Pocas autoras en los catálogos de las bibliotecas

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Los títulos de autores triplican a los de autoras en el Catálogo Colectivo de Bibliotecas Públicas españolas. La brecha tiende a disminuir con el tiempo y lo hace de forma más significativa en las últimas décadas. Además, todas las comunidades autónomas muestran análisis similares.

Un análisis exhaustivo de recursos violetas

La Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria solicitó un procedimiento que permitiera tener indicadores de la presencia de autores y autoras en los catálogos de bibliotecas públicas españolas recogidos en el catálogo colectivo de las bibliotecas públicas españolas (CCBIP). La empresa Baratz, autora de Absys, uno de los sistemas de gestión bibliotecaria más empleados en España, desarrolló un proyecto basado en un riguroso tratamiento de datos. Además de los registros del CCBIP se emplearon los de la Biblioteca Nacional de España (BNE) y los de REBECA, un registro bibliográfico cooperativo realizado por las Bibliotecas Públicas del Estado, Bibliotecas Centrales de Comunidades Autónomas y redes de bibliotecas públicas que sirve de fuente de recursos bibliográficos para la catalogación automatizada.

Imagen: Pixabay.

Para el tratamiento de esa cantidad ingente de datos, primero se analizaron los registros de autoridad de personas de la BNE; en segundo lugar se utilizaron esos registros para enriquecer los datos de autoridades de REBECA. Por último, se revisó el catálogo del CCBIP incorporando los datos anteriores y añadiendo un campo de uso local con el contenido de género del autor principal. A partir de esa información se realizó el estudio estadístico solicitado.

Los números del proceso son los siguientes: con respecto a la BNE, del total de registros de autoridades de persona (1 417 017), había 927 715 con el género registrado (65,46 %). De ellos, 669 218 eran de género masculino (72,62 %) y 258 398 de género femenino (27,85 %). En REBECA, el total de registros con género tras el proceso fue de 240 159 (38,56 % del total de registros de autoridades frente al 1,22 % inicial). De ellos, 169 660 fueron de género masculino (70,64 %) y 70 477 de género femenino (29,34 %).

Como paso final, se utilizaron las autoridades «enriquecidas» en el proceso anterior sobre los registros bibliográficos del CCBIP para marcarlos por género. El total de registros con género tras el proceso es de 2 047 124 (42,08 % del total de registros de autores del CCBIP). De ellos, 1 570 195 son de género masculino (76,70 %) y 476 929 de género femenino (23,30 %).

Resultados por comunidades autónomas y su evolución en el tiempo

El análisis de la evolución en el tiempo se basó en la fecha de publicación de las obras. Eso quiere decir que no es tanto la evolución temporal de la política de adquisiciones de las bibliotecas como la evolución de la producción de autoras. El reparto de género por comunidades seguía también la misma tendencia nacional, sin diferencias llamativas. Es decir, que son muchos más los títulos de autores que de escritoras, compositoras, ilustradoras, etc. Ni siquiera políticas más activas en la decisión de adquirir obras de mujeres para sus bibliotecas consiguieron diferenciar las curvas por comunidades.

Sin embargo, en la distribución de género a lo largo del tiempo, representado en décadas, se observa una evolución muy positiva hacia la igualdad, pasando del 3 % de obras con autoría femenina fechadas antes de 1900 al 36 % en la década de 2020. Esta evolución es especialmente fuerte en las últimas décadas. Por ejemplo, mientras que para obras publicadas en la década de 1970, la relación es 90,97 % (obras de autor masculino) / 9,02 % (obras de autoras), en la de 2010 a 2020 parece estar en 63,62 % / 36,37 %. En cualquier caso, sería interesante comprobar si la falta de adquisición de títulos de autoría femenina para las colecciones de las bibliotecas públicas es un reflejo de la ausencia de producción de obras de mujeres.

¿Se reconocieron las aportaciones de mujeres en el pasado?, ¿las editoriales prestaban atención a los títulos de mujeres?, ¿lo hacen en la actualidad?

El proceso técnico

En cuanto al tratamiento de datos realizado para el análisis se ha constatado que queda mucho trabajo por hacer para que las autoridades del proyecto REBECA cuenten con una asignación mayoritaria de género a los autores personales; es un campo que no suele rellenarse. Como ya hemos dicho, después del proceso masivo realizado dentro del marco de este proyecto, aumentó del 1,22 % al 38,56 %, pero todavía falta mucho para acercarse al porcentaje del 65 % de autores personales con indicación de género que tiene en la actualidad la BNE y que previsiblemente irá en aumento.

La combinación de ambas tareas (manual y masiva) sobre las autoridades de REBECA, debe quedar reflejada en la colección bibliográfica de CCBIP, de modo que vaya aumentando progresivamente el 42 % obtenido tras este proceso. Es decir, que sería bueno incluir siempre el género en la autoría de una creación literaria, artística o de cualquier tipo, es una manera de tomar conciencia.

Propuestas para la igualdad

En 2019 el Consejo de Cooperación Bibliotecaria (CCB) organizó su reunión anual con la participación de todas las administraciones con competencia en materia de bibliotecas. Se aprobó el III Plan Estratégico de Bibliotecas, que incluía la creación de una Comisión de Igualdad con un objetivo claro de alto impacto en cuestiones de género. Además, se concretó la promoción de la lectura de obras, en distintas lenguas, que fomenten la equidad. En esta línea se plantearon formaciones profesionales muy centradas en una perspectiva inclusiva. La idea era incitar a una toma de conciencia en usuarios, profesionales y servicios.

