Gulielma Lister (1860-1949), original micóloga descifrando los mohos

Vidas científicas

La historiadora de la ciencia de la Universidad de Cambridge Patricia Fara, ha descrito muy oportunamente que «tratamos al suelo que está debajo de nuestros pies como suciedad, (cuando) no obstante, en una pequeña cucharadita hay más microorganismos que toda la gente de la tierra. Pese a ser diminutos, estos seres vivos son cruciales para mantener saludable al planeta, es tan importante preservarlos como salvar al oso panda».

Giulielma Lister.

Una de las primeras ambientalistas que dedicó su carrera a documentar cientos de diferentes tipos de hongos conocidos como mohos del limo o mohos mucilaginosos, fue la botánica y micóloga británica Gulielma Lister, que se convirtió en una autoridad internacional en estos minúsculos organismos. Recordemos que los mohos son un tipo de hongos microscópicos multicelulares que en la naturaleza contribuyen a descomponer la materia orgánica muerta; pertenecen al mismo grupo biológico que los hongos, pero estos últimos presentan un cuerpo macroscópico, o sea, que se ve a simple vista y normalmente tiene la típica forma de sombrero (Wikipedia).

Desde muy joven, Gulielma Lister, según ha descrito Patricia Fara, «se negó con determinación a que los obstáculos acumulados en contra de las mujeres detuvieran su carrera. Inicialmente trabajó con su padre, pero tras la muerte de éste la emprendedora científica se convirtió en una autoridad internacional por derecho propio. Formó parte de una extensa red de biólogos y biólogas distribuida alrededor del mundo, con numerosos miembros, muchos de los cuales eran mujeres que fueron marginadas en aquel tiempo, pero que ahora se rescatan del olvido».

Una productiva vida dedicada a la ciencia

Gulielma Lister nació en Leytonstone, al este de Londres, el 28 de octubre de 1860. Fue una de los siete hijos de Susanna Tindall y Arthur Lister, además de sobrina del destacado Lord Lister, un cirujano famoso por revolucionar la cirugía con antisépticos. La familia gozaba de una buena situación económica y la niña recibió la mayor parte de su educación en casa. Su madre tenía una formación formal como artista y enseñó a su hija a convertirse en una consumada ilustradora científica.

El respetado micólogo británico John Ramsbottom (1875-1974), ha señalado que cuando Gulielma tenía 16 años acudió durante un curso al Bedford College for Women, donde adquirió una formación básica en botánica sistemática y estructural. Fundado en 1849, el college fue el primer centro de alto nivel educativo para mujeres del Reino Unido, aunque hubo que esperar medio siglo hasta que en 1900 pasara a ser parte de la Universidad de Londres.

La familia Lister pertenecía a una comunidad religiosa conocida como cuáqueros, protestantes disidentes de origen cristiano, que permitía a sus hijas disfrutar de más oportunidades que otras jóvenes de familias acaudaladas. En este contexto, desde muy pequeña la joven Gulielma pudo alimentar su curiosidad y dedicarse a la observación y estudio de los organismos vivos.

Durante toda su vida, Gulielma Lister vivió donde nació, aunque la familia pasaba los veranos en una casa situada en el bonito pueblo costero de Lyme Regis, donde llevó a cabo gran parte de su trabajo de campo. Su padre, Arthur, era un empresario del vino en Londres; sin embargo, su mayor interés estaba centrado en la historia natural. Impulsado por su vocación, construyó un laboratorio científico dentro de su confortable casa y desde muy pronto Gulielma fue, como ha descrito el profesor de la Universidad de Washington Seattle Edward Haskins, «su entusiasta “ayudante” de campo y de laboratorio».

Ciertamente, ese hecho ha quedado reflejado en un catálogo de más de 300 páginas titulado Monografía de Mycetozoa de 1895, firmado por Arthur Lister. El trabajo estaba basado en las numerosas anotaciones y observaciones que padre e hija realizaban a diario, y muy pronto se convirtió en una destacada obra de referencia en su especialidad durante largo tiempo.

