Dos expertas en evolución humana, Lindsay Eaves y Alia Gurtov, coprotagonistas en la arriesgada expedición de Rising Star

Vidas científicas

K. Lindsay Eaves.

Lindsay Eaves, es una paleoantropóloga estadounidense especializada en los orígenes y evolución de nuestra especie. Estudió y se doctoró en la Universidad de Iowa, donde realizó su tesis doctoral trabajando con diversos fósiles de homininos, grupo de primates caracterizado por la locomoción bípeda, en el que está incluida nuestra especie Homo sapiens.

El proyecto de Lindsay Eaves para su doctorado incluyó el estudio de especímenes de Australopithecus, conjunto de homininos extintos, muchos de ellos excavados en las cuevas de Sterkfontein en Sudáfrica. Además, esta científica también ha estado presente y analizado yacimientos de humanos anatómicamente modernos en Europa y Sudamérica. Gran parte de su tesis se centró en la evolución de la forma y la función del tórax en esqueletos del género Homo, tema en el que ha llegado a convertirse en una experta referente.

En este ámbito, ha sido coautora de un valorado artículo de investigación que describe con detalle los fósiles de huesos torácicos pertenecientes a neandertales hallados en la cueva de Kebara, Israel. Estos restos fueron excavados por primera vez en la década de 1930 por la respetada arqueóloga británica Dorothy Garrod a lo largo de sus investigaciones en Monte Carmelo, entonces todavía Palestina.

Cabe citar también que Lindsay Eaves ha participado en el conocido libro de texto Lo esencial de la Antropología Física (Essentials of Physical Anthropology) de Robert Jurmain et al., que en 2017 alcanzó su décima edición. Se trata de una obra muy apreciada dirigida a proporcionar principalmente a los estudiantes universitarios conocimientos básicos sobre la evolución humana. Este manual se ha ido actualizando en sucesivas ediciones, conservando siempre un espacio para los últimos hallazgos de fósiles humanos. Una apreciable manera de actualizarse con los nuevos registros de la temática evolutiva.

Como relata la profesora de antropología y geografía de la Universidad de Georgia, Suzanne Pilaar Birch, cofundadora y moderadora del blog Trowelblazers, el alumnado estadounidense de antropología física está muy familiarizado con el libro de Jurmain. Lindsay Eaves, autora particularmente interesada en llegar a las audiencias más jóvenes, dedica un capítulo en este texto a los primates fósiles.

Además, continúa explicando Birch, «recientemente Lindsay Eaves ha trabajado en la creación de un módulo forense para profesores de la materia en el bachillerato, con el fin de introducir a los estudiantes en la antropología antes de que lleguen a la universidad, donde usualmente tiene lugar su primer encuentro con la disciplina». Según sostiene Eaves, «incluso el alumnado más joven necesita entrar en contacto con la evolución humana para que constituya un componente normal de su aprendizaje científico, y así contribuir a contraatacar la exposición al creacionismo».

Ese aspecto pseudocientífico de los orígenes de la humanidad, más recientemente también llamado «diseño inteligente», tiene mucho calado en los Estados Unidos. Un creciente colectivo de profesoras y profesores, junto a otros especialistas, se ha mostrado considerablemente preocupado por transmitir a los y las jóvenes estudiantes, y a la sociedad en general, valores rigurosos sobre el conocimiento científico de nuestros orígenes. Envolvente manera de no enterrar la verdad frente a la manifestación de lo mítico.

Una oportunidad «de oro»

El manifiesto interés por la evolución humana de Lindsay Eaves nos permite entender su entusiasmo cuando en octubre de 2013 abrió el ordenador y encontró un anuncio del conocido paleoantropólogo Lee Berger, profesor de la Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo. En Facebook, el científico escribía que necesitaba excavadores con experiencia en paleontología o arqueología para una excitante expedición en Rising Star, Sudáfrica. El mensaje apuntaba que la persona debía ser delgada y preferentemente pequeña. No padecer claustrofobia y estar en buena forma física.

El objetivo de esta expedición de veintiún días, patrocinado por The National Geographic Society y la Universidad de Witwatersrand, era recuperar unos fósiles recientemente descubiertos en el profundo complejo sistema de cuevas de Rising Star, situado a unos cincuenta kilómetros de Johannesburgo. Al igual que las otras científicas espeleólogas que participaron en este proyecto, Marina Elliott, Elen Feuerriegel, Becca Peixotto y Hannah Morris, Lindsay Eaves fue seleccionada para formar parte de la expedición sudafricana.