Fuente: CCB.

Este tercer plan está dirigido por la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria y contó con la aportación de todas las administraciones. Se desarrollaron actuaciones para la igualdad de género marcadas de forma quinquenal (2019-2023). Las metas propuestas se están llevando a cabo en cuatro líneas de actuación en las bibliotecas: Usuarios, Profesionales, Visibilidad de las bibliotecas y Ciudadanía digital. Diversas asociaciones y muchas organizaciones representativas del sector que comparten el criterio de igualdad, inclusión y accesibilidad se comprometieron a colaborar en la constitución de esta comisión.

Para visibilizar la obra femenina en las redes de bibliotecas se propuso intervenir a través de la formación de profesionales, la adquisición de fondos bibliográficos de diferente temática inclusiva y la creación de mapas de autoras en cada red de bibliotecas que visibilice las aportaciones de tantas mujeres olvidadas. Además, se fomentará el uso de lenguaje inclusivo. Se dedicará especial atención a los servicios bibliotecarios ubicados en entornos rurales, ya que la despoblación y el envejecimiento afectan al acceso a la lectura y a los servicios bibliotecarios.

Para las bibliotecarias y los bibliotecarios se pretende implantar la perspectiva de género en sus funciones y en el trabajo en equipo. Fue una gran oportunidad para crear alianzas con el mundo académico y asociaciones profesionales y se llevaron a cabo acciones para facilitar la internacionalización de profesionales. En el ámbito de la visibilidad de las bibliotecas, una de las medidas destacadas fue resaltar la autocrítica sobre espacios públicos inclusivos y accesibles. Por último, se contemplaron acciones para fomentar la creación de colecciones digitales con obras del patrimonio bibliográfico español realizadas por mujeres (autoras, impresoras, editoras, etc.) con el doble objetivo de ser reconocidas por la sociedad y de alentar nuevas investigaciones sobre el papel de la mujer a lo largo de la historia.

Lo que ya hacen las bibliotecas

Las bibliotecas públicas son espacios inclusivos, entornos de acogida y de tolerancia. Por este motivo deberían abrirse a todas las personas, sin que importe su género, etnia, clase socioeconómica, creencia, orientación sexual, o cualquier otro tipo de rasgo susceptible de opresión social. Todos los usuarios y todas las usuarias tienen en estos entornos culturales un espacio que amplía la mirada a un abanico interseccional de no discriminación. Sería bueno que las personas que trabajan en las bibliotecas tuvieran una formación en igualdad que no se ciñera a una perspectiva de género tomada como reto por superar, sino que abarcara orientaciones sexuales de sus usuarios, creencias, discapacidades de cualquier tipo, nivel social, origen, etc., sin que estos rasgos influyeran en su labor pública. Es interesante promover en las bibliotecas públicas una inclusión real a través de actividades culturales cuidadas y acogedoras, a través de la adquisición de recursos abiertos y accesibles, de la oferta de servicios para todas las personas que entren en estos espacios ricos y amables. Son muchos detalles los que hacen inclusiva una biblioteca: el lenguaje que no discrimina, la ausencia de barreras físicas y mentales, la calidad de sus recursos, los títulos de sus estanterías, las presentaciones de libros con autores y autoras sensibles en temas de igualdad, la disponibilidad de una orientación crítica de lecturas a petición del futuro lector, los ambientes para los más pequeños con sus álbumes preciosos, violetas, con colores o en braille sin ellos…

En las bibliotecas públicas se crea un motivador tejido social a través de clubes de lectura, de colaboraciones con colectivos que se enriquecen con la diversidad y, en definitiva, con la formación de un equipo de profesionales que comparte la ilusión de la acogida, la pasión por la cultura para cubrir necesidades de la mente y del alma. Los recursos son insuperables: libros, saberes de hombres y de mujeres que comparten sus pensamientos con letras sin preocuparse del lector o de la lectora que los disfruta. Sin embargo, muchas aportaciones culturales de mujeres no han sido reconocidas y lo que no se nombra, no existe, y entonces no puede formar parte de la colección de fondos de una biblioteca. Nos faltan muchas por sacar a la luz y ocupar su lugar en estantes que les corresponden por calidad y derecho, por un criterio y un canon propio, con una perspectiva diferente a la inercia patriarcal, ¿diferente, más adecuada, más justa, más amplia?

Referencias

Sobre la autora

Marta Bueno Saz es licenciada en Física y Graduada en Pedagogía por la Universidad de Salamanca. Actualmente investiga en el ámbito de las neurociencias.

2 comentarios

  • Quiero decir a la autora que cada vez que utiliza la palabra género, creo que mejor sería utilizar sexo.
    Me ofrezco a explicarle detalladamente el porqué. Aqui solo digo que en las bibliotecas hay menos libros escritos por mujeres ( sexo), que por hombres ( sexo).
    Las razones tienen que ver con los roles asignados y la distinta valoración que tenemos hombres y mujeres. Esa construcción cultural, de la que estamos hartas las mujeres, porque nos devalua recibe el nombre de género. Si nos fuéramos olvidando de esta palabra, sería genial. No lo digo solo yo. En el movimiento feminista lo tenemos bastante claro.

  • Sí, sí, tengo clara la diferencia. Muchísimas gracias por el comentario y lo tendré en cuenta para futuros artículos.

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