Sidnie e Irene Manton, dos hermanas que amaron las ciencias naturales

Vidas científicas

Cuando Irene nació, Sidnie todavía no cumplía los dos años. La primera de las hijas de George Sidney Manton y Milana Angele Manton había llegado al mundo el 4 de mayo de 1902. Su hermana fue recibida el 17 de abril de 1904. Por aquel entonces, los padres poco podían imaginar de la futura vida que tendrían sus pequeñas niñas.

Sidnie e Irène Manton (principios 1910).

La señora Manton, de soltera d’Humy, era lo que muchos llamaban entonces “un espíritu libre”. De ascendencia aristocrática, la joven mujer poseía una notable inclinación artística. Sus habilidades en el dibujo propiciaron que realizara interesantes diseños de moda, los cuales fueron publicados en algunas revistas inglesas.

El carácter de la madre ejerció una fuerte influencia en las hijas. Desde pequeñas, intentó demostrarles que no había más distinción entre ellas y los hombres que aquellas decidieran otorgar por sí mismas. También incentivó la creatividad de las chicas quienes aprendieron desde muy jóvenes algunas nociones de cerámica y orfebrería.

Del señor Manton, Sidnie e Irene recibieron otros dones. Aunque las diferentes referencias sobre la vida de esta familia no son concluyentes sobre la profesión del padre, si hay quorum de que esta se relacionaba con la medicina. Cirujano o dentista, este caballero tuvo el tino de enseñar a su hija mayor cómo utilizar un microscopio.

Pronto la familia apreció como el instrumento avivaba un creciente interés en la mayor de las niñas. Además, la pequeña había heredado de su madre algunas dotes para el dibujo y se dedicaba a plasmar en hojas pequeñas plantas e insectos que recolectaba en su vida cotidiana.

El equipo del señor Manton pareció abrir un nuevo mundo ante ella. Cada objeto que encontraba era puesto bajo las lentes. No pasó mucho tiempo antes de que la propia Sidnie instruyera a Irene sobre cómo hacer uso del instrumento.

Ante el evidente interés de las chicas por el entorno y las criaturas vivientes, la madre se encargó de incentivar esta afición por la historia natural. A lo largo de sus vidas, ambas hermanas agradecerían esta temprana formación en el hogar.

Durante sus primeros años académicos, las niñas fueron instruida en la Escuela Froebel y en la San Paul para chicas. Ahí también hicieron notar sus avidez de conocimiento en torno a las ciencias biológicas, lo cual fue bien recibido por sus profesores.

Como era de esperar por su diferencia de edades, las hermanas llegaron en momentos distintos a la universidad. Sin embargo, las dos acudieron a Girton College, una de las instalaciones de Cambridge que se especializaba en las ciencias naturales.

En poco más de tres años, el nombre de Sidnie fue el primero en resonar en las paredes de la casa de estudios superiores. En 1925, la mayor de las Manton recibió el Premio Montifiore. Con este lauro, la joven decidió comenzar unos ahorros personales que le permitirían embarcarse en una arriesgada aventura poco tiempo después.

Por su parte, Irene tampoco tuvo un intrascendente recorrido académico. Fue considerada la primera de su clase para asignaturas como botánica, zoología y física. Al momento de recibir su título estaba convencida de que desarrollaría su carrera como citóloga.

A pesar de que consiguieron permanecer juntas durante su estancia universitaria, las hermanas Manton tuvieron que separarse por un largo tiempo.

De Oceanía a Europa continental y de vuelta a casa

Sidnie Manton. Wikimedia Commons.

A mediados de 1928, Sidnie estaba decidida a convertirse en entomóloga. Ese mismo año inició un viaje por Australia y Nueva Zelanda. Casi durante un lustro estuvo ausente de su hogar. Sin embargo, realizó varias indagaciones sobre los artrópodos oriundos de esas regiones.

Durante ese recorrido completó varias monografías sobre especies autóctonas. Posteriormente, esos trabajos la ayudaron a conformar su primera compilación, la cual llamó “Papeles de Oceanía”.

