María Manàsseina, bioquímica y somnóloga

Vidas científicas

Maria Mikhàilovna Manàsseina.

María Manàsseina es también conocida como Maria Mikhailovna Manasseina-Korkunova, Marie von Manassein y Marie de Manacéine porque publicó en diferentes lenguas, ruso, alemán, inglés, francés. Nació en 1841 y murió en San Petersburgo el 17 de marzo de 1903. Era hija del profesor Mikhail Andreevich Korkunov (1806-1858), un conocido historiador y arqueólogo ruso, miembro de la Academia de Ciencias de San Petersburgo. Tuvo la suerte de vivir en una época en la que Rusia afrontó profundas reformas institucionales. El zar Alejandro II modernizó la educación, extendió el derecho a estudiar a los pobres y las mujeres fueron admitidas en las escuelas y universidades. Después de recibir una excelente formación, incluido el aprendizaje de varios idiomas y estar rodeada desde la infancia por científicos e intelectuales, Maria Manàsseina se convirtió en una de las primeras mujeres en Rusia, y probablemente en Europa, en obtener el título de médico en la década de 1860. Primero recibió una certificación especial que la autorizaba como «mujer médico» y, más tarde, obtuvo la certificación oficial de grado en medicina.

En 1870-1871, Maria Manàsseina pasó seis meses formándose en el laboratorio de Julius von Wiesner (1838-1916) en el Instituto Politécnico de Viena donde estudió el proceso de la fermentación alcohólica. Mientras trabajaba allí, hizo un descubrimiento de importancia primordial, convirtiéndose en una fundadora de la nueva ciencia de la fisiología química, lo que ahora llamamos bioquímica. Demostró que el proceso de fermentación se debe a sustancias específicas (las llamadas «enzimas no organizadas», utilizando la terminología de ese tiempo) que seguían siendo funcionales después de ser aisladas de las células de levadura, posibilitando lo que se llamó la fermentación acelular o fermentación extracelular. Estos experimentos descartaron la teoría «fisiológica» de la fermentación propuesta por Louis Pasteur y confirmaron la hipótesis «química» defendida por otros científicos tan destacados como Claude Bernard, Justus von Liebig y Marcellin Berthelot.

Fermentación alcohólica. Wikimedia Commons.

Los resultados de Manàsseina fueron confirmados más de un cuarto de siglo después por un químico alemán, Eduard Buchner (1860-1917) quien, a pesar de ser conocedor de la obra de la científica rusa, no hizo ninguna referencia a sus trabajos. Manàsseina intentó defender su prioridad y publicó dos cartas en alemán en revistas científicas, pero sin éxito. La injusticia triunfó una vez más: el nombre de Manàsseina como pionera de la naturaleza química de la fermentación fue olvidado, mientras que Buchner recibió el Premio Nobel en 1907, cuatro años después de la muerte de ella, por el descubrimiento de la naturaleza extracelular de la fermentación.

El artículo de Manàsseina sobre la fermentación generó interés en el gran químico alemán Justus Liebig (1803-1873), quien la invitó a unirse a su laboratorio en Giessen. No pudo aceptar por razones familiares y volvió a San Petersburgo donde comenzó a trabajar en el laboratorio del profesor Ivan Romanovich Tarkhanov (originalmente: Tarkhnishvili, 1846-1908), iniciando una etapa diferente en su carrera investigadora.

Tarkhanov era un fisiólogo de origen georgiano, procedente de una familia noble. Su contribución más significativa fue el descubrimiento de la influencia de los rayos X en el sistema nervioso central y se le considera el fundador de la Radiobiología. Tarkhanov se interesó por el sueño y escribió “En un sueño, los centros de respiración y circulación sanguínea en el cerebro no duermen, los centros del habla no duermen, porque en un sueño hablamos, los centros de atención, audición, olfato no duermen, y finalmente el cerebelo no duerme, como lo evidencian los milagros del equilibrio de los sonámbulos. Entonces, ¿qué es dormir?”

La contribución más destacada de Manàsseina en el campo de la Neurociencia fue en esa línea de trabajo, en su investigación sobre el sueño. En 1889 publicó su gran obra titulada «El sueño como un tercio de la vida humana, o fisiología, patología, higiene y psicología del sueño». En este libro incluyó sus estudios sobre los efectos de la privación del sueño, la sensación de confusión asociada con el despertar de un sueño aparentemente “profundo” en los humanos y el estudio de las ensoñaciones. Su libro fue la obra de referencia en Somnología y resumía todo el conocimiento de la época al alcance tanto de un público no especializado como para nuevos investigadores. El libro, considerado una enciclopedia del sueño, tuvo un éxito tremendo; fue traducido a diferentes idiomas y distribuido en muchos países europeos.

Las ideas y experimentos de Manàsseina fueron el punto de partida de la somnología moderna. Fue una adelantada al afirmar que, mientras dormimos, el cerebro está activo y que la falta de sueño es muy peligrosa pudiendo llegar a causar la muerte. Con respecto a lo primero enfatizó la idea de que, durante el sueño, hay una actividad particular en el cerebro, una afirmación que desafiaba la creencia imperante en aquel momento de que el sueño era un mero estado pasivo del organismo. También subrayó que sólo las estructuras cerebrales que participan en el mantenimiento de la conciencia están inactivas durante el sueño, por lo que dormir significa descansar la conciencia. Esta propuesta es notable teniendo en cuenta que el electroencefalograma no existía todavía y apenas era posible registrar la actividad cerebral. De acuerdo con ella, «los científicos que identifican el sueño como la detención o la diástole de la actividad cerebral se equivocan, ya que durante el sueño el cerebro en su conjunto no duerme en absoluto, no se queda ocioso por completo, sino que sólo las partes que constituyen la base anatómica de los sustratos de la consciencia están bajo el proceso del sueño».