Dos ilustraciones de A monograph of the Mycetozoa. BHL.

No obstante, como ha descrito la doctora en ciencia y tecnología de los alimentos Edurne Gaston Estanga, «a pesar de que ella había participado activamente en la recolección y documentación de especímenes para la publicación, el único reconocimiento público que recibió Gulielma al respecto fue un agradecimiento en el texto del prefacio, donde Arthur indicó que su hija lo había “asistido” a lo largo de sus estudios y en la preparación de los dibujos». En la misma línea, Patricia Fara ha denunciado que «detrás del escenario, él se había apoyado cuantiosamente en su invisible asistente de investigación, la mujer (su hija) que había realizado muchos de los dibujos y que lo ayudó a catalogar los especímenes en los que trabajaron conjuntamente». Una vez más, y pese al vínculo padre-hija, la figura femenina se veía arrinconada frente al brillo masculino.

Sin amilanarse, Gulielma Lister fue una gran defensora de la participación femenina en la ciencia y, aunque siempre permaneció próxima a sus raíces, nunca fue la típica mujer soltera que se quedaba en casa. Por el contrario, fue una exitosa y dinámica botánica que se implicó en diversos viajes. Cuando tenía 16 años visitó por primera vez el continente con su familia, y durante toda su vida, ha descrito Patricia Fara, acudió regularmente a ciudades como París, Estrasburgo o Leyden. Incluso acompañó a su tío Joseph, al que estuvo muy unida desde su infancia, a un viaje a Canadá y las Indias Occidentales (islas del Caribe).

Joseph, que había sido nombrado Lord Lister de Lyme Regis, continúa Patricia Fara, «pasaba los veranos en esa localidad costera británica con Gulielma, otros parientes y amigos en una enorme casa colgada en lo alto de los acantilados. Famosa por sus fósiles y con una abundante vida salvaje, Lyme Regis fue un paraíso para los naturalistas victorianos». Gulielma realizó largas caminatas con su tío por aquellos originales parajes, observando fascinada la naturaleza.

Explorando la diversidad de los mohos

Arthur Lister montó en Lyme Regis un segundo laboratorio provisto de un equipo para el estudio de los hongos, líquenes y los mohos del limo. «La casa se parecía a una pequeña colonia científica, que incluía entre sus visitantes asiduos a biólogos como Dukinfield Henry Scott (respetado botánico británico que vivió entre 1854 y 1934)» tal como ha recordado Patricia Fara. En ese entorno, continúa Fara, «la esposa de Scott, Henderina (1862-1929), al igual que Gulielma, había sido estimulada en la ciencia por su padre, y también fue una naturalista olvidada. Sin embargo, fue una pionera en el arte de un tipo de fotografía especializada que hoy es una técnica esencial para revelar los complejos movimientos de los mohos del limo».

Gulielma Lister trabajó, asimismo, en las colecciones del British Museum de Londres (Natural History) junto a su padre; cabe apuntar que pese a sus valiosas aportaciones, ella nunca tuvo un contrato de trabajo en el museo. No obstante, catalogó y estudió las colecciones botánicas del Kew Gardens de Londres, investigó en las del Muséum national d’histoire naturelle de París, y en las de la Université de Strasbourg, según se describe en el Oxford Dictionary of National Biography.

Después de la muerte de su padre en 1908, «Gulielma Lister salió de la sombra. En 1911 publicó una segunda edición del citado catálogo Monografía de Mycetozoa mucho más detallada, combinando con bellas láminas que ella misma había realizado. Esta vez, su nombre aparecía también en la página del título», ha destacado Patricia Fara. En 1926, salía a la luz una tercera edición, en la que aparecieron reproducidas en color numerosas imágenes. A partir de entonces, Gulielma Lister se convirtió en una autoridad mundial sobre los hongos mucilaginosos; su popularidad daría lugar a que recibiera material para estudiar de diversos lugares del mundo, lo que contribuyó a enriquecer sus colecciones.

