Las ingenieras del agua en el África subsahariana

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Todavía en muchas zonas de África, las mujeres y las niñas son las responsables de transportar sobre sus cabezas y espaldas el 90 % del agua que consume la comunidad. Emplean un promedio de cinco horas al día en ir a buscar agua. Lo hacen aunque el agua sea insalubre y en el camino se enfrenten a peligros de todo tipo. En el distrito de Samre (Etiopía), el consumo de agua por persona y día es de poco más de 5 litros. En nuestro país, una persona consume al día 250 litros. La cantidad de agua que gastamos para vaciar una cisterna es la misma de la que disponen en Samre para lavar, beber y cocinar durante todo un día.

Imagen de SZappi en Pixabay.

La falta de acceso al agua limita las oportunidades educativas de las niñas e inhabilita a las mujeres para su incorporación al tejido productivo de sus comunidades. Se está produciendo una transformación gracias a construcciones que facilitan el acceso al agua. El objetivo es llegar a suministrar 20 litros de agua potable por persona y día (la media en Europa es de 130 litros) aprovechando los manantiales ya existentes y excavando nuevos pozos.

Una ingeniera en Zambia

Beatrice Kanyamuna-Pole es ingeniera hidrogeóloga del Departamento de Desarrollo de Recursos Hídricos de Zambia. Ella es la única mujer en el Proyecto de Excavación de Pozos y Mapeo de Aguas Subterráneas en el Distrito de Chongwe, a unos 40 km al este de la capital de Zambia, Lusaka. Nació en Inonge Village, distrito de Kazungula en la parte sur de Zambia. Desde pequeña, el agua ha sido un recurso precioso para la supervivencia y bienestar de los suyos. Con sólo seis años caminaba cinco kilómetros para llevar agua a casa desde la bomba manual más cercana y un poquito menos si no era época de sequía y podía cogerla en el río.

Después de sus estudios de pregrado en su pequeña ciudad y de trabajar como profesora de secundaria, optó por trasladarse al sector del agua como oficial del Distrito en Kafue. Admiraba a los ingenieros que desarrollaban la infraestructura necesaria para atender la creciente demanda de agua. Pensando en la dureza de su propia infancia, decidió seguir trabajando en este sector. Estudió un Posgrado en Gestión Integrada del Medio Ambiente y el Agua (IEWM) en Suecia y un Diploma de Posgrado en Gestión Integrada de Recursos Hídricos (IWRM) en la Universidad de Zambia. Le ofrecieron una beca en Alemania y terminó su máster en Hidrogeología, Ingeniería Geológica y Gestión Ambiental en 2013.

Beatrice Kanyamuna-Pole. European Commission (© World Bank).

Los acuíferos son cruciales para el suministro de agua, especialmente en el sur de Zambia, pero deben gestionarse de forma sostenible para preservar el nivel y la calidad de la capa freática. En la actualidad, la insuficiente infraestructura de todo el proceso del agua subterránea en varias zonas de África afecta severamente a su acceso y distribución.

El gobierno eligió Chongwe para el proyecto que lidera la ingeniera Kanyamuna-Pole porque la ciudad se expandió muy rápido de un municipio de 12 160 habitantes en 2010 a más de 100 000 en 2020. El aumento de la población demandaba una creciente cantidad de agua para satisfacer diversas necesidades socioeconómicas. En los últimos años, se ha experimentado un déficit de agua recurrente debido a los bajos niveles de agua en el río Chongwe, a causa del cambio climático que afecta de manera muy extrema a este continente.

Beatrice se ocupa de cubrir la escasez de agua mediante la perforación de pozos y la recolección de agua de lluvia a base de la construcción de estructuras hidráulicas como presas, techos/canaletas, etc. Con el apoyo financiero del proyecto CIWA (Cooperation in International Waters in Africa) del Banco Mundial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, Global Environment Fund), la SADC (Southern African Development Community), a través de SADC-GMI (SADC-Groundwater Management Institute), inició este proyecto piloto para proporcionar agua subterránea a la comunidad.

Sin embargo, la pandemia hizo que el proyecto se detuviera temporalmente. La demanda de suministro de agua segura y limpia aumentó por las recomendaciones de limpieza y lavado de manos que iban a mejorar las medidas de higiene de muchas personas. Cuando se retomó el proyecto, éste proporcionó beneficios a muchos niveles: empleó a la comunidad local en el trabajo en los pozos, se propusieron plantaciones para proteger el medio ambiente y, en un corto plazo, se contará con un suministro regular de agua corriente durante más horas al día.

Mujeres africanas en ingeniería

El proyecto ha marcado la pauta para la inclusión de mujeres en todas las etapas de su implementación. La profesora Majory Mwale (asistente de ingeniería) y Beatrice, como hidrogeóloga sénior, participaron en la planificación y ejecución de este proyecto. Involucraban a las mujeres de la localidad apoyando la formación del Comité de Agua del Pueblo para abordar sus necesidades y preocupaciones. SADC-GMI siempre ha asegurado la participación de las mujeres en la gestión sostenible de aguas subterráneas. Además de ser parte del proyecto en Chongwe, Beatrice tuvo la oportunidad de asistir a iniciativas de desarrollo de capacidades como la Integración de las aguas subterráneas en las organizaciones de cuencas fluviales en África (Lusaka, 2018), y de plantear propuestas para obtener financiación de proyectos relacionados con las aguas subterráneas en 2020 en Malawi, entre otros. Uno de esos proyectos tuvo como objetivo indicar a los fabricantes de letrinas particulares que mantuvieran una distancia reglamentaria entre éstas y los pozos excavados para no contaminar el agua potable con filtrados muy peligrosos.