En 1935, la hermana mayor contrajo matrimonio con John P. Harding. A pesar de esta unión, ella decidió conservar su nombre de soltera para mantener una integridad entre los artículos científicos ya publicados y los futuros.

Además, a pesar de su nueva vida de casada, consiguió culminar sus estudios doctorales y se convirtió en profesora en el King’s College de Londres. Sus investigaciones se centraron fundamentalmente en la embriología de los artrópodos, sus modos de locomoción, alimentación y evolución.

Por su parte, tras graduarse de la universidad, Irene se fue a la Europa continental y el Mediterráneo. Realizó estudios de posgrado en Suiza, España, Alemania, Suecia y Francia. Incluso, vivió durante una breve temporada en Egipto. El objetivo de esas travesías era especializarse en helechos y algas, específicamente en su hibridación, así como otras características.

Poco antes de 1930 regresó a Reino Unido, donde le ofrecieron un puesto como profesora en la Universidad de Manchester. Desde esa posición continúo el exhaustivo análisis citológico de la Pteridophyta. Sus resultados sobre esta especie vegetal todavía hoy son considerados su principal aporte a las ciencias.

Irene Manton. Wikimedia Commons.

La carrera profesional de la menor de las
hermanas Manton fue en ascenso constante a lo largo de sus tercera y cuarta décadas de vida. Irene recibió varias distinciones y participó en estudios innovadores que emplearon la Física Nuclear para alcanzar nuevos resultados en materia de botánica.

Entre 1946 y 1969 se asentó en la Universidad de Leeds y rigió uno de los departamentos científicos de la institución. Además, recibió la Medalla Linneana por sus aportes a la biología. Un poco más tarde, entre 1973 y 1976, se convirtió en la primera mujer que presidió la Sociedad Académica que entrega dicho reconocimiento.

Por otro lado, un poco antes en 1961, Irene había sido elegida como miembro de la Royal Society del Reino Unido, donde se aglutinan nombres de destacados científicos de la historia contemporánea. Su hermana mayor formaba parte de ese selecto grupo desde 1949.

Las Manton en la memoria de la ciencia

En 1977, Sidnie publicó su libro Arthropoda: Habits, Functional Morphology and Evolution. Para aquellos que se han dedicado a analizar su trabajo, este texto se trata de la obra cumbre en la vida profesional de esta científica inglesa. Dos años más tarde, la entomóloga falleció y sus archivos quedaron bajo el resguardo del Museo de Historia Natural de su país.

Recientemente, en 2018, la Sociedad Británica de Ecología y el Journal of Animal Ecology inauguraron el premio Sidnie Manton para impulsar la carrera de jóvenes investigadores.

Por su parte, Irene sobrevivió a su hermana mayor por 9 años. En 1988 la científica, murió de causas naturales. Tras ella también quedaba un amplio recorrido científico. Apenas dos años después, la Sociedad Linneana estableció el Premio Irene Manton, con el cual se reconoce a a mejor disertación botánica de cada año académico.

Curiosamente, la astronomía también quiso honrar el recorrido científico de estas hermanas. El cráter Manton, localizado en Venus, fue bautizado en honor a ambas.

Referencias

Sobre la autora

Claudia Alemañy Castilla es periodista especializada en temas de ciencia y salud. Trabaja en la revista Juventud Técnica.

2 comentarios

  • Gracias, un artículo muy completo y muy interesante. Me llama la atención esta frase: «A diferencia de su hermana, la pequeña de las Manton no pareció encontrar una pareja que la acompañase de manera estable en su vida personal», que encierra varios supuestos sobre la pareja. Desentona en un artículo que busca rescatar y valorar las vidas de mujeres científicas. Vidas valiosas por sí mismas, con apoyos diversos, no lo dudo, pero no necesariamente de parejas, o de parejas estables.

  • Gracias por su comentario. Haremos una modificación al respecto. Muchos saludos y tammbién gracias por la lectura.

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