Thressa Stadman fue una reputada bioquímica, conocida por su trabajo sobre el metabolismo de la vitamina B12 y la bioquímica del selenio, entre otros. Pero como ocurre a menudo en el campo de la ciencia, su labor investigadora personal es solo una parte de su legado.
Junto con su marido, con quien trabajó, cada uno dirigiendo su propio laboratorio, en el Instituto del Corazón de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, creó dinámicas de mentorado, bautizadas cariñosamente como “the Stadman way” (la vía o la manera de los Stadman), de otros científicos más jóvenes que dieron lugar a exitosas carreras investigadoras, más allá de las suyas propias, gracias a sus enseñanzas en aspectos como el rigor, la curiosidad y el trabajo en equipo.
De la industria a la investigación básica
Thressa Campbell (Stadman era el apellido de su marido, que ella adoptó al casarse), nació en 1920 en Sterling, en el estado de Nueva York, en Estados Unidos. Fue la mayor de dos hermanos. Su padre murió repentinamente cuando ella tenía 11 años, dejando a la familia en una situación muy apurada durante los años de la Gran Depresión. A pesar de ello, ella obtuvo muy buenas notas durante sus estudios en el instituto.
En 1940 obtuvo su primer título universitario en bacteriología por la Universidad de Cornell, y el título de máster en la misma universidad dos años después. Durante un tiempo trabajó para una compañía que fabricaba envases de papel para la leche, pero era un trabajo que no le resultaba demasiado interesante.
Realizó su doctorado en la Universidad de Berkeley, California, bajo la dirección de Horace Barker, que había descubierto la fórmula activa de la vitamina B12. Para su tesis, ella estudió cómo dos organismos anaerobios (capaces de sobrevivir y reproducirse en ambientes sin oxígeno) producen la fermentación del metano. En esa época conoció a quien sería su marido, Earl Stadman. Se casaron en 1943.
La llegada al Instituto del Corazón
En 1949 se trasladaron a Boston, donde ella siguió su formación en la Escuela de Medicina de Harvard. Cuando su mentor, Christian Anfinsen, que más adelante ganaría el premio Nobel de Química, recibió una oferta para dirigir el Laboratorio de Fisiología y Metabolismo Celular en el Instituto Nacional del Corazón, dentro de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), invitó a Stadman a trabajar allí con él para continuar sus investigaciones conjuntas. También su marido recibió una oferta de trabajo allí, y los dos se trasladaron a sus nuevos puestos en 1950, donde seguirían trabajando el resto de sus vidas.
Ella continuó estudiando la actividad de las bacterias anaerobias, capaces de realizar todo tipo de reacciones químicas en condiciones prácticamente ambientales, mientras que algunas de ellas solo eran realizables en un laboratorio utilizando productos muy corrosivos y alcanzando temperaturas muy altas. Las observaciones realizadas por Stadman dieron como resultado información muy valiosa sobre el metabolismo de la vitamina B12, esencial para la salud del cuerpo humano.
También sentó las bases para entender la biosíntesis del metano, y por ello en su honor se bautizó Methanosphaera stadmaniae a un nuevo organismo capaz de producir este elemento.
La madre de la bioquímica del selenio
Una tercera rama de sus investigaciones se centró en la bioquímica del selenio. En 1973, Stadman y su equipo fueron los primeros en demostrar que una proteína determinada, luego llamada Selenoproteína A, tenía presente selenio en una de sus variaciones, bautizada como selenocisteína. La selenocisteína es uno de los aminoácidos que forman las proteínas y es la única formulación química conocida del selenio que utiliza el cuerpo humano y otros organismos eucariotas.
El interés de Stadman en todos estos temas era puramente científico y en busca del conocimiento, sin necesitar para ello preocuparse por su posible utilidad. Sin embargo, hoy se sabe que en el genoma humano hay al menos 25 genes que codifican proteínas que contienen selenocisteína, y decenas de laboratorios de todo el mundo investigan su funcionamiento y sus implicaciones para la salud. Todo eso comenzó con el trabajo de Stadman, y por ello se la conoce también como la madre de la bioquímica del selenio.
Junto a su marido, ambos ejercieron como generosos mentores de otros investigadores más jóvenes en sus laboratorios, tanto con sus conocimientos y actividades como con el reconocimiento y mención a sus aportaciones en los estudios que publicaban. Ella tenía además un especial interés en apoyar a las jóvenes científicas y creó dos becas para investigadoras pre y post graduadas en la Universidad de Cornell, con la indicación específica de que cuando las mujeres dejen de sufrir especiales dificultades para progresar en sus carreras, esos fondos se destinen a ayudar a otros grupos y minorías.
Stadman se jubiló en el año 2000, y murió el 2016, a los 96 años.
Referencias
- Vadim N. Gladyshev, P. Boon Chock, and Rodney L. Levine, Thressa Stadman, Bibliographical Memoir, National Academy of Science, 2016
- P. Boon Chock and Rodney L. Levine, The Stadman Way, National Institutes of Health
- Thressa C. Stadman, ASBMBToday, 1 marzo 2017
- Thressa Stadman, Wikipedia
Sobre la autora
Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.