En términos filosóficos el naturalismo, como doctrina, considera la naturaleza como único referente de la realidad. ‘Naturalista’ se denominó a quienes investigaron las ciencias naturales durante los siglos XVII y XIX. Y es en esa época cuando encontramos a Florence Merriam Bailey, quien adoptó la defensa de la vida animal como filosofía de vida. Más concretamente, la vida de las aves, que fue donde más trabajo de campo hizo. Precisamente, gracias a ella, se reguló el uso de pájaros como elemento ornamental en los sombreros de la época.
La prestigiosa y reconocida, también en su época, carrera de ornitóloga de Florence Augusta Merriam Bailey (Locust Grove, Nueva York, 1863-1948) comenzó muy pronto. Tanto su padre como su hermano eran aficionados al estudio de las aves. Su hermano Clinton Hart Merriam llegó a ser jefe del Instituto Americano de Biología, lo que actualmente es la agencia para la conservación de la vida marina y salvaje. Pero no fue la carrera profesional de su hermano la que hizo que Florence fuera reconocida como la primera mujer miembro de la Unión Americana de Ornitología (AOU) en 1885, así como primera mujer electa en la AOU en 1929. Fue su verdadera devoción y pasión por la investigación de las aves la que le llevó a ser la “primerísima”, tal y como reconoce la biografía publicada por la Asociación Ornitológica de Nuevo México [1].
Ya a los 26 años, cuando publicó su recopilación de artículos Birds Through an Opera Glass (1889), aún a riesgo de no poder publicar, la investigadora americana rechazó hacerlo bajo seudónimo; algo habitual en aquella época entre las escritoras. De hecho, fue una escritora prolífica. Aún cuando tuvo que mudarse por problemas de salud a zonas más cálidas de Estados Unidos, Florence Merriam siguió con las observaciones al aire libre. De aquella época son sus obras A-Birding on a Bronco (1896) y Birds of Village and Field (1898), estudios que se convertirían durante muchos años en guías para investigadores en materia de ornitología. En su escritura primaba la comunicación (utilizando términos comunes), por lo que sus libros llegaban a sus lectores de manera mucho más fácil y comprensible, en comparación con las publicaciones sobre ornitología que se venían haciendo anteriormente. El objetivo de su labor investigadora era la difusión y querer despertar en la sociedad la curiosidad y el respeto por las aves. Para ello, además de adecuar los nombres de las aves al lenguaje más común, adaptó la forma de describir las medidas de los pájaros, tomando como referencia el tamaño de petirrojo, ave más que conocida en Estados Unidos.
En esa labor de divulgación también escribió sobre la relación entre los hábitos alimenticios de las aves comunes (que se alimentan de insectos) y su valor como aliadas del agricultor.
Fue una de las primeras investigadoras en estudiar la vida de los pájaros en su entorno natural, y no en el laboratorio como era habitual. No cazaba las aves para estudiarlas; convivía con ellas en su entorno y estudiaba la vida de los pájaros y su comportamiento en su hábitat natural. Defendía que los ornitólogos sólo necesitaban tener «conciencia escrupulosa, paciencia ilimitada, un cuaderno y unos catalejos», en lugar de un rifle [2].
Como anécdota cuenta Kelsey Diemand que Florence Merriam era muy detallista y minuciosa en todas las notas que tomaba sobre lo que observaba, y que siempre lo documentaba, además, con fotografías. Así lo hizo en uno de sus viajes en 1898 a Mount Hood (Oregón). Recogió una colección de fotografías sobre lo que ella llamó ‘Homework’, donde aparece, también, una ardilla en varias de las instantáneas, que debía de vivir en la propiedad familiar Locust Grove en Nueva York [3].
Defensora y activista
Toda su pasión por la naturaleza se basaba en el convencimiento de “querer dejar un mundo mejor para vivir”. Así ese amor por las aves llevó a esta neoyorquina a liderar el movimiento en defensa de la vida de los pájaros, participando activamente en pedir la prohibición del uso de plumas de aves en los sombreros. En aquella época, además de habitual, era de lo más cool vestir sombreros con plumajes, e incluso en ocasiones con pájaros enteros.
En 1885, Florence se declaró totalmente en contra de esa práctica en un artículo publicado en prensa, el mismo año en el que fue invitada a formar parte de la AOU, hasta ese momento formada sólo por hombres. A partir de entonces, Florence inició su labor pedagógica en defensa de la vida animal, primero con la creación del Smith College Audubon Society (SCAS), como delegación local de la Sociedad Nacional Audubon (organización en defensa del medioambiente), con la que organizaban excursiones al campo junto con expertos naturalistas de la época y enseñaban sobre pájaros a las mujeres jóvenes. Estaba convencida de que si las mujeres se educaban en esta materia, dejarían de usar plumas de aves como elemento ornamental de moda.
Ya en Washington, colaboró en la organización de la Sociedad Audubon del distrito de Columbia en 1897, en la que comenzó a impartir clases sobre aves; trabajo que compaginó con la del Comité para la protección de las aves de la AOU.
La ley de protección de la vida salvaje conocida como Lacey Act (1900) fue fruto de su labor de concienciación de la sociedad. Gracias a esa ley, quedó prohibida la venta y transporte de animales en Estados Unidos, un primer paso que permitió detener el número de aves marinas y pelícanos que se mataban en aquella época, así prohibir el uso de pájaros como adorno en sombreros y demás prendas de vestir. Durante los años 1897-1911, más de quince millones de aves americanas fueron sacrificadas por año para atender la demanda del mercado de la moda [4].
