Concepción Alicia Monje Micharet es investigadora en Robótica y Profesora Catedrática de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M); es Doctora por la Universidad de Extremadura (2006) con Premio Extraordinario de Doctorado y Mención de Doctorado Europeo. Actualmente desarrolla su labor investigadora en el grupo RoboticsLab de la UC3M, donde dirige el Laboratorio de Robótica Blanda. Sus trabajos en robótica blanda y control de sistemas son reconocidos a nivel internacional. Ha colaborado activamente con centros de investigación de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Singapur y ha sido investigadora principal de numerosos proyectos competitivos y con empresa, habiendo dirigido numerosas tesis doctorales y contando con más de 160 publicaciones y más de 8100 citas. Sus trabajos de investigación han recibido reconocimientos relevantes, entre otros: Miembro del jurado de los Premios Princesa de Asturias en la categoría de Investigación Científica y Técnica (2020, 2021, 2022, 2023, 2025), Premio Talento Emergente – Cyberlideria (2025), Premio Women Space Extremadura (2024), Finalista Premio Talgo a la Excelencia Profesional de la Mujer en Ingeniería (2022, 2023, 2024), Top 100 Mujeres Líderes en España (2021), Premio Gigante Extremeño (2019), Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga de la Universidad de Deusto (2019), Premio de Excelencia a la Investigación de la UC3M (2018), Premio Mujer y Tecnología de la Fundación Orange (2018) y Premio a Mejor Científica Contemporánea – Selección Española de Ciencia (2017), otorgado por la revista de divulgación científica QUO en colaboración con el CSIC. Más allá de su labor investigadora, es una científica muy comprometida con la docencia universitaria y la divulgación científica. Ha participado en más de un centenar de actividades de divulgación, entre las que destaca su colaboración en la sección de ciencia del programa de radio “Julia en la Onda”, con Julia Otero en Onda Cero. También ha trabajado como asesora científica de la película Autómata, producida y protagonizada por Antonio Banderas.

1 . ¿Cuál es tu área de investigación?
Mi investigación se centra en el desarrollo de robots asistenciales, específicamente robots blandos. La robótica blanda se basa en emplear materiales blandos y elásticos para diseñar y fabricar robots. Estos materiales otorgan una serie de ventajas a los dispositivos robóticos: absorben el impacto que pueda producirse entre el robot y el usuario o el entorno y dotan a dicho robot de altas capacidades de deformación y gran versatilidad de movimientos. Todo ello contribuye al desarrollo de sistemas robóticos altamente seguros y adaptables a las tareas que deben realizar.
En mi grupo de investigación RoboticsLab de la Universidad Carlos III de Madrid pretendemos que los robots que diseñamos tengan un impacto en la sociedad, concretamente en la atención a personas que tengan necesidades especiales. En esta línea, actualmente lidero un proyecto en el que estamos desarrollando una órtesis cervical activa inteligente que permita adaptarse a las necesidades de movilidad cervical de diversos pacientes, como por ejemplo, pacientes con ELA. La órtesis permitiría acompañar al paciente en todas las fases de la enfermedad, dotando de una movilidad natural al cuello en aquella fase final en la que dicha movilidad se ha perdido por completo. También hemos patentado una articulación robótica blanda con la que podemos diseñar brazos y manos robóticas que permitan una interacción más segura y dinámica entre el robot y las personas a las que asiste. El impacto de estos desarrollos es indudable y estamos trabajando en mejorar los diseños para favorecer su transferencia a la sociedad.
2 . ¿Por qué te dedicas a ella?
Una de las cosas que me conecta con mi profesión de profesora e investigadora en el campo de la robótica es la influencia que esta herramienta tecnológica puede tener en nuestro bienestar personal y profesional. Las soluciones robóticas impactan en nuestra calidad de vida, en la manera en que abordamos el trabajo, en nuestro ocio, nuestro transporte, en la manera en que nos cuidamos y en que los médicos cuidan de nosotros, por ejemplo mediante el empleo de robots quirúrgicos y de otros dispositivos robóticos que mejoran nuestra salud, tanto en el entorno hospitalario como en nuestros hogares. Y podríamos seguir enumerando otros muchos impactos.
Por otro lado, las necesidades sociales cambian sin parar. Hay que tener la mirada puesta en ese cambio y no dejar de investigar para favorecer el avance. La tecnología en general, y la robótica en particular, son grandes aliados en este camino, y si gestionamos adecuadamente estos recursos, está en nuestra mano mejorar la calidad de vida de nuestro planeta y de todos los que vivimos en él. Es una oportunidad que no podemos permitirnos dejar pasar. Contribuir a este desarrollo, y hacerlo poniendo las necesidades humanas y sociales en el centro, es muy motivador para mí.
3 . ¿Has tenido alguna figura de referencia en tu trayectoria?
Mi pasión por la tecnología se ha forjado de forma muy natural y ha ido creciendo conmigo desde pequeña. A una edad muy temprana, mi padre me regaló un ordenador para jugar a videojuegos, uno de aquellos famosos MSX. Venía con un libro de programación que yo no entendía, pero conseguí ejecutar uno de sus códigos y aparecieron en la pantalla del ordenador unos círculos de colores en movimiento. Ese momento fue clave para mí, desde entonces comenzó mi interés por conocer aquel lenguaje de programación, y casi sin darme cuenta, la ciencia y la tecnología me fueron cautivando, incluida la robótica. A esto hay que unirle que mi padre ha sido profesor de Formación Profesional en Electrónica durante toda su vida, y gracias a él crecí rodeada de televisores y emisoras de radio que él construía y reparaba, así como de visitas a las aulas en las que impartía clase. Ese mundo me ha parecido siempre mágico y fascinante, y terminé cayendo en sus redes.
4 . ¿Qué te gustaría descubrir o solucionar en tu campo?
Me gustaría contribuir al avance de la robótica asistencial, y ahora mismo mis esfuerzos están puestos en el desarrollo de la órtesis cervical para personas con problemas de movilidad cervical. Pero otra faceta a la que también dedico mi esfuerzo y pasión es la docente. Llevo la docencia en las venas, y me parece la profesión más bonita del mundo. Es un privilegio compartir conocimiento con todas las personas que pasan por las aulas para aprender, es lo que más me llena. Eso lo tuve claro desde el principio y supe que mi sitio estaba en la universidad, donde ahora soy Profesora Catedrática.
5 . ¿Qué consejo darías a quien quiera adentrarse en el mundo de la investigación?
Desde mi punto de vista, es fundamental que te guste aquello a lo que te dedicas. Mi experiencia me dice que la fórmula que funciona es la de sentir pasión por tu trabajo y dedicar mucho esfuerzo. Creo que son los dos ingredientes mágicos para enfrentar los obstáculos y disfrutar del camino de la investigación.