Mary Winifred Parke (1908-1989), cultivando algas marinas

Vidas científicas

Mary Winifred Parke. Royal Society.

La botánica inglesa Mary Winifred Parke perteneció a una generación de mujeres ficólogas que en la primera mitad del siglo XX formaron parte de la vanguardia de especialistas en el estudio de las algas. Sus esmeradas investigaciones establecieron técnicas de cultivo de algas marinas en el laboratorio, constituyendo la piedra angular de los cultivos acuáticos en centros de investigación de todo el mundo.

Parke también fue altamente reconocida por sus bellos y precisos dibujos de algas usando el microscopio óptico, y además, con su interpretación de la microestructura de estos vegetales gracias al microscopio electrónico estableció un nuevo referente en ese campo, tal como ha descrito la escritora británica Catharine, M. C. Haines.

Primeros años

Mary Parke nació en Liverpool el 23 de marzo de 1908; fue la segunda hija de William Aloysius Parke y de Mary Magdalene Parke, tuvo tres hermanas y dos hermanos. En su excelente estudio sobre la biografía de esta científica, los acreditados ficólogos marinos Gordon Elliott (Tony) Fogg (1919-2005) y Gerald T. Boalch (1933) han relatado que recibió parte de su primera educación en casa y, en una época en que los estudios de biología eran considerados poco apropiados para las jóvenes, su madre, ignorando prejuicios, estimuló en la joven su interés por los organismos vivos.

Posteriormente, Mary Parker consiguió la valorada beca Isaac Roberts Research Scholarship y se matriculó en la Universidad de Liverpool. En 1929, se graduó con honores en botánica y en 1932 obtuvo su doctorado en la misma universidad. Tras permanecer un año como estudiante posgraduada en Liverpool, la joven se trasladó a la Estación Marina Universitaria (University Marine Station) de Port Erin, en la Isla de Man (situada entre las islas de Gran Bretaña e Irlanda).

La Estación Marina, establecida en 1892 como una extensión de la Universidad de Liverpool, ofrecía por su fácil acceso a los variados y ricos hábitats costeros la oportunidad de establecer un estrecho contacto diario con las plantas y los animales en su ambiente natural. Durante más de un siglo, han subrayado Boalch y Fogg, constituyó un enclave muy valorado para la investigación biológica, aunque lamentablemente la Estación fue cerrada en octubre de 2006.

Un fructífero trabajo en Port Erin

Tras su llegada a la Estación Marina, Mary Parker tuvo la afortunada oportunidad de trabajar bajo la dirección de la ficóloga Margery Knight (1879-1973), profesora de Botánica en la Universidad de Liverpool. Esta acreditada científica es principalmente recordada por sus exhaustivas observaciones citológicas mediante las cuales, siguiendo una rigurosa metodología, realizó valiosos hallazgos sobre los ritmos de crecimiento y desarrollo de las plantas en su entorno natural.

El primer trabajo que Knight y Parker realizaron juntas fue un cuidado estudio dedicado a la descripción de las algas marinas del extremo sudeste de la Isla de Man. Publicado en 1931 con el título Manx algae, ese estudio tenía por finalidad servir de guía a los estudiantes que en aquellos años acudían a la isla. En la parte final del libro, incluyeron un mapa que indica los mejores lugares para estudiar las algas marinas. Con anterioridad a esta monografía, escasamente se habían intentado algunos estudios cuantitativos sobre el crecimiento de las algas marinas, pese a que los naturalistas las conocían desde hacía más de 150 años; indudablemente, esto incrementó aún más el valor del trabajo de las botánicas.

Diversos expertos han resaltado, además, que el método de estudio de Knight influyó profundamente en la brillante carrera profesional de su pupila, quien supo apreciar muy bien las enseñanzas de tan buena maestra en los numerosos trabajos que posteriormente continuaría publicando.

Durante el periodo 1934-1937 la joven Parker se implicó principalmente en un programa de investigación sobre la cría y alimentación de las ostras. Las indagaciones se iniciaron debido a que las larvas de estos moluscos necesitaban pequeñas algas para su dieta, lo cual creaba una circunstancia de alta demanda en el mercado que justificaba el proyecto. Además de su finalidad comercial, este trabajo permitió a Parker centrar su atención profesional en unos diminutos organismos que hasta ese momento no habían sido científicamente descritos, y que responden al nombre de flagelados; formados por una sola célula se caracterizan porque presentan uno o dos apéndices móviles en forma de látigo llamados flagelos, permitiéndoles desplazamientos en un medio líquido. Estos microorganismos constituyen gran parte del alimento de diversos animales acuáticos.

