Anna Connelly, la estadounidense que mejoró el sistema de vías de escape en los edificios

Ciencia y más

La inventora estadounidense Anna Connelly registró en 1887 una patente para una escalera exterior de acero que sirvió como prototipo para la escalera de incendios exterior moderna. Fue, además, una de las primeras mujeres en Estados Unidos en presentar una solicitud de patente en solitario.

Primera página de la patente US368816A de Anna Connelly.
Google Patents.

Anna Connelly nació en Filadelfia, Pensilvania (Estados Unidos), el 23 de septiembre de 1868. Se conocen pocos datos que sobre su vida; se sabe que su madre y su padre nacieron en Inglaterra y emigraron a Estados Unidos, que trabajó en una fábrica de algodón como devanadora y que se quedó viuda a los 51 años.

Entre 1870 y 1920, Estados Unidos experimentó importantes cambios demográficos con millones de estadounidenses moviéndose de zonas rurales a zonas urbanas e inmigrantes (sobre todo europeos) que llegaron al país. Esto llevó al rápido crecimiento urbanístico de muchas ciudades estadounidenses y a la demanda de nuevas viviendas e infraestructuras. Se construyeron edificios más altos y crecieron los barrios marginales con condiciones de vida insalubres para sus residentes.

El peligro de incendios y la propuesta de Anna Connelly

Una de las preocupaciones de seguridad más relevantes eran los riesgos de incendios es esos edificios cada vez más altos y con más densidad de residentes. Las escaleras de incendios eran el principal medio de evacuación de los edificios durante las emergencias; solían consistir en simples escaleras metálicas o cuerdas sujetas a los laterales de los inmuebles, con el peligro que esos deficientes diseños generaban.

Para cuando Anna Connelly solicitó la patente de su invento de escalera de incendios en 1887, en Estados Unidos ya se habían producido varios incendios terribles, como el Gran Incendio de Nueva York (1835), el Gran Incendio de Pittsburgh (1845), el Gran Incendio de San Francisco (1851), el Gran Incendio de Boston (1872) y el Gran Incendio de Chicago (1871).

Anna reconoció las limitaciones de las soluciones existentes en ese momento y buscó una solución más práctica que pudiera implementarse en zonas urbanas sin precisar reformas estructurales demasiado costosas. Este extracto de su patente detalla su idea:

Mi invento se relaciona con mejoras en escaleras de incendios; y consiste en un puente rodeado por una barandilla y con aberturas en los extremos de su piso, como se describe en el presente documento, estando dicho puente adaptado para ser colocado en los techos de edificios contiguos o adyacentes, permitiendo así el paso fácil y seguro de un techo al otro.

Inicialmente, su diseño proponía una ruta de escape ascendente, ya que muchos de los incendios de la época se originaban en las plantas bajas de los edificios. Finalmente, repensó su propuesta y el diseño final de su escalera de incendios consistía en una serie de plataformas metálicas fijadas a los laterales de los edificios, conectadas por escaleras. Estas plataformas eran lo suficientemente anchas como para permitir el libre movimiento de las personas e incluían pasamanos para evitar caídas. El uso del hierro, un material ignífugo, fue otro aspecto clave de su diseño, ya que podía soportar el calor extremo de un incendio y el peso de varias personas utilizando la escalera al mismo tiempo.

La propuesta de Connelly también permitió a los bomberos combatir los incendios con mayor eficacia: las escaleras de rescate de sus coches sólo llegaban hasta el cuarto piso. Usando la estructura ideada por Anna, podían transportar agua a zonas específicas más altas de la estructura. Esta estrategia redujo, además, el riesgo personal para los bomberos, permitiéndoles combatir el incendio con mayor rapidez.

El sistema de escape de incendios de Connelly se popularizó y se convirtió en un elemento estándar en los edificios a medida que la población urbana crecía y el riesgo de incendios aumentaba. Hoy en día, su diseño original ha experimentado algunos cambios, y ahora se utilizan comúnmente materiales como el acero y el aluminio en lugar del hierro. Sin embargo, el concepto central de su invención se mantiene intacto, y las escaleras de incendios siguen siendo una medida de seguridad crucial, especialmente en edificios antiguos. Si bien se han introducido nuevas tecnologías de seguridad contra incendios, como sistemas de rociadores y alarmas, las escaleras de incendios siguen desempeñando un papel importante en las evacuaciones de emergencia, especialmente en edificios que carecen de rutas de escape internas.

Living Fires

Referencias

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.