Su activismo también en materia social hizo que enfermara de tuberculosis. Fue durante esta época en la que se centró en estudiar cómo vivían los inmigrantes europeos en las zonas más pobres y de mayor índice de criminalidad de las ciudades. En la ciudad de Chicago, trabajó con niñas en una escuela de la zona, y más tarde lo hizo en la ciudad de Nueva York.
Así que por motivos de salud, Florence tuvo que abandonar su ciudad natal y trasladarse a zonas más cálidas como Arizona y California. En 1894 escribió My Summer in a Mormon Village donde describió tanto la naturaleza como la vida de la gente a la que conoció en Utah. Ya en California asistió a la Leland Stanford Junior University.
19 cm y 610 m
Amante de las pequeñas cosas, su pájaro favorito fue el Pygmy Nuthatches o Saltapalo enano, un ave de unos diez centímetros que se encuentra generalmente en bosques de pino, abetos de Douglas y otras coníferas. Por lo que los diecinueve centímetros que alcanza a tener el pájaro cantor carbonero típico de las montañas americanas, es más que suficiente para recordar a esta animalista convencida. Así debió creerlo también Joseph Grinnell, quien, en 1908, bautizó a la subespecie del ave paseriforme de la familia Paridae como Parus gambely baileyae, en honor y agradecimiento a Florence Merriam Bailey.
Un poco más grande es la montaña situada en la cordillera de América del Norte occidental, en Oregón; se trata de Mount Bailey, en honor también a Florence y su marido Vernon, de quien Florence tomó su apellido: Bailey.
Florence y Vernon se casaron en diciembre de 1899, y desde entonces sus carreras profesionales discurrieron de forma paralela, ya que Vernon también se dedicaba al estudio de la vida animal: era especialista en mamíferos, sobre todo en ratones y topos. Vernon era jefe de campo de la Oficina de Estados Unidos sobre Investigación Biológica, además de compañero del hermano de Florence, quien los presentó.
Infinidad de publicaciones
Decía Robert J. O’Hara en la revisión de la obra No Woman Tenderfoot: Florence Merriam Bailey, Pioneer Naturalist, que la naturalista americana era una de esas rara avis que se encontraba cómoda entre las dos principales tradiciones que existen en la literatura de historia natural: la tradición científica (desde Carlos Linneo y Charles Darwin a los biólogos evolucionistas de hoy) y la tradición romántica (Gilbert White, John Burroughs y los movimientos de conservación y naturaleza de hoy) [5]. Quizá por todo ello, además de las obras previamente citadas, y gracias a toda esa labor de investigación, Florence Merriam elaboró más de un centenar de artículos en revistas sobre ornitología como la prestigiosa The Auk (revista editada por la AOU ininterrumpidamente desde 1884, y reconocida en 2009 como una de las cien revistas más prestigiosas sobre ornitología), Bird-Lore (creada en 1905 y publicada por National Audubon Society) y The Condor (la revista de la AOU).
Estaba convencida de que todo el mundo podía trabajar en la defensa y conservación de las aves, por lo que no cejó en divulgar una y otra vez la relación entre la vida de las personas y de las aves. En 1902, publicó Handbook of Birds of the Western United States, una exhaustiva guía de seiscientas páginas que incluye una reconocidísima colección de ilustraciones.
Tras la muerte de Wells W. Cooke en 1906, antes de concluir su obra sobre las aves de Nuevo México, Florence se hizo cargo de la tarea y completó la obra Birds of New Mexico publicada por el New Mexico Department of Game and Fish en 1928. Por ese trabajo, recibió el premio William Brewster Memorial Award de la AOU. Poco después fue nombrada Doctora Honoris Causa, precisamente por la Universidad de Nuevo México.
Su último trabajo se publicó en 1939, cuando ya contaba con 75 años: Among the Birds in the Grand Canyon National Park. Diez años más tarde falleció, a los 85 años, en Washington.
Fuentes citadas
[1] Florence Merriam Bailey- Ornithologist, New Mexico Ornithological Society
[2] Elizabeth D. Schafer (2000). Bailey, Florence Augusta Merriam, American National Biography Online, 2000
[3] Kelsey Diemand (2014). Outstanding Women in Ornithology: Florence Merriam Bailey, Intern. Digital Services Division
[4] Wieteke Holthuijzen (2013). Fatal Fashions and Caring Actions: Florence Merriam Bailey and the Rise of Bird Conservation, American Environmental History 424
[5] O’Hara, Robert J. (1991). Review of Kofalk’s No Woman Tenderfoot: Florence Merriam Bailey, Pioneer Naturalist. Archives of Natural History 18(3): 415
Referencias
- Bailey, Florence Merriam 1863-1948, Florence Merriam Bailey Papers, 1865-1942
- Dutcher, William (1898): Report of the A. O. U. Committee on Protection of North American Birds, The Auk, vol. 15, no. 1, 81-114
Sobre la autora
Marijo Deogracias Horrillo es periodista e investigadora predoctoral en NOR Taldea, Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UPV/EHU.
3 comentarios
Trabajo en una biblioteca y querría saber si hay y se puede utilizar material disponible online para hacer una exposición o alguna actividad con motivo del Día de la niña y la mujer en la ciencia.
muchas gracias
Hola,
no sé a qué material te refieres. Quizás para alguno de ellos habría que pedir permiso a sus responsable.
Aquí solo hablamos de ello.
Un aslaudo,
Marta (editora)
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