Isochrysis galbana.

Los flagelados se convirtieron en el principal interés de Mary Parke durante más de cuarenta años. Uno de ellos, diminuto y con tonos dorados que posteriormente recibiría el nombre de Isochrysis galbana, demostró ser muy adecuado como alimento en la crianza de las ostras. Los cultivos de Parker en Port Erin tuvieron gran éxito, especialmente si tenemos en cuenta que, como rememora el profesor de biología celular de la Universidad del País Vasco, UPV/EHU, Ibon Cancio, «en aquella época las condiciones de la estación eran limitadas, ya que no tenía suministros de electricidad para controlar la temperatura o la iluminación». Con sus ensayos experimentales en Port Erin, y superando algunos inconvenientes, Mary Parker alcanzó a partir de 1938 un notable reconocimiento.

En 1941, como experta en algas, Mary Parke fue trasladada al destacado laboratorio marino de Plymouth en el suroeste de Inglaterra, llamado Plymouth Laboratory of the Marine Biological Association, con la misión de evaluar los recursos de algas marinas del Reino Unido y llevar a cabo un trabajo experimental con sus productos derivados.

Conviene señalar al respecto que durante los años de la Segunda Guerra Mundial se interrumpieron los suministros al Reino Unido de agar, un producto esencial para importantes trabajos bacteriológicos. Recordemos que el agar, que forma parte de la pared celular de algunas algas, se extrae de éstas con el fin de utilizarlo en la preparación de geles, los cuales sirven de soporte para el cultivo, aislamiento y análisis de microorganismos en un medio nutritivo semisólido, esto es, que no solidifica totalmente a la temperatura ambiental.

Nuevas perspectivas de investigación con los flagelados marinos

Cuando en 1945 la guerra acabó, relatan Bolach y Fogg, Mary Parke fue contratada como botánica por la Marine Biological Association (MBA), una sociedad científica fundada en 1884 y que tiene su sede en Plymouth. Parke tuvo entonces la satisfacción de recuperar las líneas de investigación que tanto le habían interesado en los años de Port Erin.

Avanzando por esta senda, a partir de 1947, la científica fue estableciendo diversos cultivos de distintas algas, a las que describía con gran meticulosidad y acompañaba de bellos y precisos dibujos. Sus ilustraciones tenían tal claridad y elegancia que se convirtieron el sello que marcaría las publicaciones de Parke en este campo. Tan amplio proyecto dio como resultado el desarrollo de una extensa colección de cultivos de algas marinas altamente valorada por la comunidad especializada, hoy conocida como Plymouth Culture Collection.

Inicialmente, los estudios de esta investigadora estuvieron basados en observaciones procedentes del microscopio óptico. Dado que el material de trabajo consistía en organismos realmente diminutos, el uso de ese tipo de microscopio hacía inevitable que se encontraran ciertas limitaciones obvias. El horizonte del trabajo de Parke, sin embargo, se vio enormemente ampliado a finales de la década de 1940 gracias a un nuevo y poderoso instrumento: el microscopio electrónico. Apuntemos, aunque sin entrar en detalles técnicos, que el microscopio electrónico es de considerable utilidad para la ciencia gracias a su gran poder de resolución. Debido a que usa electrones en lugar de la luz visible, puede formar imágenes de objetos minúsculos hasta un millón de veces aumentadas. El primero fue diseñado entre los años 1922 y 1935, y en torno a una década más tarde empezó a usarse para la investigación científica en un número creciente de diversos laboratorios de todo el mundo.

Mary Parke. MBA.

El centro donde Mary Parke desarrollaba su proyecto, también adquirió un microscopio electrónico lo cual favoreció extraordinariamente sus investigaciones. A ello hay que añadir la visita a Plymouth de la brillante botánica inglesa profesora de la Universidad de Leeds, Irene Manton (1904-1988), quien estaba entre las primeras personas que había aprendido a utilizar con notable pericia y éxito el microscopio electrónico.