En la actualidad, hay un porcentaje muy pequeño de mujeres que lideran la agenda del agua a nivel mundial, continental, regional y nacional en comparación con sus homólogos masculinos. La baja participación de las mujeres se debe a la educación y a las opciones de carrera, ya que el sector del agua se percibe como un ámbito técnico y las mujeres son vistas como usuarias en lugar de como planificadoras y constructoras.

Kanyamuna-Pole opina que es necesario un plan de estudios específico que muestre la importancia de una buena gestión del agua para aumentar el interés entre las estudiantes, además de promover tutorías con mujeres ingenieras para que conozcan sus carreras profesionales. Les ayudará a tener confianza en sí mismas como estudiantes de ciencia. Deben tener información rigurosa de lo que les aportará una ingeniería y de todo lo que ellas aportarán a su comunidad como especialistas del agua.

La ingeniería del agua es clave en África

La ingeniería es imprescindible para un progreso sostenible en África. Sin embargo, no se está utilizando todo el potencial de mano de obra. Menos del 10 % de los ingenieros en África subsahariana son mujeres. Aumentar esta cifra podría ser una de las soluciones del continente para crear una economía resiliente y una sociedad sostenible, y para afrontar los desafíos relacionados con el cambio climático. Según un estudio realizado por el Colegio de Ingeniería de Kenia, se considera que el crecimiento económico del país está en riesgo debido a la escasez de ingenieras e ingenieros cualificados. En 2017, solo había 2 100 ingenieros certificados registrados en el Colegio de Ingeniería de Kenia, muy por debajo del mínimo estimado de 6 000 ingenieros necesarios para atender a su creciente población de 45 millones de habitantes.

Se espera que la población de África se duplique para 2050. En las ciudades se triplicará el número de habitantes. La amenaza cada vez mayor del cambio climático se convertirá en un grave problema que el continente debe afrontar. El aumento de las temperaturas globales y del nivel del mar tiene un impacto desproporcionado que incidirá en la salud de la población, la provisión adecuada de alimentos y de agua y el desarrollo socioeconómico. Las proyecciones de la ONU estiman que la influencia del cambio climático podría reducir el PIB entre un 2 y un 4 % en el África subsahariana para 2040.

Innovación local para problemas locales

África necesita pensar de manera innovadora, desarrollando soluciones locales para desafíos locales. El continente no es ajeno al cambio tecnológico. Desde paneles solares que combaten la crisis energética del continente hasta sistemas de riego manejados por dispositivos móviles para paliar la escasez de agua, es preciso fomentar y mantener la innovación local. Con el 77 % de la población africana menor de 35 años, es muy probable que una generación emergente de innovadores continúe esta tendencia.

Ingenieras en Tanzania (2020). Imagen: Informe WomEng.

En Ruanda, un país que ha experimentado un rápido crecimiento y expansión económica en los últimos años, el progreso depende de una adecuada infraestructura del agua coordinada por equipos liderados por ingenieros. En 2018, el 15 % de los solicitantes de programas relacionados con el agua eran mujeres, aumentando al 25 % al año siguiente.

En otro país, en Uganda, la Universidad de Makerere colaboró con la Universidad de Leeds a través del programa de Asociaciones de Educación Superior en África Subsahariana. Entre los objetivos de todos estos proyectos colaborativos con entidades europeas están los de motivar las carreras de mujeres en ciencia en África y acabar con la desconexión entre la industria y la academia. En este caso concreto, las estudiantes universitarias alcanzaron el 36 % en Uganda en 2020.

Armelle Sidje es una ingeniera de Camerún que ha desarrollado un proceso de fabricación sostenible que convierte los tallos de banano y plátano en productos de embalaje de papel biodegradable; y Consalva Msigwa, una ingeniera de Tanzania ha canalizado su experiencia en energía renovable para crear un prototipo de dispositivo de respiración para hospitales.

A su vez, Norah Magero ganó el Premio África a la Innovación en Ingeniería en 2022 con su pequeño refrigerador móvil alimentado por energía solar que almacena y transporta de forma segura medicamentos como vacunas, imprescindibles y complicadas de trasladar en el continente africano

Es evidente que apoyar a las mujeres en ingeniería en el África subsahariana ayudará a desarrollar una fuerza laboral diversa y preparada para el futuro. Con su trabajo, en especial en el sector del agua, mejorarán las vidas de muchas mujeres y niñas que, como Beatrice cuando era pequeña, pierden mucho tiempo, salud y oportunidades en ir a buscarla.

Referencias

Sobre la autora

Marta Bueno Saz es licenciada en Física y Graduada en Pedagogía por la Universidad de Salamanca. Actualmente investiga en el ámbito de las neurociencias.

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