Laura Martínez de Carvajal, pionera de la medicina y la oftalmología cubana

Vidas científicas

Con tan solo 14 años, Laura Martínez de Carvajal consiguió que su padre la matriculara en las facultades de Ciencias Físico-Matemáticas y de Medicina de la Universidad de La Habana. Según el Archivo General del centro académico, las notas de la muchacha eran excelentes a pesar de su corta edad.

Entre 1883 y 1889, la entonces muchacha se desempeñó con igual esmero en ambas carreras. El 15 de julio de ese último año, se convirtió en la primera mujer cubana en obtener el título de licenciatura en Medicina y Cirugía. Sin embargo, conseguir ese mérito no fue una tarea sencilla.

Imagen: Hojas de Prensa para la historia de Cuba.

Laura Martínez de Carvajal y del Camino había nacido un 27 de agosto de 1869. Desde pequeña demostró una precoz actitud para el aprendizaje. Con tan solo cuatro años sabía leer y escribir correctamente. A los 10 fue aceptada para iniciar sus estudios de bachillerato, debido a que dominaba más saberes que el resto de alumnos de su edad.

Poco después de terminar la enseñanza media, la joven comenzó a insistir en que deseaba ir a la universidad al igual que su hermano. Sus padres, ambos españoles, contaban con la suficiente fortuna como para enviar a los dos hijos a estudiar. Pero los prejuicios propios de la época impidieron que la familia tomara tal decisión con rapidez.

Finalmente, Laura consiguió su matrícula un año después de haber terminado el bachillerato. Mientras simultaneaba sus estudios en ambas facultades, volvió a sufrir los desmanes del machismo.

Los profesores del Hospital de San Felipe y Santiago, donde concurrían los discípulos de fisiología para hacer disecciones en cadáveres, impidieron a la joven científica esta sencilla tarea. Martínez de Carvajal no podía participar de las tareas prácticas al mismo tiempo que sus compañeros, todos hombres.

Por el contrario, la futura médica debió realizar sus labores experimentales en solitario, durante domingos y festivos. Curiosamente, este sistema diseñado para alentarla a interrumpir sus estudios acabó por perfeccionar sus habilidades. Mientras sus compañeros diseccionaban los cuerpos en grupos de cuatro durante las clases, ella culminaba todas las operaciones sin compañía.

Apenas cinco días después de obtener el título que la acreditaba como galena, Laura contrajo matrimonio con Enrique López Veitía. La pareja se había conocido durante la estancia universitaria. Juntos fundaron la Policlínica de Especialidades, un consultorio médico donde trabajaron de conjunto por varios años.

En ese lugar, Martínez de Carvajal comenzó a interesarse por los saberes que ya poseía su esposo sobre oftalmología. López Veitía la entrenó en las complicadas cirugías y tratamientos de esa especialidad médica y, cuando él enfermó de tuberculosis, Laura continuó las tareas de la clínica en solitario.

Hasta la llegada del siglo XX, los esposos se convirtieron en un importante referente de la medicina cubana. En aquella época, Laura participó en incontables congresos y colaboró en publicaciones como Notas fisiológicas, Observaciones clínicas y Ocular leprosy. También fue una activa redactora de los tres volúmenes del manual de Oftalmología clínica (1891, 1895 y 1906) que se editaron en la Mayor de las Antillas.

A pesar del éxito alcanzado en su carrera profesional, Laura abandonó su trabajo con tan solo 41 años. La decisión estuvo marcada por la muerte de López Veitía en 1910. Luego del infortunado suceso, la médica adquirió una propiedad a las afueras de La Habana a donde se retiró con sus siete hijos.

Durante los últimos años de su vida, fundó una escuela gratuita para alfabetizar a los niños pobres que vivían en los alrededores de su residencia.

Laura Martínez de Carvajal falleció un 24 de enero de 1941. Algunas fuentes aseguran que su deceso estuvo relacionado con la misma enfermedad que afectó a su esposo. A pesar de sus contribuciones a la medicina cubana, la muerte de la científica pasó prácticamente inadvertida y pasarían varios años antes de que diversos historiadores comenzaran a dar voz a sus investigaciones y méritos.

Referencias

Sobre la autora

Claudia Alemañy Castilla es periodista especializada en temas de ciencia y salud. Trabaja en la revista Juventud Técnica.

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