Martha Annie Whiteley, la química que luchó por la igualdad de oportunidades para las científicas británicas

Vidas científicas

Martha Annie Whiteley (1866-1956) fue una destacada química y editora británica, reconocida por sus contribuciones significativas al desarrollo de la química aplicada y por ser una de las diecinueve científicas que promovió la entrada de las mujeres como miembros de la Sociedad Química de Londres.

Martha Annie Whiteley. RSC.

Nacida en Londres el 11 de noviembre de 1866, Martha Annie Whiteley estudió en el Royal Holloway College for Women de Londres hasta completar una licenciatura en química por la Universidad de Londres y estudios complementarios de matemáticas por la Universidad de Oxford. Sus primeros trabajos fueron como docente de ciencias, labor que compatibilizó con sus investigaciones iniciales en química orgánica en el Royal College of Science, uno de los predecesores del actual Imperial College de Londres.

El comienzo de su carrera como química

Sus primeros estudios versaron en torno a la preparación y propiedades de dos tipos de compuestos orgánicos –amidas y oximas–, con especial atención al fenómeno del tautomerismo, una cuestión relevante en la química orgánica de la época. Los tautómeros son aquellos compuestos químicos que, teniendo la misma fórmula molecular, presentan estructuras –y por ende, propiedades y configuración– distintas debido a que difieren en la posición de un grupo funcional. Whiteley obtuvo su tesis doctoral en 1902 bajo la supervisión del químico William Tilden.

Al año siguiente, Tilden la invitó a unirse al personal docente e investigador del Royal College of Science, y ella era una de las dos únicas mujeres que había en la Facultad de Ciencias cuando la universidad se fusionó con el recién formado Imperial College de Londres en 1907. Fue una de las primeras mujeres en convertirse en lectora de la nueva universidad, donde fue ascendiendo hasta hacerse con un puesto permanente en 1914. Durante catorce años, desde 1920 hasta su jubilación en 1934, ocupó el cargo de profesora asistente.

Aunque colaboró con figuras prominentes como el químico Jocelyn Field Thorpe, Whiteley supo mantener una línea de investigación independiente, algo inusual para las científicas de su época, cuya figura típica solía ser la de asistente de un científico varón. Su liderazgo en el Departamento de Química del Imperial College atrajo a numerosas estudiantes de doctorado a la facultad, un reflejo de su influencia como modelo y mentora para las mujeres en ciencias.

Contribuciones durante la Primera Guerra Mundial

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los laboratorios del Imperial College fueron requisados por el Ministerio de Municiones, y al personal se le ordenó examinar muestras recogidas en áreas bombardeadas de Inglaterra. Whiteley y sus colegas se centraron en analizar muestras de armas químicas empleadas en el campo de batalla, principalmente gases lacrimógenos y otros compuestos irritantes.

En 1917, las tropas alemanas comenzaron a utilizar un nuevo gas vesicante, denominado gas mostaza. Sus efectos fueron dramáticos y provocaron la pérdida de miles de soldados, en parte porque las máscaras antigás resultaron ineficaces contra esta sustancia. Whiteley recibió una pequeña muestra del gas en su laboratorio y no dudó en investigar sus efectos aplicándose una pequeña muestra en su propio brazo: durante casi tres meses sufrió grandes molestias por la herida que se abrió y extendió hasta el codo, dejándole cicatrices permanentes.

Prueba de gas mostaza durante la Primera Guerra Mundial mediante aplicación en la piel del antebrazo. Wikimedia Commons.

Whiteley también trabajó en el desarrollo de la síntesis de medicamentos esenciales que se importaban desde Alemania hasta 1914, y cuyo suministro se vio interrumpido por la guerra, principalmente analgésicos como la fenacetina y la procaína.

Por su trabajo durante la guerra, la científica fue condecorada con la Orden del Imperio Británico (OBE) en 1920. A diferencia del de sus colegas varones, el salario de Whiteley no se vio incrementado por ello, mientras que el de algunos hombres llegó a duplicarse. Ese mismo año sería elegida miembro de la Chemical Society, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en ser admitidas.

Su trabajo como autora y editora

En 1925 se publicó la primera edición de su Students’ Manual of Organic Chemical Analysis: Qualitative and Quantitative, escrito junto a Jocelyn F. Thorpe. Este libro condensaba la experiencia docente acumulada durante más de dos décadas, ofreciendo procedimientos experimentales detallados y trazando la evolución histórica de métodos clave.

Whiteley también es conocida por su trabajo como editora del Thorpe’s Dictionary of Applied Chemistry, obra compilada originalmente por el químico Thomas Edward Thorpe y publicada por primera vez en 1890. El diccionario experimentó una expansión significativa debido al crecimiento acelerado de la química como disciplina en aquella época. Whiteley participó en la preparación de algunos de los volúmenes de la segunda edición y, cuando se planeó una tercera edición, fue invitada a editarla y actualizarla en colaboración con Jocelyn F. Thorpe. Esto implicó no solo tareas editoriales para Whiteley, sino también de redacción de varias entradas. Continuó con este trabajo tras su jubilación del Imperial College en 1934 y, tras la muerte de Joselyn F. Thorpe en 1940, asumió el cargo de editora jefe del diccionario. El último volumen en el que ella trabajaría se publicó en 1954.

Esta faceta no solo consolidó la reputación de Whiteley como académica y editora, sino que también la convirtió en una referencia fundamental para el campo de la química hasta mediados del siglo XX.

Su legado a favor de la igualdad

Whiteley desempeñó un papel crucial en la lucha por la inclusión de mujeres en la Sociedad Química de Londres, esfuerzo que culminó con su admisión como miembro en 1920.

Martha Annie Whiteley. National Portrait Gallery.

Ya en 1904, Martha y otras dieciocho químicas intentaron cambiar los criterios de admisión exclusivamente masculinos para convertirse en miembros de la predecesora más antigua de la Royal Society of Chemistry, la Chemical Society. Sugirieron que el acceso gratuito a la biblioteca de la sociedad y la asistencia a sus reuniones les resultarían muy útiles en sus investigaciones. A pesar de que el consejo se mostró a favor de la inclusión, el día de la votación abundaron los miembros objetores y predominó el voto en contra de la petición.

La votación se repitió al cabo de cuatro años, y esta vez ganó el voto a favor. Sin embargo, el resultado fue ignorado debido a la fuerte oposición que mostraron algunos de los líderes del consejo.

Las científicas tuvieron que esperar (im)pacientemente hasta la aprobación de la Ley de 1919 de la eliminación de la inhabilitación por motivos de sexo para unirse a la Sociedad. Martha fue una de las primeras en conseguirlo y, posteriormente, se convirtió en la primera mujer elegida para formar parte del consejo de la sociedad (1928–1931).

El apoyo inquebrantable a las mujeres estudiantes y profesionales de la química fue una constante a lo largo de la vida de Martha Annie Whiteley, que falleció el 24 de mayo de 1956, a los 90 años, dejando tras de sí un legado que perdura en sus obras y en las generaciones de mujeres que siguen rompiendo barreras a favor de la igualdad de oportunidades en ciencia.

Referencias

Sobre la autora

Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en organizaciones que fomentan la difusión del conocimiento de la ciencia y la tecnología.

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