Las intrépidas jóvenes, dadas las dificultades de acceso que presentaba la cueva, con su multitud de complicados recovecos y túneles, debieron ejercer toda su capacidad y experiencia para recorrerla. «Necesité hacer mucha fuerza con la parte superior del cuerpo», ha declarado Eaves a la reportera del Austin American-Statesman, Katie Hall, añadiendo que era la primera vez que hacía una espeleología tan intensa, a pesar de que ya tenía la experiencia de sus incursiones en Iowa.

Las seis espeleólogas seleccionadas. De izquierda a derecha (Detrás): Hannah Morris, Marina Elliott, Elen Feuerriegel
y Katherine Lindsay Eaves. (Delante): Becca Peixotto y Alia Gurtov. Fotografía: Universidad de Witwatersrand.

Tras laboriosas excavaciones, el equipo recuperó más de mil fósiles de homininos. Al respecto, Lindsay Eaves explicaba a Katie Hall la importancia de estos restos debido a que «el elevado número de nuevos huesos contribuye a un campo que se apoya en muchos menos especímenes que la mayor parte de las disciplinas científicas». Normalmente, añade la paleoantropóloga, «en los yacimientos suele encontrarse poco más de un hueso». Al respecto, cuenta sonriente, que el profesor Lee Berger bromeaba afirmando: «cada una de vosotras ha excavado personalmente más huesos de homininos fósiles que la mayor parte de los paleontólogos, incluso los famosos, a lo largo de toda su carrera».

Las cuevas de Rising Star ofrecen, además, un valor añadido: aún quedan por exhumar muchos restos que probablemente serán de gran interés para la ciencia. Aspecto que confiere al yacimiento, según la comunidad de especialistas, un carácter extraordinario.

Cabe recordar que la escasez de fósiles es, de hecho, una de las facetas que convierte el estudio de nuestros orígenes en un ámbito de trabajo inmerso en constantes discusiones, a veces muy acaloradas. Los restos de Rising Star, gracias precisamente a su elevado número, tienen gran importancia porque pueden contribuir positivamente a la elaboración de nuevas hipótesis con novedosos criterios capaces de alimentar modelos útiles como referentes.

Gracias a su formación profesional, con 34 años Lindsay Eaves consiguió, según ella misma ha confesado, combinar sus dos pasiones: la paleoantropología y el compromiso científico. Un acariciado sueño hecho realidad al incorporarse a la asombrosa expedición de Rising Star.

Alia Gurtov: el equipo de rastreo crece con su aportación

Alia Gurtov es una científica estadounidense graduada en Antropología en 2007 en el Wellesley College, considerada la institución de enseñanza superior para mujeres más valorada en Boston, Massachusetts. Añadamos, como dato curioso proporcionado por Wikipedia, que entre las alumnas de este College estuvieron la ex candidata presidencial Hillary Clinton y la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright. Fue en ese colegio, según ha revelado Alia Gurtov, donde maduró su pasión por la evolución humana.

Alia Gurtov.

Tras graduarse, Gurtov consiguió una beca que le permitió participar en investigación de campo en China, Alemania, Holanda y Turquía. En 2009 obtuvo un máster en Arqueología prehistórica en la Universidad de Leiden, Holanda, y posteriormente un máster en Antropología por la Universidad de Wisconsin-Madison.

Como se explicita en el blog Trowelblazers, Alia Gurtov también trabajó en los yacimientos paleolíticos de Dmanisi en Georgia, donde se han excavado importantes fósiles de homininos. Estos restos tienen una edad en torno a 1,7 millones de años, lo que los convierte en los más antiguos fuera de África. El equipo que los halló hizo públicos sus resultados en el año 2013.

En la revista The Clarion, que se define como la voz de los estudiantes del Madison Area Technical College, M.J. Mathy publicaba, en el número correspondiente al 13 de octubre de 2015, una entrevista a Alia Gurtov, con motivo de su participación en la expedición de Rising Star.

La joven antropóloga revela a la revista su alegría al ser aceptada por Lee Berger para excavar en la peligrosa cueva sudafricana de Rising Star. A continuación, narra que al entrar en el yacimiento, y tras múltiples dificultades llegaron a la cámara que contenía los fósiles buscados. Al igual que sus compañeras asistió maravillada a la visión que se extendía ante sus ojos. Gurtov expresaba en The Clarion su satisfacción: «¡Huesos por todos sitios! Me sentía abrumada […]. Sabía que desde el punto de vista científico esto era muy significativo, pero personalmente nunca en mi vida pensé que iba a tener una experiencia así». Y añade: «La totalidad de esta expedición se había organizado pensando que solo habría un esqueleto…; es difícil poder expresar nuestros sentimientos en palabras».

