La Segunda Guerra Mundial fue devastadora en términos materiales y humanos, y la pérdida de todas esas vidas provocó situaciones demográficas inauditas hasta el momento. En Japón, por ejemplo, miles de mujeres que no habían recibido formación ni recursos profesionales para valerse por sí mismas se encontraron de pronto sin un padre o un marido que proveyese por ellas.
La madre de Katsuko Saruhashi no corrió esa suerte, pero sí vio sus consecuencias y no quiso que su hija pudiese verse en esa situación; así que cuando ella insistió en seguir estudiando después de haber terminado la educación secundaria, ella estuvo de acuerdo. Quería que fuese económicamente autosuficiente.
Katsuko Saruhashi nació en Tokio, Japón, el 22 de marzo de 1920. Sus padres creían en la educación de las mujeres, aunque la vida en el Japón rural daba pocas oportunidades para el estudio. Aún así, ella sentía un vivo interés por las ciencias técnicas y de la Tierra, una curiosidad que nació un día en la escuela primaria viendo resbalar las gotas de lluvia por la ventana, provocándole la pregunta de qué era exactamente lo que hacía que lloviese.
De un empleo seguro a ser la primera doctora científica de la Universidad de Tokio
En el empeño de ser capaz de ganarse la vida sola, Saruhashi y su madre llegaron a la conclusión de que los empleos técnicos estaban faltos de personal y siempre serían necesarios. A los 21 años dejó un empleo fijo en una compañía de seguros para matricularse en la Universidad de Ciencias para Mujeres, hoy la Universidad de Tōhō, donde se graduó en química en 1943.
Tras esto entró a trabajar en el Instituto de Investigación Meteorológica, donde permanecería durante 35 años con una interrupción en 1957 cuando hizo la tesis en la Universidad de Tokio, convirtiéndose en la primera mujer que obtuvo un doctorado científico en esa universidad.
Comenzó su carrera científica midiendo la acidez, es decir, el pH, de cada precipitación lluviosa que se produjo en los siguientes 5 años. Descubrió que de media el pH estaba varios puntos por encima de lo que mostraban los datos de una investigación similar llevada a cabo años antes, en 1939. Además, ella no encontró variaciones estacionales como sí había habido en épocas anteriores. Esto era una prueba de las variaciones atmosféricas y meteorológicas de esos años.
Midiendo la acidez del mar
También se dedicó intensamente a la investigación oceanográfica, con importantes descubrimientos, quizá el más importante de todos relacionados con los niveles de contaminación radioactiva de los océanos tras las pruebas nucleares que llevó a cabo Estados Unidos en el Atolón de Bikini (parte de las Islas Marshall en la región del Pacífico correspondiente a Micronesia) en 1954. Sus mediciones demostraron que un año después de las explosiones la contaminación radioactiva seguía allí y había alcanzado aguas japonesas. En el camino, Saruhashi desarrolló el primer método para medir los niveles de dióxido de carbono en el agua marina.
Posteriores observaciones de la investigadora mezclaron sus dos campos de trabajo hasta el momento y se dedicó al estudio de la lluvia ácida surgida tras las explosiones nucleares, demostrando lo lejos que podía llegar este tipo de contaminación y el tiempo tan prolongado que podía permanecer en la atmósfera. Al principio, autoridades y científicos estadounidenses pusieron en duda sus conclusiones desconfiando de la metodología que Saruhashi había utilizado (y porque, políticamente, sus resultados hacían más difícil justificar las pruebas nucleares en superficie y con ello seguir desarrollando armas de este tipo).
Saruhashi tenía razón
Pero dos años después la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos puso en marcha un proyecto de seis meses para estudiar la misma cuestión y a pesar de los diferentes procesos de medición, los resultados sobre la contaminación radioactiva del Océano Pacífico eran prácticamente los mismos. Al final, los de la japonesa fueron avances clave para la regulación y limitación de las pruebas nucleares a nivel internacional.
Saruhashi es recordada por el enfoque humanista de sus investigaciones y por poner sus resultados al servicio del empeño de mejorar la vida de la gente, reducir los riesgos de la contaminación radioactiva en la atmósfera y trabajar por la paz. Pero además, hizo muchos esfuerzos por aumentar la presencia y el papel de las mujeres científicas, especialmente en Japón. Contribuyó a fundar la Sociedad Científica de Mujeres Japonesas y creó el Premio Saruhashi, que se da cada año a mujeres científicas que tienen un papel relevante como referentes para otras científicas jóvenes.
Fue además la primera mujer elegida para formar parte del Consejo Científico de Japón y la primera que ganó el Premio Miyake de Geoquímica.
Katsuko Saruhashi, nombre que en japonés significa “de mente fuerte o victoriosa”, falleció a causa de una neumonía en 2007, a los 87 años.
Referencias
- Alberto López, Katsuko Saruhashi, la investigadora de la lluvia radiactiva en los océanos, El País, 22 marzo 2018
- Katsuko Saruhashi, Wikipedia
- Laura Mast, Meet Katsuko Saruhashi, a resilient geochemist who detected nuclear fallout in the Pacific, Massive Science, 22 marzo 2019
- Rachel Becker, Katsuko Saruhashi turned radioactive fallout into a scientific legacy, The Verge, 22 marzo 2018
- Katsuko Saruhashi: Why Google honours her today, AlJazeera, 22 marzo 2018
Sobre la autora
Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.
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