Mantuvo igualmente correspondencia con micólogos tanto nacionales como extranjeros, incluyendo al emperador del Japón quien, como relata Patricia Fara, la contactó para expresarle su gratitud por haber dado su nombre a un espécimen. Detalle que certificó enviándole un par de jarrones esmaltados que la científica consideraría una de sus posesiones más apreciadas.

En 1903, la British Mycological Society admitió como una de sus cien primeros miembros fundadores a Gulielma Lister, acreditando así a quien durante toda su vida hizo mucho por ayudar a esta sociedad. Fue dos veces Presidenta, en 1912 y 1932, y en 1924 la nombraron Miembro Honorario en reconocimiento a la ciencia y al gran valor de su influencia en la gestión de los asuntos de la Sociedad, como ha señalado el citado profesor de la Universidad de Washington Seattle Edward Haskins.

Diversas historiadoras de la ciencia han subrayado que en 1905 la Linnean Society se vio obligada a renunciar a la exclusión de las mujeres y, tras años de agrios debates y dilación en el tiempo, finalmente admitió a 25 científicas. Gulielma Lister estaba entre ellas; también formaba parte del grupo la experta ornitóloga y anónima pionera de la ecología moderna Alice Hibbert-Ware (1869-1944). Entre ambas surgió una estrecha amistad pues, aunque sus respectivas especialidades eran diferentes, compartían un interés por los organismos vivos en general. Juntas realizaron diversos viajes por Europa y Nueva Zelanda con el fin de observar y estudiar pájaros y hongos, como podemos leer en Wikipedia.

Giulielma Lister delante de su casa (hacia 1930). Wikimedia Commons.

Aunque Lister no vivió en Irlanda, visitó este país en diversas ocasiones y participó en un importante proyecto de investigación llamado Clare Island Survey. Consistía en un ambicioso estudio multidisciplinar sobre una pequeña isla situada en la costa oeste de Irlanda, Clare Island. Gulielma Lister contribuyó verificando los nombres de la mayor parte de las especies de mohos mucilaginosos encontrados en la costa irlandesa hasta 1912, fecha en que se publicó la parte del trabajo dedicada a los hongos, titulada Clare Island Series (Proc. R.I. Acad., 31, parte 63).

Gulielma Lister, gracias a que era una mujer económicamente adinerada, pudo seguir una carrera científica con independencia; por ejemplo, durante muchos años fue conservadora sin salario del Museo de Historia Natural de Londres. Patricia Fara ha denunciado al respecto que, evidentemente «otras mujeres no tuvieron esa suerte. Su mejor amiga, Annie Lorrain Smith (1854-1937), por ejemplo, soportó grandes adversidades a pesar de ser una autoridad internacional en hongos y líquenes. Durante largo tiempo hubo de tolerar ser marginada y mal pagada como «trabajadora no oficial» en el citado Museo de Historia Natural. Pese a todo, afortunadamente su obra más importante, Lichens (1921), sería un libro de texto de referencia esencial durante varias décadas». Además, fue miembro fundadora de la British Mycological Society, donde ejerció de presidenta durante dos períodos, como ha descrito la historiadora de la ciencia Mary Creese.

Gulielma Lister falleció en su casa natal de Leytonstone el 18 de mayo de 1949. Gran parte de su colección botánica y micológica puede encontrarse en el Museo de Historia Natural, y sus ilustraciones científicas han sido reconocidas por esta institución como verdaderas obras de arte, según se apunta en el blog Women artists.

Consideramos interesante añadir como comentario final, que el estudio de los complejos hongos multicelulares a los que se dedicó Gulielma Lister presentan, según han descrito la citada Gaston Estanga y más especialistas, «un funcionamiento y modo de relacionarse con el entorno que está inspirando a la vanguardia de la investigación actual en inteligencia artificial. Los procesos de prueba-error y toma de decisiones de estos seres, que, aun careciendo de cerebro, son capaces de recorrer laberintos y almacenar memoria, ofrecen pistas para la resolución de problemas de inteligencia». Una prueba más de las maravillosas conexiones y derivadas que tienen las disciplinas del mundo científico.

Referencias

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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