lingüistas trabajaron mano a mano en Bletchley Park para luchar contra los nazis y que, gracias a su trabajo, descifraron miles de mensajes y la guerra pudo acortarse casi en dos años a favor de los Aliados.

Hablemos de una de las grandes heroínas olvidadas de Bletchley Park: Margaret Rock.

Talentosa desde su infancia

Margaret Rock. Fuente: GCHQ.

Margaret Alice Rock (1903-1983) nació y creció en Hammersmith, en el oeste de Londres, donde fue a la escuela primaria de Edmonton y a la escuela secundaria del Norte de Middlesex. Su padre trabajaba como cirujano en la Armada y fue su madre la que crio tanto a Margaret como a su hermano. En 1917 la familia se mudó a Londres y, lamentablemente, poco después, el padre de Margaret murió en acto de servicio.

Él fue clave en la vida de Margaret, ya que durante la guerra enviaba a su hija cartas animándola a que siguiera con sus estudios; él sabía que ella era talentosa y que si continuaba con su formación, llegaría a tener un gran éxito.

Rock fue al instituto de Portsmouth, un internado para chicas donde consiguió sobresalientes y obtuvo matrículas de honor en francés, matemáticas y música. Después, en 1921, fue al Bedford College (Londres) para estudiar matemáticas. Posteriormente, fue contratada como estadística en la Asociación Nacional de Fabricantes Británicos, donde su labor principal era predecir la respuesta que iban a tener las distintas compañías y empresas del mercado económico.

Requerida para luchar en la guerra

Comenzó la Segunda Guerra Mundial y Rock y su madre fueron evacuadas a Cranleigh, en el condado de Surrey. La matemática tuvo que dejar su trabajo. Pero su deseo era seguir con su carrera científica y decidió buscar otro empleo.

Aunque fue el trabajo el que llegó a ella. En 1939, con 36 años, el gobierno requirió la ayuda de Margaret; ella había destacado en la universidad y había sido muy buena en su empleo. Por ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores tomó a Rock como excelente candidata para ser una de las descodificadoras en la mansión de Bletchley Park.

En 1940 Margaret comenzó a trabajar a cargo de Dilly Knox, el responsable del Intelligence Service Knox (ISK). Colaboró con profesores de universidad, matemáticos, lingüistas, jugadores de élite de ajedrez y personal de asuntos exteriores. En aquel departamento se encontraba la joven y también talentosa lingüista Mavis Batey.

El Enigma-G usado por el Abwehr.
Wikimedia Commons.

Knox quedó impresionado por la capacidad de criptoanálisis de ambas. Es más, en 1940 Dilly contactó con el director diciéndole que las habilidades mentales de Rock eran tan buenas o mejores a las de los profesores con los que trabaja y que, por tanto, merecía el salario más alto posible. Sin embargo, no era posible que una mujer recibiera el cargo de criptoanalista, y Margaret tuvo que conformarse con el salario máximo que una mujer lingüista podía recibir: 3 libras y 15 chelines a la semana.

Rock se especializó sobre todo en romper los códigos alemanes y rusos, y fue considerada como una de las mejores trabajadoras en el proyecto de Enigma. En 1941, uno de los mensajes de la Abwehr Enigma (la máquina Enigma de la organización de inteligencia militar alemana Abwehr) fue descifrado y leído en grupo por el equipo de Knox; así, pudieron preparar un plan para el día del ataque del Día D. Desde ese día en adelante el ISK pudo descifrar unos 140 800 mensajes en total. Y, el 6 de junio de 1944, consiguieron que los alemanes confiaran en una información enviada entre unos falsos espías; convencieron al ejército nazi de que el desembarco de los Aliados se realizaría por el Paso de Calais, y no por la costa de Normandía, asegurando el éxito de la operación militar.

Después de la guerra

Al finalizar la guerra, en 1945, solo 7 miembros del ISK continuaban trabajando en Bletchley Park, entre los cuales se encontraba Margaret. Pero a la gran mayoría de las trabajadoras de la mansión se les dijo que volvieran a casa y que no dijeran nada a sus maridos acerca de lo que hicieron en Bletchley. Muchas de sus carreras terminaron allí, sin poder desarrollar su potencial.

En 1945 Rock fue nombrada con la Miembro de la Orden del Imperio Británico y continuó trabajando para el Gobierno en su Sede de Comunicaciones hasta que se retiró en 1963. Rock nunca habló de su trabajo en público, tampoco cuando se pudo. A las mujeres se nos enseña desde pequeñas a ser obedientes, discretas y sumisas, quizás es por eso por lo que no contó al mundo la hazaña de la que fue parte.

Referencias

Sobre la autora

Maialen Muniozguren Puertas es graduada en geología por la UPV/EHU, ha realizado el Máster de Cultura Científica de la UPNA y la UPV/EHU y es divulgadora en el Flysch de Zumaia.

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