Durante décadas se ha constatado el sesgo de género, a favor de los hombres, en la elección de carreras STEM. Gijsbert Stoet y David Geary, de las universidades Beckett de Leeds, en Inglaterra, y de Missouri, en Estados Unidos, afirman que la persistencia de este sesgo y el fallo de las hipótesis habituales para explicarlo y mitigarlo obligan a buscar enfoques nuevos. Para ello revisan bases de datos internacionales, sobre todo el informe PISA de 2015, y analizan la elección de carrera de 472 242 adolescentes, de 67 países o regiones, en su elección para estudiar ciencias, matemáticas o humanidades.
Los resultados muestran que, en dos de cada tres países, las alumnas son iguales o mejores que los alumnos en ciencias. Y, en casi todos los países, las alumnas están perfectamente capacitadas para elegir estudios STEM en secundaria y en la universidad.
Pero, y es sorprendente, cuanto más alto aparece el país en los baremos de igualdad entre sexos, el número de alumnas que eligen una carrera STEM es menor y, por tanto, el sesgo entre géneros aumenta. Los autores lo llaman la “paradoja educacional de la igualdad de género”: a más igualdad más distancia, en STEM, entre hombres y mujeres.
Los autores ponen como ejemplo a Finlandia, Noruega y Suecia, en los primeros puestos de igualdad de género y, también, con el mayor sesgo de género en STEM donde menos del 25% son mujeres. Y, según Stoet y Geary, lo mismo se observa en todo el mundo. Sugieren que las carreras STEM están mejor pagadas y, en países con poca igualdad de género, son una buena inversión para el futuro de las alumnas.
España aparece con cifras parecidas a otros países europeos, similar a Alemania pero, también, a Túnez, Rumania o Líbano, siempre con ventaja para alumnas en humanidades y para alumnos en ciencia y tecnología. Hay un 25% de mujeres entre los graduados finales en STEM.
Confirma lo anterior el estudio de Suhang Jiang y su grupo, de la Universidad de California en Irvine. Utilizan los datos de matrícula y de obtención del título de cursos masivos abiertos online (MOOCs, por sus siglas en inglés) de Harvard y del MIT, con alumnos matriculados desde 25 países. En un extremo, está Japón donde el 100% de los matriculados son hombres, y Rusia, con el 91%. En el otro extremo está Indonesia, con el 48% de hombres, y China con el 50%.
Las mujeres matriculadas son menos que los hombres, pero la obtención final del título es parecida para ambos sexos. Y, de nuevo, la probabilidad mayor de matricularse las mujeres en los MOOCs de temas STEM, y los sesgos de género más pequeños para terminar los cursos aparecen en los países menos desarrollados y con menos igualdad de género.
De las matrículas que se hacen desde España, el 72% son hombres y el 28% son mujeres. De todos ellos, terminan el curso el 9,36% de los hombres matriculados y el 21,5% de las mujeres matriculadas.
Los resultados se repiten en muchos otros países: a más igualdad de género, menos matrículas de mujeres en cursos STEM. Algo para meditar.
Referencias
- Jiang, S. et al. 2018. Cross-national comparison of gender differences in the enrollment in and completion of science, technology, engineering, and mathematics Mass Open Online Courses. PLOS ONE 13: e0202463
- Stoet, G. & D.C. Geary. 2018. The Gender-Equality Paradox in Science, Technology, Engineering, and Mathematics education. Psychological Science 29: 581-593
Sobre el autor
Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.