The Radium Girls

Ciencia y más

Made possible by the magic of radium!

Propaganda de U.S. Radium Corporation, 1917

La magia del radio hacía posible, según rezaba la propaganda de la empresa U.S. Radium Corporation, que los relojes fabricados en sus talleres pudieran consultarse aún en plena oscuridad. Una idea fantástica, sin duda, pero la historia de estos relojes luminiscentes debe contarse sin olvidar a un grupo de desafortunadas mujeres –The Radium Girls, Las chicas del radio– que trabajaban para esta empresa.

Employees of the U.S. Radium Corp. paint numbers on the faces of wristwatches using dangerous radioactive paint. Dozens of women, known as "radium girls," later died of radium poisoning. One of the last radium girls died this year at 107.
Empleadas del U.S. Radium Corporation pintando esferas luminiscentes de relojes.

La historia de The Radium Girls comienza con Pierre y Marie Curie, quienes descubrieron en 1898 el radio. Cuatro años más tarde, en 1902, el matrimonio de científicos proporcionó algunas muestras de sus sales de radio al inventor Willian J. Hammer (1858-1934), quien fue un gran promotor de este elemento (ver la referencia 3.). En aquel momento, no se conocían los peligros de la radioactividad, pero aquel material que brillaba y emitía calor era fascinante. Ya en EE.UU., Hammer combinó estas sales de radio con pegamento y sulfuro de zinc, inventando una extraordinaria pintura que relucía por la noche: el sulfuro de zinc tiene propiedades fotoluminiscentes, brillando en la oscuridad cuando recibe estímulo lumínico o calor –en este caso, la energía provenía de la radioactividad del radio 226–.

Undark_(Radium_Girls)_advertisement,_1921,_retouchedA partir de 1917, la U.S. Radium Corporation usó el invento de Hammer para producir la pintura luminiscente Undark por encargo del Ejército de los EE.UU.: gracias a ella, los militares podían consultar sus intrumentos y relojes en la oscuridad, lo que les proporcionaba una ventaja en tiempo de guerra. Más tarde, este producto se empezó a difundir entre la población.

En este momento se empezaban a entender los peligros del radio, pero la US Radium Corporation aseguró a su potencial clientela que sus relojes eran seguros ya que ‘la concentración usada era tan baja que eran absolutamente inofensivos’. Esto era cierto para los productos que llevaban la pintura luminiscente, pero las trabajadoras y trabajadores de la fábrica estaban sometidos a cantidades altamente peligrosas de este material, sin saberlo: la empresa les había asegurado que la manipulación de la pintura era segura, que era completamente inocua.

La US Radium Corporation reclutó a muchas mujeres jóvenes para realizar esta tarea –por ser más habilidosas y además porque les pagaban salarios más bajos que a los hombres–: las instruía para que mojaran los pinceles antes de proceder a la pintura de los relojes; para obtener números suficientemente pequeños, tras pintar cada número, las empleadas debían poner la punta del pincel entre los labios para ‘afilarla’. Confeccionaban más de 200 relojes al día, 12 números por cada uno de ellos, y con cada dígito que pintaban, tragaban un poco de radio. Mientras ellas se contaminaban, los químicos que manipulaban la pintura Undark en el piso superior, lo hacían protegidos con guantes, pinzas, mascarillas y pantallas de plomo.

Una de las mujeres con un tumor en la mandíbula.
Una de las mujeres con un tumor en la mandíbula.

Algunas de las Radium Girls, convencidas de la inocuidad de Undark, incluso coloreaban sus uñas, sus dientes o su rostro con la pintura por divertirse, para sorprender a algún amigo en la oscuridad.

En 1922 empezaron a aparecer los primeros casos de osteosarcoma maxilar entre las empleadas. La U.S. Radium Corporation, que conocía los efectos nocivos de la exposición al radio, no informó a su personal ni tomó ninguna medida de precaución para evitar las contaminaciones. Cada vez aparecían más casos de anemias, fracturas óseas o necrosis de mandíbula.

A finales de la década de 1920, las obreras supervivientes se agruparon para demandar a la empresa. El proceso tuvo un gran eco mediático en EE.UU.: su caso recorrió el sistema legal estadounidense, hasta llegar a su Corte Suprema. La empresa, intentando desviar su culpa, falsificó informes y sobornó a médicos, alargando considerablemente un proceso en el que las demandantes estaban cada vez más débiles y algunas fallecieron antes de ver el final. La enfermedad, en un intento de arruinar la reputación de las trabajadoras, se atribuía a otras causas, como la sífilis.

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Viñeta en un periódico (1928).

Finalmente, cinco de las Radium Girls consiguieron una indemnización, que les sirvió para pagar sus cuidados… y sus funerales, que no tardaron demasiado en llegar.

Sin embargo, su caso tuvo un gran impacto en las leyes de derecho laboral en EE.UU., que estableció compensaciones para trabajadoras y trabajadores y creó procedimientos de seguridad básicos en la manipulación del radio.

Más información

  1. Alan Bellows, Undark and the Radium Girls, Damn Interesting, 2006
  2. Deborah Blum, The Radium Girls, Life in the Undark y A Dazzle in the Bones, Speakeasy Science, Blog PLOS, 2011
  3. William J. Hammer, Radium, and other radio-active substances; polonium, actinium, and thorium. With a consideration of phosphorescent and fluorescent substances, the properties and applications of selenium, and the treatment of disease by the ultra-violet light, Van Nostrand, 1903
  4. Rebecca Hersher, Mae Keane, One Of The Last ‘Radium Girls,’ Dies At 107, NPR, 28 diciembre 2014
  5. Ann Quigley, After Glow – 90 Years Ago Workers At The Waterbury Clock Company Began Dying After Painting Radium On Clock Dials, The Waterbury Observer, 2011
  6. Radium Girls, Wikipedia (en inglés)
  7. Las chicas del radio, La caja de Pandora, Radio 5, 13 de marzo de 2013

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

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