En el año 1995, los médicos Konrad Maurer, Stephan Volk y Hector Gerbaldo descubrieron en los archivos del hospital clínico de Frankfurt los documentos (ver [4]) con el historial y las anotaciones que el psiquiatra Alois Alzheimer había tomado durante las sesiones con su paciente Auguste D.
Auguste D. era en realidad Auguste Deter (1850-1906); había ingresado el 25 de noviembre de 1901 en el hospital psiquiátrico de Frankfurt –el Städtische Anstalt für Irre und Epileptische en el que trabajaba Alois Alzheimer– por iniciativa de su marido, preocupado por el drástico cambio en el comportamiento de su esposa: desorientación, pérdida de memoria, dificultades en la lectura y escritura, paranoia,… Le diagnosticaron en ese momento una demencia presenil y falleció en ese mismo hospital cinco años más tarde.
Tras la muerte de Auguste D., Alois Alzheimer –que ya no trabajaba en el hospital de Frankfurt– solicitó que se le permitiera examinar el cerebro de la mujer al microscopio. El médico encontró lo que se llamaron posteriormente ovillos neurofibrilares, una masa anormal de proteínas compuesto por pequeñas fibras entrelazadas dentro de las neuronas.
En noviembre de 1906 –en un congreso de psiquiatría celebrado en la ciudad alemana de Tübingen– Alois Alzheimer presentó los descubrimientos que realizó al examinar post-mortem el cerebro de Auguste D.; publicó sus resultados un año después (ver [2]).
Auguste D. fue la primera persona en ser diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer. La dramática frase que da título a esta entrada fue formulada con desesperación por la mujer en una de las sesiones con su médico.
Referencias
[1] José Ramón Alonso, La historia clínica de Auguste D., Investigación y Ciencia, 16 diciembre 2015.
[2] Alois Alzheimer. Über eine eigenartige Erkrankung der Hirnrinde. Allgemeine Zeitschrift für Psychiatrie und Psychisch-Gerichtliche Medizin 64 (1907) 146-148 (ver una traducción a inglés en [5]).
[3] Victor M. García González, El descubrimiento del Alzheimer: “el caso de Auguste”, Neuropsicológica, 2 diciembre 2009.
[4] Konrad Maurer, Stephan Volk, Hector Gerbaldo (1997). Auguste D and Alzheimer’s disease. The Lancet 349: 1546-1549.
[5] Rainulf A. Stelzmann, H. Norman Schnitzlein and F. reed Murtagh. An English translation of Alzheimer’s 1907 paper, «Uber eine eigenartige Erkankung der Hirnrinde». Clin Anat. 8 (6) (1995) 429-431.
Sobre la autora
Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.