Anna Baetjer, investigadora, docente y consultora de salud e higiene

Vidas científicas

Sus investigaciones fueron clave para que hoy sepamos cuáles son los efectos nocivos de muchos de los compuestos químicos utilizados en la industria. Asimismo, empresas privadas e incluso la OMS requirieron de su ayuda en sus programas de higiene y salud. Anna Baetjer fue, además, una heroína durante la Segunda Guerra Mundial, ya que investigó y relacionó el trabajo industrial con la salud de las empleadas e hizo que se implementasen una serie de cambios para la seguridad y el bienestar de las trabajadoras.

Anna Baetjer. Hopkins Medical Archives.

Anna y su labor en la Universidad de Hopkins

Anna Medora Baetjer nació en Baltimore, Maryland, en 1899. En 1920 se graduó por la Universidad de Wellesley en Literatura y Zoología. Pero volvió a Maryland y, en la Universidad Johns Hopkins, hizo el postgrado en Higiene y Salud Pública. Después se unió al departamento de Higiene y Salud Pública para hacer su doctorado en Higiene y Fisiología, y en 1927 obtuvo su cargo de investigadora asociada. Desde ese puesto, por ejemplo, analizó los casos inusuales por intoxicación de plomo entre los niños en Baltimore y determinó la influencia que tienen la temperatura y la humedad en la secreción de toxinas.

Heroína en la Segunda Guerra Mundial

Hasta 1930, en Estados Unidos, los riesgos físicos y psicológicos provocados por el trabajo industrial no eran un tema de interés. Pero en aquel año se estableció la Asociación Americana de Higiene Industrial, desde la cual se comenzó a analizar y tomar medidas acerca de la salud laboral en muchas empresas de todo el país. Y como veremos, Anna participó activamente en ello.

En 1940, en pleno comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Armada de los Estados Unidos requirió una producción masiva de equipamiento militar. Por tanto, se necesitaban muchos trabajadores, sea para la manufacturación o para el transporte de armas. Muchos hombres tuvieron que ir a la guerra; por tanto, muchas mujeres tuvieron que trabajar en las tareas que hasta el momento estaban ocupadas por hombres. De hecho, para 1942 el Departamento de Guerra operaba más de 160 plantas industriales en las que más del 70 % de los trabajadores eran mujeres.

La Armada de los Estados Unidos puso en marcha en 1942 un Programa Médico Industrial, estableciendo el Laboratorio de Higiene Industrial en la Escuela de Higiene y Salud Pública de Johns Hopkins, lugar de trabajo de Baetjer, que en aquel momento era una investigadora, profesora y consultora de salud muy reconocida.

En dicho laboratorio Anna analizó el impacto del trabajo militar en la salud física y psicológica. Después de sus estudios, propuso una serie de cambios; entre ellos, ajustar la maquinaria para que fuese utilizada de una manera segura, limitar el trabajo a seis días por semana y ajustándolo a las responsabilidades del hogar, o enseñar a las mujeres maneras seguras de transportar carga pesada.

Y el Departamento de Guerra tuvo en cuenta las propuestas de Anna, estableciendo un conjunto de cambios en 1944. Por ejemplo, se limitó el trabajo de las embarazadas que ya no volverían a exponerse a trabajos que pudieran amenazar mínimamente su salud.

Mujer trabajando para la Armada estadounidense (hacia 1942). Wikimedia Commons.

Se pueden leer los resultados de los estudios de Anna en el libro que publicó en 1946: Women in Industry.

Investigadora, profesora y valiosa consultora

Después de la guerra, continuó siendo consultora de salud de la Armada. Y su estatus en la escuela de Higiene y Salud Pública fue subiendo de nivel: de profesora asistente en 1945 a profesora asociada en 1952, profesora en 1962 y, finalmente, pasó a ser profesora emérita en 1972. Además, fue elegida presidenta de la Asociación Americana de Higiene Industrial en 1954.

En 1963 Baetjer estableció en la universidad uno de los primeros programas de investigación y capacitación en toxicología ambiental de los Estados Unidos. Investigó sobre muchas sustancias tóxicas y ayudó a la OMS a establecer los estándares mundiales recomendados para la exposición al cromo.

Mientras tanto, asesoró a numerosas empresas privadas. Por ejemplo, estuvo en el comité de la Administración de Alimentos y Medicamentos para estudiar pesticidas y, en 1974, demostró que, en las plantas de pesticidas, la exposición al arsénico provocaba cáncer. Asimismo, sirvió como consultora en el Consejo Nacional de Investigación, la Agencia de Protección Ambiental o la Agencia de Higiene Ambiental de la Armada.

Toda una vida volcada a la investigación y consultoría

Si introducimos su nombre en algún buscador de artículos científicos –por ejemplo, en Google Scholar– veremos que existen cientos de artículos escritos por Anna Baetjer en el siglo pasado. Estos trabajos científicos marcaron la incursión de la investigación de la salud e higiene en el trabajo.

Pero fue además una consultora valiosísima para muchas agencias privadas y públicas. Y, a día de hoy, cuando se consideran la salud y la higiene como derechos fundamentales para trabajadores y trabajadoras, eso se lo debemos, en gran parte, a la independiente, entusiasta y previsora Anna Baetjer.

Referencias

Sobre la autora

Maialen Muniozguren Puertas es graduada en geología por la UPV/EHU, ha realizado el Máster de Cultura Científica de la UPNA y la UPV/EHU y es divulgadora en el Flysch de Zumaia.

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