Asimismo, en una entrevista concedida en 2013 al Wellesley College (The Wellesley Effect), Alia Gurtov apuntaba: «No fue hasta que entré por primera vez en la cámara de los homininos cuando me di cuenta de la fuerza con que este descubrimiento me impactaba; tuve que respirar hondo varias veces […]. La cantidad de huesos que yacían en la superficie era enorme […], incluso había una media-mandíbula de hominino que fue lo primero que recogimos».

Con los hallazgos realizados, Gustov describe a The Clarion que «ahora sabemos que el árbol humano está aún más ramificado de lo supuesto; que hubo varias especies al mismo tiempo con maneras diferentes de adaptarse al ambiente local. Ciertamente, estamos consiguiendo cada vez más piezas para nuestro rompecabezas». Y también comenta: «Cuando me incorporé a este proyecto, por supuesto no había manera de saber lo que lograríamos… pues estaba más allá de nuestra imaginación».

El entusiasmo de Alia Gurtov no era el de una primeriza inexperta. Además de su participación en las excavaciones de Rising Star, Alia Gurtov había trabajado en uno de los yacimientos de homininos más famosos del mundo: la Garganta de Olduvai (Olduvai Gorge), Tanzania. Según se explicita en el blog Trowelblazers, en este célebre yacimiento se dedicó a investigar si los parientes humanos más antiguos que allí vivían hace alrededor de 1,8 millones de años eran cazadores y recolectores de acuerdo con la variación estacional. Para ello empleó una técnica llamada de microdesgaste que permite, mediante el estudio de las marcas y arañazos observados en los dientes fósiles de homininos, detectar cuál podría haber sido su estilo de vida.

Garganta de Olduvai (2009). Imagen: Wikimedia Commons.

La científica, no obstante, ha declarado en Trowelblazers que, pese a considerarse muy afortunada por haber trabajado en el icónico Olduvai, la excavación en la cueva de Rising Star ha sido su trabajo de campo más asombroso hasta el momento. De todos los acontecimientos en que participó, sostiene que lo sobresaliente en su memoria es el hallazgo en la cueva de un antiguo cráneo de hominino. «Es increíble empezar a ver como nuestro hominino adopta personalidad. Las caras hacen eso…», comentaba pensativa.

Después de estas enriquecedoras experiencias, en 2016 Alia Gurtov leyó una innovadora tesis doctoral en la Universidad de Wiscosin. Esta investigación pertenece a un proyecto titulado «Análisis del microdesgaste dental en función del forrajeo estacional de los homininos del Pleistoceno» («Dental microwear analysis of Early Pleistocene hominin foraging seasonality»), publicado en 2015 por The Leakey Foundation, bajo el título «Grantee Spotlight: Alia Gurtov» y actualizado hasta noviembre de 2017.

Comentario final

Lindsay Eaves y Alia Gurtov, biólogas evolutivas y expertas en evolución humana, formaron parte de un grupo de trabajo sin cuya participación los hallazgos del sistema de cuevas de Rising Star habrían sido muy difíciles de lograr. Pese a la adversidad del medio y las peligrosas dificultades a las que debieron enfrentarse en esta excavación, las científicas espeleólogas extrajeron numerosos y valiosísimos fósiles con gran profesionalidad, demostrando una buena formación y experiencia pese a su juventud. Sus figuras constituyen un magnífico referente para las jóvenes interesadas en experimentar la combinación entre ciencia y aventura.

Referencias

Nota de la editora

Esta serie sobre el descubrimiento de los restos fósiles de homininos en el sistema de cuevas de Rising Star (Johannesburgo, Sudáfrica) consta de cinco artículos:

  1. Marina Elliott, joven antropóloga en la expedición de cueva de Rising Star (Sudáfrica)
  2. Elen Feuerriegel, joven investigadora en la conjunción de ciencia y aventura
  3. Dos expertas en evolución humana, Lindsay Eaves y Alia Gurtov, coprotagonistas en la arriesgada expedición de Rising Star
  4. Becca Peixotto y Hannah Morris completan el equipo excavador de Rising Star
  5. Breve crónica de la presencia femenina en el descubrimiento de la última especie humana

Sobre la autora

Carolina Martínez Pulido es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia.

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