Una de las condecoraciones más destacadas concedida en el Reino Unido es la Orden del Imperio Británico (Order of the British Empire), que se entrega a una persona en reconocimiento a sus contribuciones en el arte o en la ciencia. Siguiendo la tradición androcéntrica, los premiados solían y aun suelen ser hombres; no obstante, excepcionalmente la condecoración también se ha otorgado a algunas mujeres. Entre ellas figura la botánica inglesa Elsie Maud Wakefield (1886-1972), acreditada experta en hongos que recibió este galardón en 1950 por su brillante carrera científica.
Nacida en Birmingham, Reino Unido, se interesó por estudiar la naturaleza bajo la influencia de su padre H.H. Wakefield, profesor de ciencia, naturalista y autor de un valorado manual de botánica. Después del bachillerato, la joven Elsie se incorporó al Somerville College, Oxford, donde cursó el grado de botánica. En su cuarto año decidió estudiar fitopatología forestal, según ha descrito en un libro de recopilación el micólogo e historiador de la ciencia Geoffrey C. Ainsworth (1905-1998).
Un fructífero desarrollo formativo y profesional

Tras su graduación, consiguió una beca que le permitió desplazarse a Alemania para trabajar en Múnich con el profesor Karl von Tubeuf (1862-1941), influyente micólogo experto en fitopatología. Allí Elsie Wakefield realizó detallados estudios sobre hongos, publicando en alemán su primer artículo científico, según apuntaba la conocida especialista en historia de las mujeres en la ciencia Marilyn Ogilvie.
Cuando en 1910 Wakefield retornó a Inglaterra, empezó a trabajar como asistente del botánico George Massee (1845-1917), jefe de micología en el Royal Botanic Gardens, Kew. Este científico se retiró unos años más tarde, en 1915, y ella ocupó su cargo como jefa de micología, siendo la primera mujer contratada en esta especialidad por el afamado jardín botánico. Con posterioridad, continúa Marilyn Ogilvie, en 1920 consiguió nuevamente una beca; esta vez optó por dirigirse a Centroamérica, donde pasó seis meses trabajando como micóloga en el Caribe, concretamente en Barbados. Aquí tuvo la oportunidad de estudiar los hongos tropicales y las enfermedades que pueden provocar en importantes cosechas. La estancia en la región estimuló considerablemente a la científica, despertando en ella un profundo interés por los hongos de aquellas zonas.
Tras la fructífera estancia centroamericana, Wakefield retornó a Kew, donde permaneció hasta su jubilación en 1951; valga apuntar que, a diferencia de muchas otras botánicas, Wakefield no fue una gran viajera. A partir de finales de la década de 1920, se centró en un intenso proyecto de trabajo dedicado principalmente a los hongos británicos y a los tropicales; los interesantes y novedosos resultados conseguidos le granjearon un reconocimiento y respeto tanto nacional como internacional.
La conservadora del Jardín Botánico de Kew, Lynn Parker, ha rememorado que Wakefield «no solo describió y nombró numerosas especies de hongos tanto británicos como de ultramar, sino que también fue una ilustradora de gran talento que elaboró precisos dibujos en acuarela de las especies que ella misma había identificado». Añade asimismo que en honor de la botánica inglesa se nombraron dos géneros y ocho especies, un elevado número que indica la valía de sus aportaciones. Las bellas y minuciosas ilustraciones de esta micóloga se encuentran en el Kew Gardens.
Por su parte, el experto del mencionado jardín botánico Ink David, ha puntualizado que «los bosquejos de campo realizados por Elsie Wakefield fueron elaborados directamente durante el proceso de exploración científica». En su trabajo, continúa este autor, «es claramente visible un estrecho entrelazado entre la ciencia y el arte, debido a las extensas anotaciones que Wakefield incluía en sus bellas acuarelas». Además, Ink David apunta una interesante reflexión, puntualizando que «a diferencia de sus trabajos publicados, los dibujos eran en cierto sentido intensamente personales, constituyendo notas básicas para luego usarse en bosquejos más detallados y en el trabajo taxonómico». Y el experto sostiene que, «a través de sus dibujos el estilo personal de la autora surge incluso más claro que en sus artículos publicados, ya que revelan una artista tan buena como la formidable botánica que fue».
Ink David no se queda aquí, pues además subrayaba que «de manera muy interesante, Wakefield incluye [en sus ilustraciones] algunos de los pastos y tipos de suelos junto a los hongos que pinta, en contraste con la aproximación tradicional basada en presentar en la página únicamente al espécimen en solitario. Incluyendo otros elementos de un amplio hábitat, sus láminas desafían la práctica estándar, ya que generan cuestiones sobre qué es lo científicamente valioso que debe incluirse en las descripciones».
Una impecable función gestora
Elsie Wakefield también se interesó por la gestión y difusión científica. Fue secretaria de la British Mycological Society durante 17 años, y su presidenta en 1929. En 1950, recibió la citada condecoración Orden del Imperio Británico (OBE), no solo por su sobresaliente dedicación a la ciencia, sino también por su meticulosa organización y gestión del herbario del Jardín Botánico de Kew, tal como se indica en Wikipedia.

Wikimedia Commons.
Durante su productiva carrera, publicó casi cien artículos sobre hongos y patología vegetal, llamando la atención que el último vio la luz cuando la científica contaba con 83 años de edad. Sin olvidar la divulgación de la ciencia, escribió además dos populares guías de campo. Apostillemos que esta experta no se consagró únicamente a la investigación especializada, ya que también fue pionera trabajando en el Scientific Civil Service, una organización del Reino Unido dedicada a la aplicación de la ciencia con fines sociales.
El micólogo inglés e historiador científico Geoffrey Clough Ainsworth (1905-1998) ha especificado que «su conocimiento sobre los hongos británicos era enciclopédico y el interés por éstos estuvo complementado por su gran habilidad como acuarelista, tal como evidencian las láminas contenidas en las últimas ediciones [publicadas] sobre los hongos comestibles y venenosos». Wakefield, añade Ainsworth, «ha sido uno de los micólogos [hombres y mujeres] británicos más influyentes de su generación». El hecho de que fuera mujer en tiempos difíciles para las científicas aumenta aún más el valor de su legado y el valioso referente que representa.
Referencias
- Ainsworth, G. C. (1996). Brief biographies of British mycologists. Stourbridge, West Midlands: British Mycological Society, 166–167
- Blackwell, E.M. (1973). Obituary: Elsie M. Wakefield. Transactions of the British Mycological Society 60: 167-174
- Ink David. Worth a thousand words: The hidden histories of botanical illustrations. Royal Botanic Gardens, Kew, 23 noviembre 2023
- Lynn Parker. Fabulous fungi: the illustrations of Elsie M. Wakefield. Royal Botanic Gardens, Kew. 12 octubre 2018
- Martínez Pulido, Carolina (2025). Las llamadas «plantas sin flores». Un fascinante mundo en la botánica. Círculo Rojo. Madrid
- Ogilvie, Marilyn & Joy Harvey, (2000). The Biographical Dictionary of Women in Science: L-Z.
- Wikipedia: Elsie Maud Wakefield
Sobre la autora
Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.