La visita a un acuario es una de las experiencias más apasionantes que se viven a cualquier edad. La posibilidad de asomarse a mirar de cerca cómo viven los peces y otros organismos acuáticos en su ámbito natural provoca fascinación en todos los públicos.
Jeanne Villepreux-Power (1794-1871) fue una naturalista autodidacta francesa que desarrolló la mayor parte de sus experimentos científicos en Messina (Italia). Fue en ese lugar en donde ideó los acuarios, tal y cómo se los conoce en la actualidad, gracias a su curiosidad por la vida animal.
Nació el 25 de septiembre de 1794 en la comuna francesa de Juillac, en la región de Nueva Aquitania. Vivió en un hogar muy humilde, durante una de las épocas más difíciles que siguieron a la Revolución Francesa. A los 18 años se mudó a París, en donde comenzó a desempeñarse como asistente de una costurera que tenía clientas de la alta sociedad europea.
Gracias a su participación en la confección de un vestido de novia para una princesa siciliana, Jeanne conoció al comerciante James Power, con quien se casó en 1818 en Messina.
Messina y el encanto por la naturaleza y los animales
En esa región italiana en donde vivió durante más de 20 años comenzó a sentirse atraída por la naturaleza y a formarse de manera autodidacta. Fue registrando y describiendo toda la flora y la fauna que observaba en su recorrido por la isla. También recogió minerales, fósiles y diferentes especies de mariposas y conchas.
Lo que más atraía a Jeanne era la vida animal. Las criaturas acuáticas eran su perdición, y por eso ideó la manera de poder estudiarlas de cerca.
Su interés por el mundo marino la llevó a inventar los acuarios, una de las herramientas fundamentales para el desarrollo de las ciencias del mar. Es en estos espacios en donde se pueden realizar investigaciones sobre el comportamiento de las especies –imposible cuando viven en libertad– y que posibilitan además mejoras en su bienestar y su conservación.
Los diferentes acuarios de Jeanne
Jeanne creó tres tipos diferentes de acuarios: uno de cristal, que tenía en su propio estudio, similar a los que podemos encontrar en la actualidad; otro, también de cristal, aunque rodeado de una rejilla para poder ser sumergido en el mar y estudiar pequeños moluscos; y el último, una jaula para grandes moluscos, que podía anclarse a una profundidad determinada.
Pero no sólo los inventó, también encontró en ellos dos de sus mayores utilidades: le sirvieron para observar la fauna marina y estudiar su comportamiento, pero también como criaderos para volver a poblar ríos con peces que casi habían desaparecido.
La joven francesa se concentró principalmente en estudiar los moluscos, sobre todo el cefalópodo Argonauta argo. Gracias a su incansable trabajo de observación, fue la primera en descubrir cómo esta criatura fabrica su concha recubriéndose a sí misma en lugar de obtenerla de otros animales, tal como se pensaba hasta ese momento.
Publicaciones y legado
Sus investigaciones le dieron gran prestigio, razón por la cual, a partir de 1832 se convirtió en la primera y única mujer miembro de la Academia de las Ciencias Naturales de Catania. También fue miembro corresponsal en otras 17 academias, incluida la Sociedad Zoológica de Londres, que era receptora de los trabajos que ella realizaba en Italia.
En 1839, Jeanne publicó su primer libro, “Observations et expériences physiques sur plusieurs animaux marins et terrestres”, en el cual reunía muchos resultados de sus experimentos. Tres años después apareció su segunda obra, “Guida per la Sicilia”, que ofrecía una detallada descripción medioambiental de la isla.
Este libro no sólo describía la naturaleza de Sicilia, sino que sirvió como aporte a su conservación, gracias a las sugerencias que contenían sus páginas. Desde allí también sentó las bases de la acuicultura de la región, recomendando la repoblación de los ríos con peces capturados y alimentados hasta alcanzar el tamaño suficiente para ser introducidos en las aguas.
La naturalista dejó Sicilia junto con su esposo en 1843 para ir a vivir entre París y Londres. Por desgracia, en uno de esos viajes, el barco que transportaba la mayor parte de la colección de Jeanne, como anotaciones y dibujos, naufragó en la ruta hacia el Reino Unido y provocó la pérdida de todo ese material.
Entre septiembre de 1870 y enero de 1871 se produjo uno de los hechos históricos más difíciles sucedidos en París: la ciudad fue sitiada por el ejército del Reino de Prusia. Esto la empujó a huir de la ciudad y volver a su hogar natal en Juillac, en donde falleció algunos años después.
Jeanne Villepreux-Power y su obra estuvieron invisibilizadas a lo largo de más de un siglo, debido a la pérdida en el mar de una enorme parte de sus manuscritos, colecciones y apuntes. Sin embargo, en los últimos años del siglo XX, su figura y su rol fundamental en la acuariofilia fueron reivindicados. En 1995, la Sociedad Histórica de Messina volvió a publicar su segundo libro; y en 1997, un cráter de Venus recibió su nombre.
Referencias
- Association Jeanne Villepreux-Power
- Patricia Rodríguez, La gran bióloga de los océanos, Principia, 9 noviembre 2014
- Jeanne Villepreux. Inventó los acuarios para estudiar la fauna marina, Oceánicas
- Francisco Javier Manteca Vilanova, ¿Por qué los acuarios ayudan a la supervivencia en libertad de delfines, belugas y otros mamíferos marinos?, The Conversation, 24 abril 2023
Sobre la autora
Analía Boggia es Licenciada en Comunicación Social, periodista, docente y divulgadora. Actualmente cursa el Máster oficial en Comunicación Social de la Investigación Científica de la Universidad Internacional de Valencia.