El encuentro entre ambas científicas resultó muy productivo. Conjuntamente, se dedicaron al estudio de la gran variedad de cultivos de algas coleccionadas por Parke, logrando espectaculares avances en el conocimiento de su morfología y ultraestructura. El término ultraestructura hace referencia a aquellas partes de los organismos que solamente pueden observarse con el microscopio electrónico. Según la comunidad especializada, Parke y Manton constituyeron uno de «los dúos más fructíferos y de larga duración en la historia de la ciencia».

Las contribuciones de ambas expertas se complementaron magníficamente. De inmediato comprendieron que la colección de cultivos de Plymouth representaba una rica fuente de distintos tipos de flagelados que podían proporcionarles excelentes y novedosos hallazgos. Las micrografías, esto es, imágenes de objetos no visibles a simple vista tomadas mediante la ayuda de instrumentos ópticos o electrónicos, resultaron de enorme valor.

Las exquisitas micrografías del electrónico realizadas por Irene Manton, han explicado Boalch y Fogg, junto a las meticulosas interpretaciones aportadas por Mary Parker a partir de micrografías del microscopio óptico, sumadas a sus detallados dibujos, proporcionaron una inestimable información sobre la morfología de cada microorganismo.

Manton y Parke describieron con sumo detalle y rigor tres nuevos géneros y dieciséis especies también nuevas que dieron lugar a catorce artículos en los que se incluían conocimientos sustanciales sobre los flagelados marinos más pequeños, revelando muchos aspectos de su ultraestructura desconocidos hasta esos momentos. Además, las técnicas desarrolladas por estas investigadoras pudieron usarse para numerosos estudios posteriores en laboratorios británicos y del extranjero.

Últimas etapas de una vida singular y merecidos reconocimientos

Tras la exitosa colaboración con Irene Manton, Parke publicó una lista revisada de las algas marinas británicas, Check-lists of British Marine Algae, que sería su publicación más citada. La primera copia salió a la luz en 1953, y fue actualizada y revisada en sucesivas ocasiones con el fin de añadir nueva información. «Dado que la flora de algas británicas es tan cosmopolita, ha subrayado Cancio, esas publicaciones son de gran valor para cualquiera interesado en los estudios ficológicos del mundo».

Los citados expertos Boalch y Fogg han hecho hincapié con admiración en los notables logros de esta destacada científica, apuntando que «el registro algológico de la Isla de Man y la región de Plymouth, y la lista revisada de las algas marinas británicas elaboradas por Parke reflejan claramente que el extenso rango de sus conocimientos sobre algas junto a su prodigiosa memoria sobre la bibliografía, permitieron a la científica alcanzar niveles en el tema al que muy pocos ficólogos actuales pueden aproximarse».

Entre las diversas actividades de Mary Parker citamos, solo a modo de ejemplo, que en 1952 tomó parte en la fundación de la British Phycological Society, siendo su presidenta entre 1950 a 1960. Editó The British Phycological Bulletin en 1967. Además, recibió premios y reconocimientos procedentes de diversas instituciones extranjeras. Asimismo, fue incluida en la prestigiosa Linnean Society, y en 1986 recibió el galardón de doctora honoraria en ciencias concedido por la Universidad de Liverpool (G. E. Fogg, 2004).

Por su parte, el citado profesor Ibon Cancio ha señalado que «Mary Parke será siempre recordada por su trabajo pionero en flagelados y por las técnicas de cultivos de algas». Además, el científico ha enfatizado que «la colección de algas en cultivo de Parke, consistente en 80 géneros de fitoplancton marino, es parte de su legado». El científico igualmente destaca «su espíritu, siempre deseoso de compartir sus cultivos con quien mostrase interés en estudiarlos con el fin de promocionar los avances en bioquímica microbiana […]. Los recursos biológicos de esa colección son accesibles hoy para investigadores e investigadoras de todo el mundo».

En 1973, Mary Parker se jubiló y continuó viviendo en Plymouth. Tras una corta enfermedad murió en 1989, según ha descrito G. E. Foog. Tras ella quedaba una huella indeleble en el conocimiento del mundo de las algas marinas, además de un magnífico referente sobre las potencialidades del trabajo científico femenino.

Referencias

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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