Anne Glover, la Comisión Europea y la ciencia

Ciencia y más

Anne Glover. Wikimedia Commons.

La primera Directora de la Oficina de Asesoría Científica del Presidente de la Comisión Europea fue la profesora de Biología Celular y Molecular de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, Anne Glover. Para entonces llevaba varios años, de 2006 a 2011, siendo la asesora científica del Gobierno de Escocia.

En la Comisión Europea fue nombrada a finales de 2011 y se incorporó al puesto en enero de 2012. El nombramiento lo hizo el entonces Presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso. Su función era dar asesoramiento científico experto e independiente sobre cualquier aspecto de ciencia, tecnología e innovación a petición del Presidente de la Comisión. Además, Anne Glover era la embajadora de la ciencia europea con el objetivo de promover y comunicar los beneficios y valores de la ciencia.

Anne Glover tuvo un comienzo difícil en su trabajo por la falta de presupuesto y personal y, también, porque no había costumbre de asesoramiento científico en la Comisión para basar las decisiones políticas. En tres años, se convirtió en una voz influyente en la política científica europea. Pero siempre mantuvo como objetivo esencial conseguir que las decisiones de la Comisión Europea se basaran en evidencias científicas. Después son los políticos los que deben tomar las decisiones pero, siempre, conociendo la ciencia implicada en ellas.

En su primer comunicado desde su nuevo puesto, Anne Glover escribía que “estaba en una posición para defender la excelencia de la ciencia, ingeniería y tecnología que se genera en los Estados Miembros”. Añadía que su “principal objetivo en Europa es trasladar este conocimiento para mejorar el medio ambiente, la salud, el estilo de vida y un futuro sostenible”. Destacaba que “la ciencia es una parte fundamental de nuestra cultura… Europa, con la ciencia, la ingeniería, la tecnología y la filosofía, inventó el mundo actual y también tenemos el poder de inventar el futuro”.

En noviembre de 2014, el puesto de asesor científico de la Presidencia de la Comisión fue eliminado. El lobby europeo de las ONGs ecologistas presionó, con una carta enviada en julio de 2014 al Presidente, para destituir a Anne Glover por su informe en el que no se oponía, según evidencias científicas, a las GMOs o plantas modificadas genéticamente. Fue algo que no gustó a las organizaciones ecologistas. En la carta se decía que el jefe de los asesores, Anne Glover, concentraba demasiada influencia en una sola persona. La criticaban por presentar en su informe una opinión, según ellos parcial, en el debate sobre el uso de las GMOs.

Además, dicen que Anne Glover estaba influida por grupos de científicos y por lobbies empresariales. Según la carta, Glover “presenta opiniones parciales en el debate sobre el uso de las GMOs en agricultura, y dice repetidamente que hay un consenso científico sobre su seguridad”. Para ellos, la posición de la asesora era “inexplicable, no transparente y controvertida”. En conclusión, en su informe falta transparencia y sugieren su destitución y sustituir su grupo por una comisión. Sugieren que la Comisión Europea debe pedir la opinión de “una variedad de fuentes independientes y multidisciplinares centradas en el interés público”. Y Anne Glover no lo puede hacer porque tiene una opinión concreta. Que, opino, es la posición que dan las evidencias científicas.

Y Jean Claude Juncker, recién nombrado Presidente de la Comisión Europea, eliminó el puesto y todo su departamento.

Arroz blanco y arroz dorado genéticamente modificado. Imagen: Wikimedia Commons.

La carta de las ONGs provocó un fuerte rechazo de organizaciones científicas, universidades y centros de investigación. Pronto llegó a la Comisión una carta de respuesta firmada por 40 organizaciones científicas y 773 personas individuales que decía que se oponían enérgicamente a “socavar la integridad e independencia de la asesoría científica recibida por el nivel más alto de la Comisión Europea”.

Anne Glover es conocida por su rigor e imparcialidad, pero sus oponentes estaban motivados por su posición en relación a los GMOs. Los políticos y los miembros de diferentes lobbies europeos intentan apartar de su camino a los científicos que no apoyan, en sus informes, sus propias opiniones que, como en el caso de los GMOs, es afirmar que son un peligro para los ciudadanos.

Comentando este cese en New Scientist, Sile Lane escribe que la posición de los ecologistas es la de “si no puedo cambiar la ciencia, cambio los científicos”. Añade que esto es lo que suponía la carta de las ONGs pidiendo la eliminación del cargo de asesor experto de Anne Glover.

Juncker sustituyó a Anne Glover por una comisión de siete miembros de gran nivel, llamada Mecanismo de Asesoría Científica, que dirigía procesos de revisión de evidencias científicas para los temas que interesaban a la Presidencia. Los informes los elaboraban las academias europeas. Serían, tal como se dijo entonces, los “perros guardianes” del apoyo científico a la política europea. El departamento tendría un staff de 25 personas (con Anne Glover eran cinco).

Con fecha de 24 de junio de 2020, esta comisión ha publicado un breve documento de asesoría científica a los políticos europeos sobre la pandemia de la COVID-19.

Tampoco en España existe la asesoría científica establecida al Gobierno y al Parlamento. El Consejo Asesor de Ciencia, Tecnología e Innovación está adscrito al Ministerio de Economía. Sus fines, más que el asesoramiento científico, son la selección y propuesta de objetivos para la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación.

En el Gobierno Vasco hay un Consejo similar con parecidos objetivos que, incluso, cuenta con un Comité Científico Asesor que es un órgano consultivo para el Consejo.

En ninguno de los gobiernos parece que la función sea asesorar desde la evidencia científica las decisiones políticas que se tomen.

Para el Parlamento, el primer intento de crear una oficina científica para asesorar a los diputados data de 1989, la segunda es de 2003 y, ahora, desde hace un par de años, existe la Asociación #CienciaenelParlamento que lo intenta pero aún no lo ha conseguido. Tanto para el Gobierno como para el Parlamento ahora, con la COVID-19, se demuestra la necesidad de un asesoramiento científico independiente e imparcial.

Referencias

Sobre el autor

Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

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