Teresa Rodrigo Anoro, la física de partículas que abrió paso a otros españoles en el CERN y el Fermilab

Vidas científicas

El anuncio cada año del premio Nobel de Física es una ocasión estresante para los periodistas de ciencia. Se trata de un tema que despierta un inusual (aunque bienvenido, claro) interés para el gran público pero requiere de un intenso trabajo para entender y explicar lo premiado, que suele ser complejo. Hay que hacer el trabajo rápido (la competencia apremia) pero bien, o meteremos la pata.

Cuando en octubre de 2013 se premió a Peter Higgs y François Englert por el descubrimiento teórico del bosón de Higgs, muchos periodistas científicos respiraron con cierto alivio porque el tema ya había sido noticia en los años anteriores y parte de ese trabajo para entender y explicar en qué consiste esta partícula ya estaba hecho. La útil metáfora de Iniesta (estábamos aún eufóricos por el Mundial de fútbol de 2010, a ver ahora si alguien se pone las pilas para explicar física de partículas usando a Jenni Hermoso) cruzando una habitación fue rescatada de la hemeroteca.

De la predicción al hallazgo

Higgs y Englert habían predicho teóricamente la existencia del bosón en 1964, pero hicieron falta casi cincuenta años para que los grandes experimentos de partículas, como el CERN en Suiza, pudiesen confirmar la existencia de esta partícula que daba sentido a cómo entendemos la masa del resto de partículas que componen la materia. Miles de científicos participaron en estas investigaciones complejísimas.

Teresa Rodrigo Anoro. UC.

En una entrevista que dio a El País en julio de 2012, semanas después de que se confirmara el hallazgo del bosón de Higgs, Teresa Rodrigo Anoro, física de partículas, contaba cómo los dos grandes experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el CMS y el ATLAS, habían trabajado en paralelo, sin compartir sus hallazgos, para lograr la doble confirmación de que efectivamente, el bosón estaba ahí. A pesar de la gran cantidad de personas que forman ambos equipos, las filtraciones se habían evitado. “Era de verdad un secreto. Los rumores han ido creciendo pero todos eran diferentes, es decir, muy pocas personas (si es que las había) sabían realmente los resultados de las dos colaboraciones. Esto es muy bueno porque previene posibles sesgos y te exige que realmente estés muy, muy seguro de tus datos”.

Precisamente porque hicieron falta miles de personas trabajando en colaboración para hacer estos experimentos, los científicos involucrados como Rodrigo fueron nombrados en el veredicto del jurado de aquel Nobel, pero no recibieron el premio: las normas del Premio Nobel establecen que solo puede ser repartido entre un máximo de tres personas (lo que demuestra que quizá sea un premio de reglas obsoletas, pero ese es un tema para otro artículo).

“La madre española del bosón de Higgs”

Debido a su participación en este descubrimiento, Rodrigo fue apodada en ocasiones ‘la madre española del bosón de Higgs’. Fue una de las pioneras y grandes expertas mundiales en la física de partículas que participó en esos grandes descubrimientos y experimentos, como la Organización Europea para la Investigación Nuclear (el CERN) y el Laboratorio del Acelerador Nacional Fermi (Fermilab) en Estados Unidos.

Rodrigo nació en Lleida, Cataluña, el 28 de diciembre de 1956. Se licenció en Ciencias Físicas en la Universidad de Zaragoza en 1980 y se doctoró también en Ciencias Físicas en la Universidad Autónoma de Madrid cinco años después. Trabajó en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) entre 1981 y 1987, y realizó su primera estancia en el CERN entre 1988 y 1990 y en el Fermilab entre 1990 y 1993.

Tras sus estancias en el extranjero volvió a España y desde 1994 fue profesora de física atómica y nuclear en la Universidad de Cantabria (UC) y catedrática en la misma universidad desde 2002. También desde 1994 investigó en el Instituto de Física de Cantabria (IFCA), un centro mixto de la Universidad de Cantabria y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí fue directora del Departamento de Estructura de la Materia entre 2001 y 2007, y en 2016 fue nombrada directora del IFCA.

El top cuark y su papel en el CERN

Al haber pasado por el Fermilab y el CERN, Rodrigo participó en los dos mayores y más importantes laboratorios de física de partículas del mundo, un campo científico que requiere de enormes y complejos equipos que sean capaces de someter a las partículas a condiciones muy extremas para poder observar sus propiedades. En el Collider Detector (detector de colisiones) del Fermilab, participó en el descubrimiento del llamado cuark cima o “top cuark”, un tipo de partícula de propiedades que provocan que decaiga (se desintegre) en un periodo de tiempo millones de veces inferior a un segundo (concretamente en un yoctosegundo, que equivale a la cuatrillonésima parte de un segundo).

Su papel en el CERN fue relevante durante los experimentos que condujeron a la confirmación de la existencia del bosón de Higgs. Este experimento, en el que participaron cientos de científicos divididos en distintos equipos según su especialidad o las partículas que les interesaban, consistía en hacer colisionar haces de partículas a enormes velocidades dentro de un tubo circular para recrear condiciones similares a las que se dieron en el momento del Big Bang, y así observar la materia y sus partículas y deducir sus propiedades.

Teresa Rodrigo Anoro (2019). UC.

En 1994, cuando ya era miembro del CSIC, Rodrigo entró a formar parte del experimento Solenoide Compacto de Muones (CMS) dentro del LHC, el gran colisionador de hadrones. Terminó liderando el grupo de más de treinta investigadores del IFCA y la UC que participaron en el experimento, por un lado diseñando, construyendo y operando el sistema, y por otro en la organización de un centro donde procesar y dar sentido a todos los datos que resultaban de los experimentos y de dónde se “observaban” las partículas y su comportamiento.

Fue pionera como mujer científica en un campo donde su presencia es muy desigual y como científica española en estos grandes experimentos internacionales donde abrió camino a otros científicos españoles. En 2010 fue nombrada presidenta del Consejo de Colaboración CMS, del que formaban parte instituciones de más de cuarenta países. En 2012 entró en el Comité de Política Científica del CERN. Fue la primera española en entrar en este grupo y solo tres más lo han hecho desde entonces.

Publicó artículos científicos y libros y fue reconocida con distintos premios: en 2016 recibió el I Premio Julio Peláez a Pioneras de las Ciencias Física, Química y Matemáticas, de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, y la Medalla de Plata de la Universidad de Cantabria, entre otros.

Falleció en Santander el 21 de abril de 2020, a los 63 años, tras pasar varios años con problemas de salud. Tras su muerte, Pilar López Sancho, expresidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) publicó un obituario en la Agencia SINC en la que incluía el compromiso de Rodrigo por fomentar la presencia de mujeres en el campo de la física, donde aún hoy sigue infrarrepresentadas, contribuyendo a despertar vocaciones entre niñas y jóvenes.

Teresa Rodrigo nos deja un poco huérfanos, pero nos queda su ejemplo, su trabajo y su luminosa sonrisa.

Referencias

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

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