Con respecto a los efectos de la privación de sueño, Manàsseina realizó esta investigación en el laboratorio de Tarkhanov. Pusieron a diez cachorros de 2 a 4 meses de edad bajo un estado de vigilia permanente manteniéndolos constantemente activos forzándoles a caminar y tocándoles. Estos cachorros habían sido previamente bien alimentados y perfectamente cuidados. La privación del sueño fue fatal y todos los animales murieron después de 4-5 días. Como medida de control, privaron a otros cachorros de comida. A pesar de que se les tuvo pasando hambre durante 20-25 días, pudieron ser rescatados y volver a una condición saludable. Estos resultados mostraron claramente la importancia de dormir para que la vida se mantenga. Investigaciones posteriores demostraron que la privación del sueño en los cachorros causa una disminución de la temperatura corporal de 4 a 6 grados, una reducción del número de glóbulos rojos, hemorragias cerebrales locales, deterioro de los ganglios cerebrales y un amplio etcétera. Manàsseina llegó a la conclusión inesperada de que el sueño es más importante para un organismo que la comida y rechazó «la extraña opinión que considera el sueño como un hábito inútil, estúpido e incluso nocivo».

Efectos de la privación del sueño. Wikimedia Commons.

El tercer punto que fue clave en sus investigaciones sobre lo que sucede mientras dormimos se centró en las ensoñaciones, los sueños. Durante un período de cinco años recogió datos sobre los sueños de 37 personas diferentes y llegó a las siguientes conclusiones: el cerebro educado y activo soñaba más que el inculto y lento; los sueños de las personas bien formadas eran más lógicos, complejos y variados que los de los menos educados; los periodistas, químicos, maestros de escuela y otros «trabajadores del cerebro» sólo tuvieron de tres a diez noches sin sueños a lo largo de un mes, mientras que los obreros manuales tuvieron de 8 a 25 días sin ensoñaciones en el mismo período; finalmente, escribió, los sueños se vuelven menos frecuentes con la edad.

Su vida personal fue agitada. A lo largo de su vida tuvo distintas parejas. Mientras que todavía era estudiante, se casó con Poniatovsky (se desconoce su nombre), otro estudiante, y juntos participaron activamente en los círculos revolucionarios llamados «narodniki», un término que significa populista y que era una especie de socialismo agrario. Desgraciadamente, su actividad llamó la atención de la policía política zarista y su marido fue arrestado y murió en el exilio. En 1865 María se casó con su segundo marido, Viacheslav Avksentievich Manassein (1841-1901), que se convirtió en profesor de la Academia Militar de Medicina, en editor de la primera revista médica rusa titulada «Vrach» (médico), y que es una persona bastante conocida en la historia de la medicina rusa. A finales de la década de 1870 surgieron problemas matrimoniales en la vida de los Manasseins, y en 1879 Maria dejó a su marido por su amigo Ivan Tarkhanov (que estaba casado). Los biógrafos de Tarkhanov no han escrito nada sobre sus relaciones científicas y personales con Manàsseina y su nombre no se menciona en la lista de las personas que trabajaron en su laboratorio por lo que posiblemente su relación no duró mucho tiempo.

Los logros científicos de Maria Manàsseina fueron subestimados por sus contemporáneos rusos, era más conocida como una escritora popular de libros de ciencia y medicina, conferencista, traductora y revisora que como lo que también era: una científica pionera en diversos campos. La lista de los libros de Manàsseina ilustra la amplitud de sus intereses: La crianza de niños durante los primeros años de su vida (1870), Sobre la teoría de la fermentación alcohólica (1871), Sobre la escritura en general, escritura refleja en particular y sobre el papel de ambos hemisferios cerebrales (1883), Anormalidad de la actividad cerebral del hombre moderno educado (1886), Principios de la educación desde los primeros años de la vida hasta el final de los estudios universitarios (5 números, 1894-1902), Fatiga (1893), Algo sobre las artes (1895), Sobre la conciencia (1896), etc.

Manàsseina dio el primer paso para construir un nuevo paradigma científico sobre el sueño. Esta disciplina recibió un impulso definitivo con los trabajos de Michel Jouvet, el gran somnólogo de la segunda mitad del siglo XX. Describió los signos del electroencefalograma de la muerte cerebral en 1959, y en 1961 clasificó el sueño en dos estados diferentes: el sueño telencefálico (de ondas lentas) y el sueño rombencefálico (sueño paradójico, conocido como sueño REM en los escritos en inglés sobre el tema). Hizo un mapa de las áreas del cerebro que son responsables del sueño REM e inventó el término del sueño paradójico. Jouvet parece pensar en Manàsseina cuando escribió: «Duermo, sueño, luego existo. Debo dormir y soñar para existir».

Para leer más

  • Kovalzon VM (2009) Some notes on the biography of Maria Manasseina. J Hist Neurosci 18(3): 312-319
  • Vinokurov SI, Chagovets RV (1950) [Mar’ia Manasseina and her contribution to the discovery of acellular fermentation]. Biokhimiia 15(6): 558-562

Sobre el artículo original

El artículo María Manasseina, bioquímica y somnóloga se publicó en el blog Neurociencia de José Ramón Alonso el 20 de enero de 2021.

Un especial agradecimiento al autor del artículo por permitir su reproducción en Mujeres con ciencia.

Sobre el autor

José Ramón Alonso es catedrático de biología celular y director del Laboratorio de plasticidad neuronal y neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, además de prolífico autor de textos de divulgación científica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.

Este sitio está protegido por reCaptcha y se aplican la Política de privacidad y los Términos de servicio de Google